domingo, 26 de junio de 2011

Los domingos al sol

Me pasa siempre por esta época al despertar en esa cama, que ya cuando amanece, apetece. No sé si será el colchón distinto o esa penumbra y los rayos de sol que se cuelan entre los agujericos de la persiana. O quizás es el rumor de las olas (y no la radio a todo trapo de la vecina) que hacen que me despierte con una sonrisa y me levante de un brinco y, con los pelos y las legañas, salir corriendo hacia el balcón a ver cómo está el mar. Y respirar profundo, y estirar los brazos a lo Kate Winslet en Titanic. Soy la reina del mundo. Entonces suelo coger el móvil y subo una foto al twitter del paisaje ante mis ojos, para dar envidia al personal, y me encuentro que mis compis twiteros domingueros están haciendo lo mismo, que si no es playa, es monte o es piscina, que es que en Murcia hace ya mucho calor. 

A partir de ahí comienza una serie de pequeños placeres. El zumico de naranja recién exprimido es el primero, que aún descalza y en pijama, sin quitarle la vista al mar, me tomo en la terraza, con el sol de la mañana. Luego ya desayuno tranquilamente mientras me leo los periódicos y sus suplementos para examen, hasta que llega el ansiado momento de bajarme a la playa, cuya preparación me lleva también mi tiempo. No sé por qué, pero en junio me preparo unas bolsas de playa que parece que me voy de viaje diez días. Toalla, libro, ipod, móvil, gafas de sol, algo de money por si surge chiringuito, protección 30 para el cuerpo, 50 para la cara, botellín de agua congelada, llaves... ¡Lista! Y algo se me olvidará, pero bajaré a la playa emocioná, con el bolsón y la silla cruzándome con otros domingueros y haciendo respiraciones profundas, que me siento Robert Duval en Apocalypse Now diciendo eso de “me encanta el olor a protector solar por la mañana”. Ay, me olvidé del sombrero.

Para el ipod playero nada mejor que Paolo Nutini, The Kooks (Shine, shine, shine on…) y mis omnipresentes Coldplay a los que pronto disfrutaré en concierto. De la murciana Alondra Bentley saldrá alguna, pero con moderación, que como dice mi amiga K, escuchándola se te sube el azúcar. Con todos ellos y una vez en posición solar, nada mejor que cerrar los ojos y olvidar la agenda. Pasar de esa lista de cosas que hacer y regalarme un día entero de procrastinación. Intentar no pensar por un día en el estrés que llevo últimamente o lo injusto que es trabajar los viernes por la tarde hasta las 9 de la noche con la fresca, que es que debería ser ilegal. Y dejar la mente en blanco, que menudo fin de curso. Que es que me ha dado por pensar esta semana que todos estamos igual, que mis amigos empresarios y empleados están de mírame y no me toques con la renta, el fin del ejercicio y la organización de las vacaciones, que hacen que la vida diaria se convierta en una intensísima cuenta atrás: 33 minutos para salir de aquí, 10 días para Bilbao, 3 semanas para Italia, menos de un mes para La India…
Así tras unas horas de meditación, baño y playa y más playa, llega el momento bolsa de patatas fritas de La Torre en el chiringuito, que al que yo voy es el mejor de la costa. Y que no se pierda la bonita costumbre de engordar el fin de semana todo lo que se logró adelgazar durante la semana. Viva el verano lorcero que acabo de empezar, que sólo por eso sé que va a ser distinto. Patata en mano, tinto en la otra, me propongo varias cosas con un brindis, como tener un verano sin tontosdelpijo. Sólo buenos amigos, familia y experiencias que merezcan la pena. Un verano de siestas eternas, conciertos, helados, paseos y conversaciones inteligentes. Y olvidarnos por un tiempo de las cuentas atrás, que me acabo de percatar de que no llevamos ni cinco días de verano y ya sé que se me va a pasar volao, lo cual me produce vértigos, pero bueno. Un brindis por los domingos como éste, de los de dejarse llevar tan sólo por el sol y el sonido de las olas del mar. Chin, chin. Summertime and the living is easy…

viernes, 24 de junio de 2011

So many men...


¿A que es fantástico? Es un imán que me compré en Londres...

Tontosdelpijo

Tontosdelpijo que envían un email de despedida una vez que ya están de vuelta en su país sin haberte llamado cuando estuvieron en el tuyo.

Tontosdelpijo que te preguntan cómo te viene el domingo o el lunes para quedar y te llaman el martes.

Tontosdelpijo que te llaman una hora antes de quedar diciendo que están cansados, que mejor mañana.

Tontosdelpijo que no deben de tener el mismo concepto de "mañana" que tú porque... ¿te han llamado a ti?

Tontosdelpijo que tras 5 días te dicen que no han tenido tiempo de llamarte.

Tontosdelpijo que te llaman un domingo por la mañana. Temprano.

Tontosdelpijo con los que finalmente accedes a quedar... sin saber ni cómo ni por qué.

¿Cuál es el tuyo?

domingo, 19 de junio de 2011

Nunca el tiempo es perdido


A pesar de lo formalica que estoy últimamente gimnásticamente hablando, el jueves decidí no ir al gym. Y es que no me gusta nada la clase de aerobic de mi nuevo gimnasio. Yo, que a los 15 años era una crack en esa disciplina, de repente había pasado a ser una catacrack. He decidido que ya no me gusta. Step, body combat, fitlife, circuitos… vale, pero aquella coreografía con música maquineta y una profe igualita a Jane Fonda no había quien la siguiera, que éramos tres en clase y una se fue a mitad. Me deprimió para los restos el dichoso invento del maligno.

Y que por un día que no fuera no iba a pasar nada, que encima me dolía el brazo de la última vacuna y necesitaba un descanso, que la vida son dos días y no puede estar una sufriendo a todas horas. Además, de perdidos al río, esa noche tenía en la agenda un plan fantástico y la ocasión prometía una gran ingesta de calorías no permitidas en ninguna dieta sobre la faz de la tierra. Menuda operación biquini extraña la mía consistente en días perdidos, pensé, hasta que me acordé de lo que decía Manolo García en una canción de que “nunca el tiempo es perdido”. Decidí entonces aprovechar el día para darme mimos. Y así, en un ataque de “porque yo lo valgo” me fui a la pelu, como las señoras, sólo a que me peinaran. Que tanto gym, tanta pisci y tanto calor me estaban dejando un pelo impresentable y no podía aparecer a mi evento de cualquier forma.   

Se trataba de la inauguración de la terraza de verano de Del Gallo blues, que con este calor se estaba haciendo esperar. Sin embargo, mi gozo en un pozo cuando llegué. Por tardona me quedé sin sitio fuera, que era toda la gracia. No aprendo, jolín. Habría entonces que hacer la inauguración de los exteriores en los interiores. Pero entré y hasta me dio vergüenza, pues conocía a los comensales de varias mesas, y ahí que me puse a saludar a todo quisque que parecía la Preysler. Gunilla Von Bitter les ha dado por llamarme a algunos, que no me pierdo una, dicen. “Tu gente te espera al fondo”. Y allí en los sofás, junto al DJ, el grupete más cool de Murcia charlaba entre copas de fresquísimo vino blanco. Cenamos de picoteo: Unos caballitos, unas croquetas, un poco de parmesano, jamón y almendras, y como no, un platico de sushi, que el Del Gallo me encanta. Para los postres ya salimos fuera, que nos esperaban los mojitos, y pronto empezó el DJ con la sesión prometida de electro-tecno de los 80. Una gozada que nos hizo recordar buenísimos tiempos de música y risa.

Igualmente de los 80, del cole, era la amiga que me encontré en la cola del aseo después de muchísimos años: ¿Cómo estás? “Pues bien, divorciada y, como ves, sin perder el tiempo”. Así, ante mi evidente cara de flipe por tanta sinceridad repentina, siguió con el chorreo de información: “Pues sí, como lo pillé con otra en la cama, mi cama, ha sido fácil y rápido. No he tenido que estar “Mamá, estamos pasando una mala racha, no sé si lo quiero, nos estamos dando un tiempo…” No, todo mucho más fácil sin perder el tiempo con tonterías.” “A-ha” es lo único que pude mascullar mientras digería tanto input y ella se metía al aseo. Y, aunque no tenía claro si alegrarme por ella o animarla con un abrazo, confieso que me sentí tremendamente afortunada de repente.

La última sorpresa de la noche la dio M, nuestro amigo yeclano, que no sólo vino desde allí exclusivamente para pasar la noche con nosotros, sino que también nos trajo lo que más me gusta de su tierra: una hermosísima ensaimada de la Mallorquina rellenica de chocolate que nos jalamos entre todos en plena terraza. Cómo las echaba yo de menos. 


Tibia que me puse, y sí, dietéticamente fue un día perdido, aunque no en cuanto a todo lo demás. Recapitulando lo ocurrido y volviendo a las palabras de Manolo, no dejo de pensar en que, pase lo que pase, el tiempo siempre es ganado.

domingo, 12 de junio de 2011

Punto de encuentro

Hacía siglos que no salía con mis antiguos compañeros de trabajo. En la recta final del curso y en época de exámenes tenía muchísimas ganas de verlos fuera de las aulas. Y es que aunque suene raro tratándose de gente del trabajo, parece que lo necesitaba, pero tenía que ser en otro ambiente más distendido, y qué mejor lugar para ello que la fiesta que se organizó en la cafetería Puntodencuentro. Se trataba de la segunda edición de la Wild Vinyl Party, donde un grupo de amigos pincharía vinilos con música funky, soul, pop, rock y garaje. Ya antes de salir de casa me prometí a mí misma que no hablaría del curro, pero era inevitable. Aunque intentáramos charlar sobre el tiempo, al final, sin querer, acabábamos hablando de los exámenes o de lo que será de nosotros el curso que viene. Era divertido entonces cómo intentábamos cambiar de tema de la manera más tonta. “Ay, estoy seca, voy por otra caña” o “Anda, una de los Bee Gees, qué temazo”. 

No conocía yo la cafetería Puntodencuentro, pero desde que la vi me hice fan. Situada en la avenida Juan Carlos I, se trata, a primera vista, de un chiringuito en medio de un parque. Localización ideal, pues con la avenida a un lado y todo oficinas vacías al otro es el sitio perfecto para liarla con buena música, y más en las noches como las que está haciendo ya. El local promete, que allí se juntó un montón de gente y aunque muchos tenían pinta de habituales, otros, como yo misma, llegaban con gesto de descubrimiento. Así, nada más pisar la fiesta y avistar el percal, a mi amiga C se le transformó la cara: “¿Habéis visto quién está aquí?”. Se trataba, según nos explicó, de su amor platónico. Un tío con el que nunca había sido capaz de articular más de tres palabras seguidas porque simplemente el hecho de verlo la convierte en ameba, le tiemblan las piernas, la voz y se pone roja como un tomate. Ese chico que ni se dará cuenta de que ella está en el mismo bar que él o que si se percata de su presencia es porque la habrá pillado cometiendo cualquier tipo de torpeza. Ése que seguramente piensa que somos unas chalás, o unas gorditas simpáticas. Ése. Y es que todas, las cosas como son, aunque hayamos cumplido los treinta hace ya tiempo, tenemos uno. Por eso, tras el shock inicial, y una vez habiendo realizado varias respiraciones profundas, C se dispuso a disculparse avergonzada por su regresión a la más tontuna adolescencia. “No te preocupes, amiga, te entendemos perfectamente” le dijimos para consolarla. Gracias a eso tuvimos tema de conversación distinto y entretenido para rato. “¿Y cómo es el tuyo?”. Al mío lo conocía una del corrillo y madre mía, nos puso a caer de un burro a los dos. A mí por tonta y a él por fresco. “Es un yeserías”, me dijo. “El típico guapo moderno greñas que suele ir a la Yesería y que, como sabe que las tiene en el bote, se aprovecha y se lía con la primera que le ríe las gracias.” No será conmigo, pensé, que ni para aprovecharse se me acerca. Aun así, a pesar de lo patéticas que estábamos reconociendo ser, pasamos un rato de mucha risa, y es que es lo que pasa con estos energúmenos, que tan sólo el hecho de verlos pasar o hablar de ellos nos alegra la noche.

Al día siguiente fui al gimnasio tras el curro a castigarme con triple sesión de piscina para quemar mis excesos. Natación libre, jacuzzi y aquagym. Y entonces pasó lo que peor que podía pasar. Justo cuando acabé la clase, justo cuando tenía que salir de la piscina, lo vi. Era él, el mío, con bañador ajustado y gorro, y estaba metiéndose al jacuzzi. ¡Oh no, viene a mi mismo gimnasio! Y lo peor, ¡ahora tengo que pasear mis lorzas delante de él! Afortunadamente, justo ese día había dejado mi toalla más cerca, por lo que pude atármela a la cintura para pasar delante de él. Pero claro, ahora viene la torpeza. Justo cuando ya le daba la espalda, peleándome con el dichoso gorro anti-lujuria… ¡zas! Adiós, toalla. Ahí lo tienes, guapo, para ti, dedicado, todo lo que es culo.

viernes, 10 de junio de 2011

The Cat Lover

Pobretica mía. Por más que veo este video (aunque aviso que con una vez es suficiente) no me explico cómo esta chica, tan mona ella, no tiene novio.




Y que luego me digan que yo soy rara.

domingo, 5 de junio de 2011

La noche más fashion


La semana de los eventos fashion comenzó el finde pasado con la Pasarela de Moda Abierta en el Teatro Circo. En un escenario lo más impresionante posible se juntó lo más granado y trendy de la sociedad murciana. Muchas caras conocidas y mucho modelito moderno, indie, pop, vintage. A mi vera, una japonesa con un conjuntazo indescriptible desde los tacones hasta el tupé hacía fotos con un trípode mientras yo flipaba con el techo del teatro, con las paredes y las fotos de la restauración, que todo eso también es lo más. Por fin, tras un minuto de silencio dedicado a Lorca, dieron comienzo los desfiles, que mostraban, como era de esperar, atuendos poco ponibles en los cuerpos perfectos e inalcanzables de unas chicas monísimas. “¿Has visto ese culo? Clavadito al mío” me decía mi amiga L, “No, perdona, es un clon del mío”, le corregía yo. Y es que los viernes, con más moral que el Alcoyano, nos olvidamos de la dichosa operación biquini, que hemos decidido no martirizarnos con dietas y antojos por alimentos prohibidos más que lo justo y necesario y si eso entre semana, que nuestros findes no los pensamos fastidiar. La vida es muy corta como para amargarse por unas lorcillas de nada.

Del Teatro Circo fuimos a Kitsch, donde esa noche se inauguraba su terracica de verano. Con quintos, lomo y jamón del bueno, del que brilla en la oscuridad, le dimos la bienvenida a la nueva temporada de noches cálidas en pleno corazón de Murcia. Después fuimos a cenar a la Sidrería Navarra, a seguir cebando nuestros cuerpos serranos con unas tapas alucinantes, unas cañas y unas risas, y finalmente al Atomic donde empezaríamos con las copas.

Me gusta el Atomic porque, sin tener ni idea, lo veo muy New York y porque encuentro gente de mi edad y condición, que conozco y además me cae bien. Me gusta la música que suele sonar allí, clasicazos del funky de toda la vida, de los que se pueden cantar y bailar, desde James Brown a Jamiroquai, y me gusta que rule el vodka caramelo cuando suena la canción de Blondie que da nombre al local. Me gusta la gente guapa, moderna y actual que va allí, y que nada tiene que ver con la alta densidad de mataos, babosos sin conversación y horteras sin vida interior que te encuentras en tantos otros bares. Plomazos de ésos que te entorpecen el paso para decirte alguna ordinariez, o musculitos de brazo prieto, imberbes de pecho y con las cejas mejor depiladas que yo. Ains.

Pero volviendo a nuestro Atomic, el sábado por la noche quise repetir con mis amigas casadas, que son las que más marcha tienen y las que no están para perder tontamente su única noche libre. Con ellas no puede haber fallos ni medias tintas y después de una súper cena exótica tiene que haber minifalda, copazo y baile. O todo y hasta las mil, o nada.

Finalmente, para noche fashion a la par que distinta, la del jueves pasado. No se trató de un desfile de moda, ni de un bar, ni una nueva discoteca, sino de una cata maridaje de quesos y vinos junto a once amigos más. El vino lo puso Gorgocil y los quesos la Lechera de Burdeos. Plan nada light, lo sé, pero absolutamente en boga. Además, no se trata de hincharse, sino de comer con la cabeza y los sentidos. Algo aprendí sobre cómo juzgar tanto los vinos como los quesos con la vista, el olfato, el gusto y hasta con el oído, tratando de identificar o definir olores, gustos y texturas. Gran triunfo mío cuando osé decir que un trozo de brie olía a ternera y la frommelier me alabó la ocurrencia. Fue una gran noche y la recomiendo a todos los queseros modernos de buena voluntad.

Comprenderéis entonces que haya vuelto al gimnasio para ir quemando mis excesos. Y es que paso de dietas francesas milagro que no sólo te estropean el hígado y te producen mal aliento, sino que además no te dejan disfrutar la vida. Por muy fashion que sea, ésa será la única moda que yo no siga.

sábado, 4 de junio de 2011

Animalicas

Descubriendo a Soledad Vélez... ideal para mañanas como ésta.

Con Josephine empiezas a pensar que ya ha llegado el verano y sonries con el sol que aparece por las ventanas, mientras te haces el desayuno... aunque sea de dieta. Y hasta bailas, meneando el culete  gordo, olvidándote del mosquito que te ha picado en la frente y de muchas otras pequeñas desgracias, como la del chico que otro día más sigue sin llamarte. Maybe next time.

Otras preciosas, para seguir la tranqui-morning pre-veraniega: su versión del Summertime, otras suyas como I've gone so long, y Animals, que me recuerda que esta noche voy al concierto que dará Najwa Nimri en la sala 12ymedio.

Por aquello de las escarpias, me prepararé los pelos para canciones como ésta:



Post dedicado a @crisga82 y a @alfonsoclrm. Gracias, hermosos.

viernes, 3 de junio de 2011

Cada lágrima es una cascada

Dicen que recuerda a "Ritmo de la noche" pues... ¡ME DA IGUAL!

Come on give it to me!

Every teardrop is a waterfall de Coldplay

(No lo puedo incrustar, sorry)

Nos vemos en Bilbao!!!