miércoles, 28 de abril de 2010

La más SOSera que conozco

Creo, sinceramente, que soy lo más SOSero que existe. Nadie me supera. Es que no conozco a nadie que haya estado más en el SOS que yo. Nadie. Y conozco a mucha gente. Desde el primer año acudiendo los dos días y quedándome hasta el final. A ver este año qué tal se me da, que las expectativas están bien altas y hay muuuchas ganas. Fijaos cómo es la cosa, que no me fui de viaje de estudios por esto.


Tengo pruebas que demuestran lo que digo. Aquí os dejo las crónicas:


SOS 2008. 2






¿Has estado alguna vez en el SOS? Más que yo?

¿Irás al SOS este año?

Si me ves, me saludas.

lunes, 26 de abril de 2010

Facebook Love 6.1

Ese mismo día, un poco más tarde...

- "Nena, tu facebook love! lo he visto! Está al fondo! Vamos a acercarnos a saludarlo, con un par." Mi amiga A decía esto mientras me cogía del brazo y me empujaba hacia donde supuestamente estaba mi amor no correspondido...

- "No, mira, no, mejor no, para hacer un sonia, mejor no."
(NB: Mi amiga Sonia se suele armar de valor y se propone ella sola acercarse a un chico a plantarle un par de besos pero una vez que está cerca se acobarda, y más digna que na, pasa de largo rauda y veloz)

Pero mi amiga seguía avanzando tirando de mí hacia lo que podría ser el ridículo más grande hasta ahora en esta historia.

- "Mira no, ¡para! Vamos a pensárnoslo un poco, o hagamos un plan de acción, estudiemos la estrategia..."

De repente, dos sombras se paraban junto a mí. Una de ellas ondeaba la mano para llamar mi atención. Giré la cabeza hacia mi derecha y...

- "¡Ay, hola, amigo del facebook!"
(ERA EEEEEEEELLLLLLL!!!!!!!!!!!)
- "Qué tal?"
(Muax, muax- par de besos) Su amigo nos miraba con cara de extrañez, así que...
- "Hola, yo soy Conch, una amiga del facebook"
- "Hola, yo soy Nacho".
Vuelvo a lo mío...
- "Ya no te conectas"
- "No, no mucho, pero volveré, en cuanto me pongan la línea de teléfono en casa"
- "Bueno pues nada, nos vemos pronto pues, ale adiós!"

Cuando se marcharon, al girarme, me encontré a mi amiga con la mandíbula por el suelo: "¿Qué ha sido eso?"
- "No tengo ni idea, pero me dispongo a saltarme el régimen ahora mismo. Necesito una cerveza... o siete."
- "¡A esta te invito yo! Menudo puntazo. ¿Por qué no le has preguntado a dónde iba ahora?"
- "Ay, amiga, no se me ha ocurrido. La única pregunta que me venía a la cabeza era... ¿quieres casarte conmigo?"

Facebook love 6.0

Desde diciembre que no lo mentaba. La saga continúa, a pesar de todo.

- Nena, ¿sabes a quién vimos ayer en el 609? A tu amor ése del Feisbuk, qué guapo. ¿Qué fue de él? Dejaste de perseguirlo...

No, no dejé de perseguirlo. Sólo que no os lo conté, porque tanto esfuerzo frustrado, tanto atrevimiento patético y tanta tontuna adolescente no era para ser contada. Porque os habría contado la de veces que me lo crucé de camino a la estación del tren y luego a lo mejor intentaba decírselo por el chat y él no me contestaba, y de repente se desconectaba en mis narices...

O cuando le dió por escribir frases en japonés, que yo descifraba gracias a google, y a las que yo respondía en perfecto nipón, también sacado de google... Días más tarde descubrí que es que se había ido a Japón de viaje, lo cual me hizo quererlo mucho más (chico que viaja bien lejos y bien exótico y además come sushi... bonus!). Entonces, no sé cuántos días estuvo fuera -claramente una eternidad- pero durante ése tiempo se conectó más que nunca y además sin parar de poner fotos y hasta vídeos, los cuales yo devoraba y a veces incluso me atrevía a poner un tímido "me gusta". Sin obtener respuesta ni comentario, claro.

Y ahí se quedó la cosa. Hace siglos que no se conecta, pero no le he olvidado, de hecho a veces tecleo su nombre para cerciorarme de que no me ha eliminado de su lista de amigos.

- Pues ayer, al rato de estar allí, llega María y me dice "Me he enamorado". ¿De quién? - le pregunté, ¿del de la barra con la camiseta de rayas? Venga, hombre, ahora quieres. Ponte a la cola que ése es de Conch y mío.

domingo, 25 de abril de 2010

La pedida


Si alguna vez me caso no creo que organice una pedida de mano. Si acaso montara algún tipo de comida familiar previa al día D, sería para que se conocieran nuestros respectivos padres, pero tendría que ser en plan informal y campestre, con viento fresco y que corra el aire. Un arroz en el Venezuela o unos gazpachos yeclanos en Los Chispos sería perfecto. Si por el contrario y por algún casual, ya se conocieran nuestros padres, o no tendría lugar esta comida (conociéndome, estaría a régimen), o tendría como única razón de existencia el mero hecho de juntarnos un montón de gente a comer, y si eso medio concretar el bodorrio, pero ya está. ¿Qué luego hay copas y nos ponemos a hacer el tonto pidiendo manos y prometiendo amor eterno? Pues espero para ese entonces estar tan chispá que me haga gracia la pantomima. ¿Qué les apetece a mis políticos regalarme un anillo con un pedrusco? Pues que no se corten, que yo ni pedir ni despreciar, sobre todo si es bien grande.

Lo que no querría, por nada del mundo, es que hubiera formalidades, protocolos y discursos, sobre todo discursos, que yo con esas cosas me pongo muy nerviosa y lo pasaría muy mal. Y que acordaos de que yo sería la novia y no es plan, además de porque es mi día, estaría escuchando a mi futuro esposo con la cara transformá y el nudo en el estómago mientras el pobre se esfuerza en hacer el paripé. Que luego hay fotos. Esas cosas mejor en la intimidad ¿no?, más espontáneas y naturales.

Otra cosa que ocurre normalmente en este tipo de celebraciones, además de generar muchísima tensión, ¡es que la peña llora! Y yo es que no lloro nunca, y mucho menos de emoción. Es algo que no me sale, otro gen, junto con el de la puntualidad, que no tengo, y a veces hasta me agobia, de veras, lo que daría yo por poder liberar tensiones por medio de lágrimas. Además, en momentos críticos, esa angustia puede derivar en un ataque de risa. Y tanto como si se me escapa la carcajada como si no, ¿qué imagen daría yo como novia? De tonta o que voy de sobrada por la vida, y no es eso, jolín.

Asimismo, si mi futuro esposo cumpliera con el formalismo de pedirle mi mano a su futuro suegro, entonces mi padre tendría que dársela (si lo considera oportuno, claro está) respondiéndole con un discurso que empezaría con el chiste ése que siempre hace, lo cual no sería nada serio. Luego, a su lado, lo estoy viendo, estaría mi madre con la sonrisa felizota y con chiribitas en los ojos, y junto a ella, Alf nos echaría a los tres esa mirada fuera de órbita tan suya que indica que no tenemos arreglo. Y todo este suplicio se me haría eterno.

Todos estos pensamientos me vinieron a la cabeza el fin de semana pasado durante la pedida de mi hermano y, he de decir que, a pesar de que hubo discursos y hasta un PowerPoint, disfruté de una fiesta chulísima que acabó alargándose hasta la noche. Sería porque yo no era la novia o porque la comida estuvo muy rica de principio a fin. O por esas almendricas y ese jamón del aperitivo, por ese cordero, o por los cuatro platos de postre que me zampé. También sería porque me sentí muy a gusto y me lo pasé pipa con los otros quince divertidísimos comensales, especialmente con las dos personas que me flanqueaban: mi padre y una tía de la novia joven y soltera con los que me pude pegar unas risas.

Fue infleta a comer e infleta a amor, que me encantó ver a los novios tan enamoraos y tan queriéndose de verdad. Desde aquí agradezco a la familia de mi cuñada, que son unos solazos, el banquete pantagruélico y lo cómodos y bienvenidos que nos hacen sentir siempre. Es bonito compartir todos juntos la emoción de la cuenta atrás para la boda, para la que quedan menos de tres meses ya. ¡Que vivan los novios!

lunes, 19 de abril de 2010

Agnóstica del amor


Según la Bitterpedia y con ayuda de la Wikipedia...


El agnosticismo amoroso es aquella postura filosófica o personal que, a grandes rasgos, considera inaccesible para el ser humano todo conocimiento de lo romántico y de lo que trasciende o va más allá de lo experimentado o experimentable. El agnosticismo amoroso es una doctrina basada en observaciones y experiencias, y por lo tanto declara como inaccesible todo fenómeno que escape de la experimentación o reproducibilidad. En otras palabras, para un agnóstico del amor, el valor de verdad de ciertas afirmaciones románticas es incognoscible o imposible de adquirir su conocimiento debido a la naturaleza subjetiva de la experiencia.

En algunas versiones esta falta de certeza o conocimientos es una postura personal relacionada con el escepticismo. En otras versiones se afirma que el conocimiento sobre la existencia o no del amor no sólo no ha sido alcanzado sino que es inalcanzable. Finalmente hay versiones en las cuales se afirma que la existencia o no del amor, no sólo no es conocida sino que es irrelevante. En general, los agnósticos del amor consideran que el amor y el cariño no son una parte esencial de la condición humana, pero sí de la cultura y de la historia humana.

Quienes profesan el agnosticismo del amor no son necesariamente anti-amor, siendo el tipo ideal de agnóstico del amor respetuoso con todas las creencias que proceden de una reflexión individual y honesta. El agnóstico del amor entiende las creencias amorosas sólo como una opción personal de cada individuo, que él no comparte.

En pocas palabras, el agnóstico del amor no niega la existencia del mismo. Sólo dice que ésta no es demostrable o que no se ajusta a los supuestos establecidos en las diversas religiones oficiales.

¿Crees en el amor?

domingo, 18 de abril de 2010

Bahama Mama


Menuda semana de gris y de frío. ¿Quién nos ha robado el sol y se lo ha llevado a Galicia? Que es que encima van y me ponen “Murcianos en Miami” en la 7RM. Dedico en la llaga. Con lo a gusto que estaba yo torrándome en las Bahamas hace diez días. Y que todavía alguien me venga preguntando para qué me fui para allá. A ver qué narices se me había perdido allí. Pues fui porque pude, porque existía esa posibilidad, y tonto el que no se coja el crucerito de un día si tiene la oportunidad de hacerlo. Lo hicimos porque mola, ¿o qué? Pues no he fardado yo ni na de bronceado bahameño. “El moreno es de Miami, ¿no?” “Bueno, – dices con tono de insignificancia-, en realidad es de las Bahamas”. Además, por ser el mes de mi cumpleaños, sólo pagué mitad de precio y me salió el chollaco, desayuno, cócteles y cena incluidos por unos cien euros.

La aventura bahameña empezó a las 6:30 de la mañana, hora a la que nos recogió un bus que nos llevó a Fort Lauderdale donde nos esperaba nuestro barco, el Discovery Sun. Antes de embarcar tuvimos que pasar por una especie de aduana de coña, una nave que parecía una lonja, con funcionarios también de coña ataviados con una camisa hawaiana. No parecía serio. De hecho, una de las cosas que más ilusión nos hacía era que nos pusieran un sello de las Bahamas en el pasaporte (yo me imaginaba un hibisco) pero no, nos los retuvieron en sus mostradores de pacotilla y a cambio nos pusieron unas pulseritas de esas pa hincharse a copas.

Antes de siquiera explorarlo, lo primero que hicimos nada más subir al barco, fue lanzarnos al buffet del desayuno donde, entre otras delicias, disfrutamos de unas jugosas tortitas con sirope de arce calentico por encima… Ideal para el posterior momento bikini. Tras eso, una vez localizadas unas tumbonas junto a la piscina, me decidí a dar una VDR (vuelta de reconocimiento). Volví escandalizada. No eran ni las 9 de la mañana, ni habíamos zarpado, que ya había gringos bailando el limbo con una cerveza en la mano. Y justo estaba contándoselo a mis compis, cuando pasó por nuestro lado un camarero transportando unas piñas con pajita y sombrilla… “How much?” “$4”. Pues ponte 3, my friend, que nos ha dado sed de repente. Recuerdo que me hice fotos con la piña, que estaba riquísima, recuerdo que el barco zarpó, que hacía viento, y un solete más rico... Dos horas después me desperté entre mis dos amigas durmientes. ¡La piña nos había noqueado! Menudo espectáculo debimos de dar, todo el mundo de fiesta y nosotras fritas. Y la cara me ardía, y el escote, y los pies… ¡Aaaarrgh!

Un par de horas después arribábamos a Freeport, en la calurosísima isla de Grand Bahama. Un autobús nos llevaría a Taino Beach, un resort de esos que salen en las pelis con piscinaca y playa privada. Al llegar, un negro uniformado con polo y shorts blancos nos proporcionaba un Bahama Mama, otro cóctel, regalo de la casa, que hacía juego con mi nuevo color de piel. Entonces, como hipnotizadas, nos dirigimos a la playa. De la emoción saltábamos en silencio y nos hacíamos miles de fotos mientras se nos derretía el Bahama Mama. Tan sólo teníamos una hora allí, lo justo para pasearnos, probar ese océano de cuatro tonalidades de turquesa y secarnos al sol, con protección 30 y yo tapada con mi vestido. Poco después nos llevaron a Port Lucaya a pasearnos por las tiendecitas de artesanía.

El viaje acaba con otro ataque salvaje al buffet del barco para cenar, un karaoke con temazos súper actuales como “Bésame mucho” y “De niña a mujer”, y con unos espontáneos guatemaltecos, venezolanos y colombianos que nos sacaron a bailar salsa entre cóctel y cóctel. ¡Hip!

Que si he pensado en las Bahamas esta semana. Pues no, nada.

sábado, 17 de abril de 2010

OC: La pedida

Vamos mal.

A ver, en el último mes, entre Sierra Nevada, el finde en Madrid, Miami y lo débil que es una... Vamos mal. Pero mal, mal. Todavía recuerdo la cara que puso el endocrino el mes pasado cuando descubrió que no había perdido nada (yo le avisé) y me da escalofríos el pensar la cara que pondría ahora mismo si me viera.

Hoy, a pesar de ser 17 NO me peso. Os quedáis con la intriga, majos. Pero no por miedo a mostraros mi estrepitoso fracaso, ojo, sino porque no tengo peso. Estoy en Madrid y hoy ha sido la pedida. Hemos pedido a mi cuñá y, además, muy propio de su familia, nos han ofrecido una comida pantagruélica, con lo cual, peor.

Dicho esto, y echando un vistazo al horizonte, os confirmo que seguimos con el plan acordado y hay que llegar a la meta. La Operación Campanile sigue en pie. Quedan tres meses y pocos eventos (una boda, un bautizo, algún que otro cumple, la despedida de soltera...). Estamos animados.

Así pues, volveremos a hacer cuentas el próximo 17.

martes, 13 de abril de 2010

3 day detox

Suena increíble pero es cierto, llegué de Miami con 4 kilos de más, lo cual parece un disparate pero se entiende si os cuento que comí el cuádruple (sin exagerar, tengo testigos) y me moví cero. Yo, que ya había acostumbrado a mi cuerpo (serrano) a hacer una hora diaria de actividad física, creo que el ejercicio más brusco que hice en mi semana allí fue darme media vuelta en la tumbona.

A lo que iba. Al llegar a Murcia, hecha una valiente y con las piernas que parecían dos columnas de estilo dórico, decidí enfrentarme a mi peor enemigo: la báscula. Y lo vi: 4 kilos como cuatro soles. Decidí así pues empezar un estricto plan de ataque.

Detox day 1 - 1 kg menos que ayer. Pura agua, mis piernas ya vuelven a parecer mis piernas. ¡Vuelvo a tener tobillos!

- Desayuno: Tres vasos de agua y un café con leche.
- Salgo a correr, y noto que me pesa el culo. Y tanto. Estreno mis Nike Air, que son la gloria bendita. Lo malo es que me he puesto un calcetín algo corto y me salen sendas ampollas en cada pie. Si corro me duele menos así que ¡a correr!... 5 kilómetros en total, not bad.
- Media mañana: Té verde.
- Comida: Queso fresco y una manzana. Mi intención era tomarme un caldo calentico antes pero me lo dejé olvidado dentro del microondas.
- Se me hace tarde para el tren, me tengo que ir en coche, no camino como era mi intención.
- Merienda: Manzana y mucha agua.
- Cena: Barrita de sustitución y mucha agua.

Detox day 2 - 2kg menos que ayer. Esto marcha.

- Desayuno algo más contundente: agua, zumo de naranja, tostada con tomate.
- Café con Luigi.
- Andar con el culo prieto a La Fama y La Flota, 20-30 minutos.
- Media mañana: 2º zumo y media tostada de tomate
- Vuelta de La Flota andando, momentos de power walking.
- Comida: Ensalada y manzana.
- Voy a la estación andando rapidísima, 15 min.
- Merienda: Café con leche y manzana
- Mariluz me ofrece una galleta de dinosaurio y le digo que no, gracias.
- Vuelvo de la estación andando, otros 15 min de power walking.
- Cena: Caldo y Queso fresco.
- Infusión robada del Hilton Downtown Miami de manzana y canela.

Detox day 3Hoy no me peso, no puedo ser tan histérica.

- Me quedo durmiendo, con lo cual se me escapa el tren, con lo cual me tendré que ir en mi coche, con lo cual, no ando.
- Desayuno en casa: Zumo, café con leche y agüica fresca.
- Media mañana: Tras una hora de intenso trabajo (ejem) me da la hambruna de mi vida. Sucumbo a la tentación y me pido en la cantina mitad de un pan-pizza.
- Comida: Después de un buen rato mirando el triste interior de mi nevera, me decido por una ensalada, que sólo lleva verduras, ni queso fresco, ni atún, ni un triste grano de maíz. Fresas de postre.
- Cortado.
- Me voy andando a la Flota con el ipod a to lo que da, 30 min ida, 30 min vuelta.
- Coca cola light.
- Cena: Barrita y agüica fresca.
- No salgo, quedo con mi príncipe a ver una peli y me porto suuuuper bien.

Day 4 - 1 kilo menos!

Ya estoy como antes de Miami. Prueba superada. Chachi.

lunes, 12 de abril de 2010

...Y ahora las cortinas!


Me acaba de llamar el de las cortinas, el payo. Por una parte ¡por fin!, que las encargué en febrero (como lo leéis) pero por otra... No sé cómo pijo voy a pagarlas.

Pero vamos, lo de siempre, es volver de un viaje más pelá que la vida, habiéndome dejao los cuartos en algún outlet maldito, que empiezan a surgir gastos inesperados. Y que el money management se me da fatal, soy totalmente consciente. O si no, vean:

Primero están las púas, que debo todavía de Sierra Nevada y de Miami ni os cuento. Y porque El Vestido (con mayúsculas) me lo han regalao por mi cumple, que ésa habría sido una buena. (Gracias, P+M, por, una vez más, salvarme la vida).

Si conecto con el tema vestidos, me falta uno para un bautizo, "algo pa encima" para otro y unos zapatos para una boda. De los aderezos tipo tocado he decidido pasar. Y todo eso además es para YA, con lo cual no me da tiempo a cobrar. Bien.

La peluquería es otro temazo del que creo que voy a pasar, y de posibles tratamientos de belleza faciales o corporales mejor no hablemos... Se acabó la fiesta, pijo.

Luego están las gafas, tanto las de ver como las de sol. Las de ver se me cayeron el otro día y el cristal tiene un pequeño esportillao... Y las de sol no sólo están ya horrorosas, sino que se me caen.

Luego está el reloj, que se me paró justo antes de Miami y me gustaría arreglarlo. Me compré uno de emergencia de 10 euros que hace su papel y tal pero...

También tengo que hacer un par de regalos de cumple, uno de boda, me hacen falta Nespressitos, el abono mensual del tren, comer... (Menos mal que esto último es poco).

Huelo a rescate.

Volver


Volver a Murcia de mis vacaciones en Miami y las Bahamas el día del Bando a la 1 del mediodía y ver que, no sólo hace 14 grados, sino que también está gris y chispea. Y yo con chanclas cruzando Verónicas y la petadísima Plaza de San Pedro arrastrando maleta. De dónde habrá salido ésta con estas pintas, se preguntarán todos estos huertanos de bien.

Volver a vestirme de huertana a pesar del jet lag. Mi cuerpo me dice que son las 8 de la mañana y me recuerda que no he dormido nada esta noche. Además tengo las piernas que quiero cortármelas, hinchadas tras el vuelo trasatlántico. Por supuesto ni el delantal ni el pico están planchados, me aprietan las ligas y no encuentro los pendientes, pero la ilusión es lo que cuenta y al final lo consigo. Me lanzo a la calle más bonica que na.

Volver a cruzarme con muchas chicas vestidas de huertano, en ocasiones de lo más moderno, que a algunas las veo muy duchas en el arte del maxi-tunning del traje regional. Una pena, de verdad, que vais horrorosas. Si es que hasta me pareció ver a Lady Gaga y a Amy Winehouse bailando el chipirrín ¿puede ser?

Volver a ver ambulancias y criajos borrachos, algunos en estado comatoso, tirados por los parques desde bien temprano. Más pena todavía.

Volver a las Trincheras y ver a la gente de toda la vida, porque es que, año tras año, sin fallar desde yo que sé cuándo, estamos los mismos de siempre ahí. Una diferencia de este Bando que me mola especialmente, en el sentido más irónico de la palabra, es la chapa ésa que dice “El huertano no ensucia, lo deja to apañao”, proveniente de la campaña ésa idílica de “Este Bando lo recogemos entre todos”. Me pregunto si los de la chapa recogieron su botelleo al terminar, o si ese día no hicieron pis en la calle.

Volver a casa temprano, con las medias por los tobillos y los claveles chuchurríos, que es que hay un momento en el que una dice que hasta aquí hemos llegado y que mañana hay que madrugar.

Volver a subirme a la báscula, con un par, y volver a poner a Dios por testigo (zanahoria en mano) que voy a hacer tres días de desintoxicación, ni barracas, ni na de na. Serán tres días (durísimos) de líquidos, ensalada, frutica, queso fresco y barritas de sustitución, que es que menudo saque, amiga, que no tengo hartura.

Volver a salir a correr por la vereda del río. Me pesa el culo un disparate y me van a salir agujetas hasta en el carné de identidad, pero mis seis kilómetros no me los quita nadie.

Volver a tener prisa y mucho que hacer. Volver a perder el tren. Mierda.

Volver al trabajo y que mis compañeros envidien mi bronceado bahameño. Entrar a clase y que mis alumnos me hagan un poco la pelota: “Teacher, qué guapa estás”. Y empezar la clase con algo así como… “Venga, en parejas hablad de lo que habéis hecho estas vacaciones”, a ver quién de todos nosotros está más espesico y con menos ganas.

Volver a tomarme el aperitivo la mañana del Entierro de la Sardina con el ruidaco de las charangas. Volver a dejar que un sardinero me toque una teta con la excusa de ponerme una pegatina, al mismo tiempo que me suelta alguna procacidad, qué remedio.

Volver a celebrar mi cumple, que fue el lunes pasado. Será esta tarde, en mi casa, con una merienda salvaje. Lo sé, no tengo arreglo, no paro de crear ocasiones para jalar.

Volver a verte y comerte a besos y abrazos, que te he echado muchísimo de menos.

martes, 6 de abril de 2010

De la nada a la mermelada


Mi amiga B al final sucumbió al encanto de un miembro del Clan de la Chaqueta de Terciopelo, quizá el más anaranjado de todos: “Sí, tía, yo voy dos días a la semana al Solmanía”- le dice sin complejos. Mi amiga, ante mi cara de estupefacción, dice que el payo es tronchante, que es muy bromista y que sin embargo, que no me preocupe, que justo por eso nunca se enamorará de él, que a ella le gustan los serios. Que de momento le hace gracia y le entretiene y han quedado para cenar, un par de cines y hasta un café en casa de ella, pero que no ha pasado nada, ni siquiera un besico en el portal. Lo cual confirma mi teoría de que esos besos son una especie en extinción. O eso o es gay.

Me cuenta mi amiga, para que me deje los prejuicios e intente entenderla, que la semana pasada, cuando lo invitó a un café en su casa, el tío quedó fascinado cuando descubrió que B bebía leche de soja. “¿Has probado la de chocolate?”- le preguntó casi en éxtasis- “porque está riquísima, pero riquísima. Así, se tomaron el café entre risas y al ratico el aterciopelado se marchó. Diez minutos después sonaba el timbre. Era el naranja sonriendo de oreja a oreja, sosteniendo entre sus manos un brik de leche de soja de chocolate.

Vale, me desprendo de algún prejuicio, démosle el beneficio de la duda al chiquillo, que hay que reconocer que es un detallazo por su parte, especialmente siendo algo tan poco habitual entre los maromos de mi generación, y que tiene su gracia. Entonces mi amiga, como prácticamente le doy mi bendición, me sigue contando.

Resulta que al chico le gusta dar masajes y, viendo que mi amiga se retorcía tras una dura tarde de trabajo, se ofreció a darle uno el sábado por la noche. “Será una noche de relax” – le aseguró. Así pues, el sábado por la tarde hablaban para concretar cuando el tío le informa: “Te he comprado leche de soja, colacao light y mermelada de dos tipos porque no sé cuál te gustará para desayunar”. “¿Peeerdona?”- le contestó mi amiga- “¿pretendes pasar de la nada a la mermelada? ¡Si ni siquiera me has besado!”. Aún así B decidió acudir a la cita, pero en su coche, por si tenía que salir corriendo.

Al llegar a casa del repeinao, el tío le había preparado la cena con un montón de esmero. Tras la cena se sentaron en el sofá para ver una peli y dice mi amiga que, como si de magia se tratara, encontró el hueco perfecto junto a él, se acurrucó bajo su brazo y se sintió… cómoda. Poco después, como era de esperar, hubo beso…

A la mañana siguiente, tras un suculento desayuno de los campeones, con sus dos tipos de mermelada, mi amiga se marchó a casa y no había aparcado el coche en su garaje cuando ya tenía un mensaje de él: “Ya te echo de menos”. Dice mi amiga que lo tuvo que leer varias veces para digerirlo.

¿Ahora qué? ¿Nos lo creemos? ¿Y si el tío es un profesional? ¿Y por qué nos tenemos que hacer estas preguntas? Esto último es lo que más me molesta. Cabe la posibilidad de que este tío (nótese que ya no lo llamo aterciopelado ni anaranjado) sea estupendo. Cabe la posibilidad de que este tío esté de verdad, de una manera genuina, loco por mi amiga. Y sin embargo, mi amiga B y yo, cegadas por nuestros prejuicios o por nuestro pasado repleto de mentirosos, no nos hemos querido creer que quizás todavía existan tipos así.

Estos días, en mi ausencia, he dejado a mi amiga B el encargo de que sea prudente y se fije más en los hechos que en los dichos. ¿Habrá sido una semana de amor loco y desenfrenado? ¿Me devolverá esta historia la fe en el género masculino? Estoy deseando que llegue el día del Bando y me cuente.