La noche Luminata

En un veloz taxi y con los tacones en la mano volví a casa la madrugada del viernes. Que me pasé con los zancos, lo sé, que hasta decía Yayo que cada vez que pasaba por mi lado me veía más alta. Muy a la moda y tal, pero menudas cosas tenemos las mujeres. Que parece que para ir a una discoteca está prohibido ir plana. Y que yo quería encajar, parecer súper VIP, mezclarme con la jet murciana, con las guapas y estupendas, y pasar desapercibida para poder observar al personal a mis anchas. Y que pensé que con esos andamios estaría a la altura de la exclusiva fiesta de inauguración de Luminata Disco, donde se reunió lo mejorcico de cada casa.

Mientras yo entraba taconeando, decían los que habían estado en el Faceclub que estaba igual, como con decepción. Y a ver, obra no han hecho, pero es que tampoco hacía falta, que las anteriores manos hicieron un trabajazo y lo dejaron muy bien, muy New York. Sigue igual de moderno y espacioso, aunque no sé si eso es contraproducente o no, que corre el peligro de que no se llene, tan grande. En definitiva, la principal diferencia que encontré fue la ausencia de las fotos que había en las paredes, entre las cuales eché especialmente de menos la de mi adorada Marissa, cantante de La Saga, que abría el corazón a todos los que dejaban su abrigo. Me consoló el delicioso mojito al que me invitaron y descubrir sobre la barra los típicos cuencos cuadrados de la casa, con panchitos, gominolas y brochetas de fruta. Confieso que, como todos, no puedo evitar preguntarme si tendrá éxito, si durará, pero confío en que sí, que es lo suyo tener una discoteca en condiciones en el centro de Murcia. Y que lo han cogido los del grupo Temporáneo, mis buenos amigos del 609 y éstos hasta ahora parecen no fallar.

Al mando de las relaciones públicas está mi amiga Ana, que es la más grande, la más guapa y la mejor RRPP que Luminata se podía echar a la cara. Charlé con ella un ratico, me hice fotos con ella, admiré su conjunto y su moñazo, y además de comprobar una vez más que es una tía estupenda y simpaticona, me transmitió la fe que tiene en el local. Y por eso sé que va a funcionar, que ella va a hacer lo que esté en sus manos para que salga adelante.

En cuanto al ambiente de esa noche, a pesar de encontrarme con muchísimos amigos de mi edad y condición, las cosas como son: las matures y las milf reinaban en el local. Y no lo digo con desprecio, que además de que también son personas, “muy pronto seremos matures tú y yo”- me recordaba mi amiga B.Y que de momento mola- pensé, porque así el personal masculino sabrá apreciar nuestra juventud, nuestra sencillez y nuestra naturalidad… Aunque, ahora que lo pienso, quitando los abuelos aquellos con bigote que me instaron a subirme al aro de la funambulista… ¡no se me acercó ni Perry a decirme alguna capullá! Lo cual es una malísima señal, porque para una vez que había un porcentaje mínimo de garrulos y anaranjados y sí una proporción interesante de maduritos y papis de ésos que me encantan… vaya una mierda. ¡Es que ni el de Cruz y Raya me hizo caso! Os recuerdo que hace unos meses fue dentro de esas cuatro paredes donde decidí mi retirada de los ruedos, ¿será que todavía se me nota en la cara que tiré la toalla?

Intentaré no poner el grito en el cielo, que estamos a principio de curso. Intentaré pensar que es porque me concentré más en disfrutar de mis amigos, muchos de ellos blogueros, con los que da gusto reencontrarme en carne y hueso de vez en cuando. O tal vez es porque iba demasiado alta… pero vamos, lo admito, en la noche Luminata: Matures 1, Conch 0.