lunes, 28 de octubre de 2013

Fuera de serie

La boda de R se nos fue de las manos. Varios días antes ya había quedado el plan definido: que a las 2 de la madrugada, como muy tardísimo, y habiendo cuidado muy mucho la ingesta de alcohol, nos volveríamos a casa. Para así, a eso de las 9 de la mañana, ponernos en marcha rumbo a Madrid, para asistir al Festival de Series de Canal +. Además, era mi primer viaje en Blablacar y no podía cagarla. 

Para los que no saben de lo que hablo, empezaré definiendo el Blablacar como una de las grandes invenciones del siglo XXI. Sostenible, ecológico y anti-crisis, es el medio de transporte más rentable que hay ahora mismo en el mercado. El carpooling de toda la vida, que dice mi amiga O, que es americana, ha llegado por fin a España de manera oficial. Se trata de una web, con tintes de red social, en la que sus usuarios publican sus viajes en sus vehículos particulares con plazas libres o buscan otros donde acoplarse. Yo publiqué mi viaje a Madrid, que a final de mes y con la que me está cayendo, pensé que sería genial compartir los gastos de gasolina, probar de una vez el Blablacar del que tanto hablan mis amigos y por qué no, conocer gente nueva, que eso siempre es algo guay.

Conseguí bajarme de aquella tarima maldita pasadas las tres de la mañana. El sorbete de mojito, Raffaella Carrá, ese disc jockey rebotao con nosotros, y un par de micrófonos que se quedaron abiertos tuvieron la culpa. Sin embargo, sorprendentemente, me desperté como un resorte y hasta diría que como nueva, 6 horas después, dispuesta a recoger a mis pasajeros en la Plaza Circular.

Llegamos todos puntuales, y resultó que, tanto J como N, mis blablacars desconocidos, eran ambos actores. Uno murciano y el otro argentino, se conocían de antes, lo cual me congratuló, porque garantizaría buena conversación y buenrollismo, y que a I y mí todo ese mundo artístico también nos va.

Así fue, un viaje fantástico, con grandes temas de conversación, buenas risas y buena música. Igualmente, tal y como dicta la costumbre, hicimos la parada de rigor para tomar café y miguelito en La Roda. Allí fue cuando de repente, el camarero le pidió un autógrafo a N, el actor argentino, y acto seguido salía de la barra, junto a un par de camareros más, a hacerse fotos con él con el móvil. I y J se sonreían y yo no me enteraba de nada. Tampoco tuve ocasión de preguntarle a I secretamente “¿Quién es?”, pues él también se subió al carro de las fotos con el actor argentino misterioso. “¿Me puedo hacer una yo también? Es que a mi padre le va a hacer mucha ilusión”.

Qué dos horas restantes hasta Madrid pasé, sin saber quién era y sin poder preguntarle a I. La curiosidad me comía y no encontré la manera de averiguarlo en nuestra charleta sin que se me viera el plumero ignorante. Y es que yo no veo la tele si no son series guiris o programas de reformas y claro, en ninguna de las dos cosas podría cuadrar este hombre.

Lo primero que hice, cuando nos despedimos de nuestros actores en Atocha, antes siquiera de poner el GPS, fue preguntarle a I de una vez por todas. “Es Néstor Gutiérrez, el que hace de Aconcagua, uno de los camareros de Aída”. Claro, ahora tenía todo sentido.

Horas más tarde, en una de las proyecciones del Festival de Series, en un fantástico reportaje sobre las series españolas, lo veríamos en su papel, detrás de la barra del bar de Mauricio Colmenero. 

Néstor G, fuera de serie

sábado, 26 de octubre de 2013

Cuatro añazos

Ayer, 25 de octubre, hizo cuatro añazos de mi primer artículo en el diario La Opinión de Murcia. 194 artículos llenos de vivencias, algunas más absurdas que otras que, por lo que parece, os mantienen entretenidos.

También es verdad que este último año he descansado más de una vez, pero confirmo que aun así sigo en pie, o más bien sentada frente a mi ordenador escribiendo.

Me gustaría entonces dejaros los 10 artículos que más os han gustado de este último año, por si os apeteciera leerlos o releerlos :)

1. Postureo primaveral, sobre lo mucho que nos altera la primavera, especialmente con una tarifa de datos por medio y un par de filtros de instagram.

2. Menos sombras, sobre el dichoso bestseller, pero que me dio la oportunidad de asistir al Salón Erótico del Levante a hablar de ello en una mesa redonda. (Lo cual conté en este otro post)

3. Cosas sensacionales, como su propio nombre indica, un artículo sobre un montón de cosas ídem.

4. Ciertas cosas, un post sincero con reflexiones sobre el sexo opuesto. Sólo diré que me ha sorprendido releerlo, después de tanto tiempo.

5. De vuelta en la ciudad, que habla del retorno a la vida social tras un tiempo de recogimiento.

6. Una chica con suerte, post pre-navideño sobre lo afortunada que todavía a día de hoy me siento.

7. Desde mi túnica, donde narré la procesión de Viernes Santo vista desde mi capuz.

8. Caballos del vino, sobre un día chulérrimo que pasé de fiesta en Caravaca de la Cruz.

9. Egobloggers, que podríamos considerar un post nostálgico... con un toque muy bitter.

10. Mujeres que molan, sobre, entre otras cosas, mi experiencia como modelo fotográfico en el que fue el evento del año.

miércoles, 23 de octubre de 2013

Girls just wanna have fun

Me acordé del mito del taxista rollero. Ése que en un trayecto de diez minutos te pone al día de lo que acontece en el mundo, añadiéndole sus opiniones, indignaciones, grandes dosis de mala leche y algún que otro taco, y ahí estás tú, atrapada en el sillón de atrás, escurrida en la piel negra, deseando llegar a tu destino o que se calle ya de una vez. Pero ésta no era taxista y me tenía más atrapada aún si cabe. La escapatoria es imposible cuando estás en una camilla, medio en cueros y te están depilando. Ella tenía el poder. Y también ganas de hablar. Que si tenía algún plan para el fin de semana, me preguntó. “Pues… no”, le contesté ocultándole la verdad, que a ella qué le importaba. “Pues yo me voy de despedida de soltera” y me puse a buscar la cámara oculta y el detector de mentiras pues ése era mi mismo plan. O casi.

Durante el día, la novia disfrazada de colegiala, aderezada con todo tipo de accesorios fálicos, cuernos de diablesa, tutú y banda a lo Miss que rezara “Novia a la Fuga”, se pasearía por el centro de Murcia mientras sus amigas cabritas la jalearían, conjuntadas con camisetas que pondrían “la Mari se nos casa” y, al ritmo unísono de “Esa novia cómo mola, se merece una ola”, se recorrerían la ciudad. Para luego ir a una cena fina, de carne a la brasa y espectáculo de sexy boys, finiquitado con tarta fálica y cubatas sorbidos con fajitas con la forma adecuada. Se le notaba a la legua la juventud, pensé, y que era su primera despedida. De mi grupo de amigas, R es la séptima en casarse, y de despedidas diré que en los últimos ocho años he hecho algo parecido a un máster y que la madurez, y quizá tanto falo, nos ha hecho darle un giro a la cosa, y que una ya tiene una edad.

Para la despedida de R barajamos varias opciones. Varios menús, tipos de tarta, tappersex, copazos premium, un palco en el Teatre y hasta unos cócteles afrodisíacos. Sin embargo, lo que tiene la madurez y las amigas con hijos, por mayoría decidimos celebrarlo durante el día, con una comilona y hasta que el cuerpo aguantara, que en mi caso noto que ya es poco.

Lo que pasa en una despedida se queda en la despedida y, tras el aperitivo con patatas de la Torre en casa de la novia, nos fuimos al One Living Bar. Nos prepararon un salón separado con biombos para mayor privacidad, la mesa decorada con rosas de papel y, en una de las paredes, un póster con fotos nuestras a modo de photocall. El menú riquísimo, con pijadicas de esas que a todas nos gustan, y alguna que otra cosa raruna japonesa que tuvimos que consultar en google. Regalicos personales, risas con cosas que no contaré jamás y alguna que otra confesión inesperada. Que lo que importa es juntarnos, puesto que cada vez es más difícil con tanto trabajo y tanto crío. Tras la gran sobremesa y charleta con gintonics, bajamos al centro en tranvía. Yo ya las dejé, que la edad y los tacones no me permitían seguir más tiempo de farra. Lo que es la vida, pensé por el camino, que lo que más me alegraba era que no tendría resaca al día siguiente. Con lo que yo he sido, también pensé, ¿será que ya no me lo sé pasar bien?

Dos días después volví al One para una cerve tranquila after work con M, I y A. Lo que se suponía una anodina tarde de martes fue alterada por la historia de A, que decía que se había echado novio, pero que él no lo sabía. Un tío con el que coincide todas las mañanas para tomar café, pero del cual no sabe ni su nombre ni a qué se dedica. Claramente el amor de su vida, sólo había ahora que pasar a la acción. A, ¿a qué esperas para darle tu teléfono? Pídele fuego, dale tu número en una servilleta, que el “no” ya lo tienes. Y es que qué bonita historia podrías contarle a tus nietos, o simplemente qué guasa tendríamos para rato.

Esta semana iré a desayunar con A, que quiero presentarle a su novio. Puede que ya no dure tanto de farra, pero definitivamente durante el día, todavía sé cómo pasármelo bien.

jueves, 17 de octubre de 2013

#BirraSeries Murcia: Episodio Piloto

Esta anoche asistiré al primer #BirraSeries que se va a realizar en Murcia y, a pesar de no haber visto Breaking Bad, estoy emocionada perdida. Yo hablaré de Homeland y Newsroom, que me molan mucho más. Y ya como saquen el tema Friends o Sexo en Nueva York... ¡la lío!

Que ¿qué es un #BirraSeries? Entérate aquí.


lunes, 14 de octubre de 2013

Deformación profesional

Fue la negrita de ese email, o más bien la rojita subrayada. “Último día para apuntarse: 3 de octubre”. Yo, que iba como loca pues ya era la hora de irme a casa, le pregunté a A: “¿Qué día es hoy?”. “Tres de Octubre”, me contestaba sin prestarme atención. Así, rápidamente, casi sin leer, rellené mis datos en la instancia online y poco antes de apagar el ordenador comprobé que me había llegado el email automático con el comprobante de inscripción. Por fin me había llegado la convocatoria de mi ansiado curso de formación y me había apuntado dentro de plazo, ya podía irme a casa tranquila.

No fue hasta tres días después cuando, mirando de refilón la bandeja de entrada, leí: Inscripción al Curso de Contabilidad. ¿Quéeee? ¿Peeeerdona? ¡Pero si yo soy de letras! No era ése el curso en el que me quería inscribir. Volví a mirar el email y me había matriculado en de la línea de abajo. ¿Ahora qué hago?, pensé. ¿Qué le explico yo al director del curso que me ha admitido? ¿Que iba con prisas, que soy una persona caótica y que yo en realidad no quería, oiga? Por unos segundos creo que entré en pánico, pero luego pensé en el destino, en el por qué de las cosas, en probar cosas nuevas y en que el saber no ocupa lugar. El caso es que un curso de formación nunca viene mal, ¿no? Entonces, aunque sólo fuera por ahorrarme la vergüenza de contarle mi vida al organizador, toda valiente decidí lanzarme a la aventura y que fuera lo que Dios quisiera. Ese martes tarde empezaría mi curso.

Seríamos unos veinte en aquella sala, todos con una cara de “he venido obligado, yo en realidad no quería” que se notaba a la legua. Yo, que me lo había tomado con filosofía, me senté, todo animosa y dispuesta a todo, en uno de los ordenadores mejor situados de la sala. Mi gozo en un pozo cuando me di cuenta de que no rulaba la aplicación con la que se suponía que iba a trabajar las siguientes horas de la tarde. No era la única, por lo que el profesor decidió explicar los conceptos básicos haciendo él de modelo mientras nosotros mirábamos la pizarra digital durante tres horas sin descanso.

Al mismo tiempo, esa misma tarde, I hacía un curso de coaching. De esos con tests de personalidad, dinámicas de grupo y cosas chulérrimas y extrañas para conocerse a sí mismo y ser mejor persona y mejor trabajador. Al día siguiente haría otro para emprendedores, sobre cómo montar tu empresa y no morir en el intento. Y qué casualidad, que también ese día, en el facebook, mi amiga M, con el don de la oportunidad, colgaba un corto llamado “¿Bailamos?” sobre una niña y su padre, que la obligaba a estudiar y aprender inglés mientras ella sólo quería bailar. El padre cortarrollos intentaba impedir lo que es inevitable en un niño, las ganas de jugar y sus sueños de ser bailarina, mientras una risa en off denotaba lo equivocados que, como él, están algunos, que piensan que estudiar una “carrera con salidas” es la única opción válida hoy en día. “Estudia lo que te gusta y trabaja en lo que puedas”, me dijeron mis padres, y lo que era una carrera sin supuestamente más salidas que ser profe es lo que me está dando de comer. Que tampoco es la norma entre los de mi promoción desgraciadamente. Por otra parte, también tengo tres amigas bailarinas que nunca han estado en el paro, y mis amigas que lo están tienen estudios, formación extra e idiomas.

Muy complicado todo y mucho me he comido la cabeza con el tema de la formación esta semana. Casi tanto como con mi curso de contabilidad. El segundo día fui más lista y me senté junto a una chica cuyo ordenador funcionaba y además parecía entenderlo todo a la perfección. Yo creo que al final algo estoy aprendiendo y confieso que hubo ratos en los que me lo pasé hasta bien. Efectivamente, adquirir nuevos conocimientos nunca está de más para nadie, esté en el paro o no y que, quién sabe, puede que me sirvan para algo en un futuro. ¿Te hago un presupuesto?

¿Bailamos?

Este vídeo lo descubrí gracias a mi amiga M, que casualmente fue mami de Mini M este sábado. A ella, que ahora empieza una nueva vida, se lo dedico yo, para que con todo lo que se le avecina, no se le olvide bailar.


¿Bailamos? por dm_523e02e4c6a97

jueves, 10 de octubre de 2013

Canciones parejiles

He decidido que, mientras pueda (que no siempre es fácil) voy a volver a eso que he hecho siempre de poner en mi blog cancioncicas que descubría o me recordaban a algo o simplemente me molan y punto.

Os pongo 3 descubrimientos fantásticos de los últimos días.
En el episodio de hoy: Canciones parejiles. (Duetos o que tratan de dos personas.)

1. True love, de Pink que me mola toda featuring. Lily Alen! No puedo ser más fan. Y la letra es guay, puro amor! ;)



2. Fire, de AYO, de la que somos muy fan de muchos tiempos mi querido L y yo (aquel fantástico Down on my knees...) y featuring Youssoupha. Encantada, oye.



3. Honey & I, de HAIM, que nos quedamos sin verlas en el SOS 4.8. Nos deben una!

lunes, 7 de octubre de 2013

Egobloggers

Paula Echevarría
Partimos otra vez del hecho de que yo de moda no tengo ni idea, pero últimamente parece que los elementos se están empeñando en que me fashionice y que yo, que siempre he escrito sobre fiestas, conciertos, especímenes de la noche y en definitiva, sobre lo que me ha dado la gana, ahora sólo hable de las bondades de los diseñadores murcianos y de todos esos eventos súper cool a los que me invitan. Que no me quejo, oiga, pero empiezo a dudar sobre quién soy, de dónde vengo y a dónde voy.

Pues eso, de nuevo un eventillo relacionado con la moda cayó esta semana. La presentación de los cursos del Instituto Internacional de Imagen y Moda, dirigido por mi amiga Carmen Martínez Morales. Y allí que me presenté, recién aterrizada de Lorca, con lo que quedaba del maquillaje de la mañana y mi atuendo que gritaba “profesora de secundaria”, a sentarme entre monísimas de uñas de porcelana, ondas de peluquería, accesorios chulérrimos y gafapastismos imposibles, mientras yo, ahí guiñá, todo miope, maldecía haberme dejado las mías en la cartera del curro. Qué narices hacía ahí alguien como yo, nos preguntábamos más de una seguro.

Tras una fantástica charla por parte del Prof. Manuel Pérez Sánchez sobre la historia del traje, llegó una mesa redonda sobre moda e internet. Junto a Paula del Vas, una community manager y una blogger, se sentaba mi amiga Miriam Alegría, que al día siguiente triunfaría con sus #tiosquemolan. Tendencias y coolhunting, street style y shop online, blogs y redes sociales y de repente, la palabra egoblogger, que me dejó tan loca que la tuve que mirar en google en ese mismo momento. ¿No se suponía que un blog es un diario y por lo tanto son todos “ego”? Pues sí, pero no, pues el concepto de egoblogger es lo más ego en la escala de los blogs, hasta límites absurdos, tontunos, ingenuos e infantiles. Un blog especializado en moda las ponía un poco a parir, y confieso que respiré aliviada porque, a pesar de escribir sobre mi caótica vida, nunca seré una de ellas.

Entonces habló la egoblogger de la tertulia y no pude evitar prestarle atención. Se le notó la juventud, pues hablaba de ilusión y de empezar un blog con entusiasmo. También le noté el olfato de negocio cuando instaba a las asistentes a especializarse y encontrar un nicho. Y claro, tuve que hablar, porque yo de moda no sabré, pero cuándo se me ha visto a mí callarme una. A mí mi blog me da mucha vida, pero también me la da mi trabajo (más de la que quisiera), mi familia y mis amigos. Sin embargo, hace años entendí que si no te lo tomas como una obligación, ni ilusión, ni blog, ni na de na, por mucho ego que tengas. Y por supuesto escribir de lo que os salga, que lo del nicho y las oportunidades vienen después, o no, pero siempre habría que escribir sobre una misma, pues los blogs son parte de nosotros y si dejáramos de escribir dejaríamos de ser quien somos. Y así, con mi discurso a lo Jerry Maguire y su “you complete me” causé furor, y algún que otro sarpullido, entre los asistentes.

Un par de días después volvió a salir el tema en una cena con expertos de la industria de la música, la noche antes del Big Up. “Yo te conocí por tu blog”, le dijo T a uno de ellos. Y con su respuesta no pude sentir más sintonía, aunque también mucha pena: “Ya no tengo tiempo, el trabajo no me deja. Ahora mi tiempo libre lo prefiero pasar en la playa, donde voy sin móvil. Cualquier tipo de pantalla es para mí trabajo”.

Cuando llegué a casa (a las mil, después de tres conciertos en la 12yMedio) encendí el ordenador para buscar el blog de este tipo. Efectivamente, abandonado desde hace 6 meses, pero empezado hace más de 10 años, cuando las egobloggers jugaban a las Barbies, descubrí un blog sencillo y casi prehistórico, de divagaciones egocéntricas sobre lo que venía en gana. Sin plantilla de diseño, sin contador de visitas ni, por supuesto, el más mínimo Google Ad, se trataba de una auténtica joya de blog vintage cuya primera entrada ya establecía que “escribir sobre música puede ser un acto inútil y egocéntrico”, al mismo tiempo que erróneamente vaticinaba que probablemente se cansaría de escribir a la semana. 

miércoles, 2 de octubre de 2013

Cosas sensacionales

De las cosas de las que más orgullosa me siento estos días es de cuando mi amiga R, que se casa en tres semanas, me hiciera caso en una recomendación. No en un consejillo cualquiera, que yo además no soy experta en bodas (Dios me libre) ni por supuesto en moda, ni de nada en realidad. Pero sí me hizo ilusión, a ella que desde que la conozco ha ido a la última en cuanto a estilo y tendencias, recomendarle que se pasara por el atelier de Fanfan et Poupi, por si quería echarle un vistazo a algún tocado para su boda. Pues me escuchó y fue, le moló y se ha encargado un no sé qué. “Tiene cosas sensacionales, Conch, gracias”.

Foto de carolavintage.wordpress.com
Como decía, yo de moda no sé mucho, pero sí me interesa cada vez más. Sobre todo si se trata de los diseñadores locales, que aquí en Murcia hay maravillas, y sobre todo si se trata también de lo que están haciendo amigas mías creativas y molonas. La prueba de ello, y además triple, la tenemos en la Calle San Patricio. El atelier más bonito jamás se aloja en un primer piso de esa calle (aunque lo podéis ver gracias a los ventanales que dan a la fachada de atrás). Un taller sensacional compartido por tres amigas fantásticas, Carola Vintage, Carmen Ramil y Ana Peyres, donde poder soñar, dejarse llevar y aconsejar y, por supuesto, conseguirte un look único y espectacular. Este miércoles pasado celebraron un Open Day y yo fui para allá como no podía ser menos, para ver el nuevo atelier, los vestidos vintage, los collares, las tiaras, los belters, y también porque con ellas siempre me río un montón. Que están muy locas las tres y les encanta picarme diciendo que soy muy clásica.

En La Sensacional, un pequeño gran bar justo en frente del Teatro Circo, quedé con mis amigos esa misma noche al salir del trabajo. Que si había un concierto y cena por sólo 10 euros. Me liaron, que yo no quería. Pero qué ambientillo había ahí más bueno para ser miércoles, y qué riquísimas las cosas que sacaron de cena, amén del concierto tan chulo. Altamente recomendable pasarse por ahí una nochecica. Entre los asistentes me encontré con Jesús, cantante del grupo murciano Noisebox, que me habló de sus preparativos para los acústicos del Big Up Calle (el próximo sábado), pues habían sido seleccionados. Van a molar mucho los conciertos modernetes por las calles del centro. 

Menos modernete y más rollo la Murcia clásica de toda la vida, aunque no por ello menos sensacional, fue el eventillo que tuvo lugar el jueves tarde en la céntrica joyería de Álvaro Olivares. Con motivo de la presentación de una colección de colgantes monérrimos de animalicos, invitaron a (ejem) la crème de la crème murciana, para conocerlos, pasear entre joyas y convidarnos a unos finísimos canapés en forma de mariposa y unos zumos naturales con los que se te iba la cabeza en plena Trapería.


Muy cerca de ahí, tan sólo a unos pasos de la joyería, Mamen Navarrete, mujer sensacional y molona, le daba las últimas pinceladas a su ambicioso proyecto que por fin estaría listo la noche del viernes, tras meses de trabajo, sudores y andamios. El Espacio Pático abría finalmente sus puertas al público en una calle San Lorenzo abarrotada de gente. “¿Has encontrado tu espacio?”, rezaba un muro lleno de post-its de colores que me recibían al entrar, mientras buscaba a Mamen entre tanta gente. “Se ha acabado la comida, pero hay cerveza”, decía entre flashes, besos y enhorabuenas. Yo me alegro mucho por ella y le deseo mucha suerte, y es que, desde que vi el proyecto en obras, hace ya algún tiempo, me convertí en fan absoluta. Un local atrevido, un espacio cultural, artístico y novedoso como no hay nada igual ni en Murcia y seguro que en ningún sitio. Id a visitadlo, que os encantará.

Finalmente, mi semana sensacional acabó en la Peña Flamenca Los Pájaros viendo a Crudo Pimento en concierto, otro de los seleccionados para tocar el sábado que viene en los conciertos del Big Up Calle. Y es que el tío hace música con cajas de pimentón (acho), y no hay nada más murciano que eso, aunque suene a Nueva Orleans.


Y tú, ¿has tenido una semana de cosas sensacionales?

lunes, 23 de septiembre de 2013

Life is all I got

La vida en septiembre se vuelve vertiginosa y se llena de quehaceres, pero entre la feria, los pasacalles, el buen tiempo y los fuegos artificiales, parece que no nos hacemos cargo del lío que llevamos. Luego llegan los viernes y me pregunto, como con ansiedad y respiración asmática, qué plan hay para el finde. Entonces tiro de los eventos del facebook y hago una ronda de whatsapps dejándome llevar por un mono de fiesta que no me aguanto. No me doy cuenta de que realmente estoy reventada y que debería quizás quedarme en casa tirada en el sofá tragándome series a punta pala.

Y es que, si empiezo a rememorar mi vida desde tan sólo el finde pasado, me doy cuenta de que no he parado. Desde la siempre agotadora visita a una conocida tienda sueca de muebles (me encanta cómo suena esto), el 4º cumpleaños de Paquito con aquel castillo hinchable asesino y el concierto tributo a Queen hace dos viernes, todo ha sido un nonstop. El sábado fue la comida de amigas (y sus maridos e hijos) y la inauguración del restaurante Rock House, y el domingo, el montaje de muebles suecos y el último empujón en los Huertos, cuyas calorías quemaría el lunes por la mañana en la clase mortífera de spinning. Luego a currar para, en cuanto acabara, volver a Murcia con prisas para no perderme a mis adorados Crystal Fighters, que tocaban en el Murcia Parque.

“Por favor, ¡no empecéis sin mí!” les tuiteé antes de salir de Lorca como si fueran a esperarme. Total, si habían cenado con mi amiga M en Los Toneles, a lo mejor les hablaba de mí y se tiraban al rollo. Uno de mis grupos favoritos de la pasada edición del SOS 4.8, estos londinenses medio vascos-medio locos perdidos volverían a darlo todo en un escenario murciano. Mi banda sonora del verano me llevaría de nuevo a la playa más felizota con su canción Plage. Nunca me lo perdonaría a mí misma si llegaba tarde.

Afortunadamente, unos paisanos entretenían al personal cuando yo llegué. Paco Ganga, de los murcianos The Leadings, convertido en Lofelife, se lo pasaba en grande haciendo música rollito New Order acompañado de los hermanos Guirao de Second y Fede de Varry Brava. Conjuntados a lo Star Trek vintage iban anunciando artistas invitados y nos hacían partícipes de su fiesta de amigotes. Y sí, no estuvo mal el wachuguá para ir calentando motores.

Pronto el sonido de la txalaparta anunciaba a los Crystal, que iban incorporándose al escenario poco a poco impresionándonos con sus atuendos. El que más, el líder, Sebastian Pringle, vestido a lo Paco Clavel versión perroflauta de lo cual nos hicimos muy fan. “¡Queremos tu chaqueta!”. Los momentos fan histérica sin embargo los dedicamos a Graham Dickson, que sin camiseta mostraba ese tipo de cuerpo que, larguirucho y sin ser muy cachas, nos encanta. “¡Guitarrista, tú pa mí!”. Desde el País Vasco hasta San Francisco, pasando por cuevas y playas, aderezándolo de amor sincero y universal (Love is all I got), disfrutamos de un tema tras otro, bailándolos todos. Sudados y exhaustos no quisimos que se fueran sin cantar su I love London, que les pedimos jóvenes y no tan jóvenes coreando cuando llegó la hora de los bises.


Al terminar el concierto la idea era irnos, sobre todo porque una servidora trabajaba al día siguiente. Mientras que decidíamos hacia dónde girar, un simpático hombrecillo con pantalones cortísimos y camisa de palmeras, como recién llegado de Miami, nos sorprendía con una mezcla extraña que pronto pudimos reconocer. Una versión electro-cumbia del Te estoy amando locamenti de las Grecas seguida de Beethoven, Coldplay, Prodigy y hasta el hombre muy honrado de Antonio Banderas. DJ Meneo se llamaba el de las palmeras y a él le debí el dolor de cuerpo de la mañana siguiente. Nada tuvo que ver la última en la kábila de los Almorávides, con esos pufs que invitaban a quedarse ahí para siempre, ni tampoco la parada en la Churrería del Plano antes de volver a casa.