1. Tirar de agenda
Una mañana cualquiera, antes incluso de levantarte, coges el móvil y te dispones a limpiar el buzón de sms… En épocas de deshielo hacer limpieza de mensajes es contraproducente y extremadamente peligroso. Porque te inspiras, y más en Semana Santa. Como hay más días de fiesta piensas que será mas fácil verlos o incluso quedar (!) y si son de fuera, te puede dar por sugerirles que vengan y hasta les ofreces un traje de huertano!
Es difícil y además duele, pero piensa que si no te han dado señales de vida ellos, es porque no quieren, y los mensajes esos de “recordarle que existo” son patéticos con todas las letras. Como consuelo, piensa que, efectivamente, son fiestas, y que habrá más ocasiones, así de casualidad, de ver a los de la agenda en persona y hey, algo incluso mejor: es el momento ideal para renovar la agenda con carne fresca. Mi consejo radical: al hacer limpieza… hazla del todo y no dejes ni rastro! Ni sus mensajes ni sus números! They’re a waste of space!
2. El sms furtivo
Se te van los dedos detrás del móvil, has estado todo el día pensando en qué poner en el mensaje y esperarás a que tus amigos se despisten para enviarlo. En ese mensaje pondrás algo del estilo de: “Estoy en tal sitio y por tal cosa me he acordado de ti, qué tal todo? Por dónde paras? Túnez?”, cuando en realidad lo que estás pensando es: “Pedazo de cabrón, hace un mes que no sé na de ti, a que estás en Túnez? No dijiste que me llevabas?”. Luego, para no estar mirándolo cada 5 segundos y descaradamente, procurarás apoyar ligera y disimuladamente cualquier parte de tu cuerpo en el bolso contenedor del móvil, para notar la vibración cuando el susodicho conteste. Si es que lo hace. El sinvivir comienza ahora, especialmente en aquellos sitios donde no haya cobertura. De repente te vibra el móvil… no será él, verás, ni nadie de la agenda maldita. El payo en cuestión te contestará, si eso, al día siguiente diciéndote aquello de “me acabo de duchar bajo una cascada de agua helada, saludos (que no besos) desde Túnez…”
3. El vestido de la suerte
Existe un vestido que te has puesto dos veces y las dos veces has pillao. Ya se convierte en el VESTIDO DE LA SUERTE. La tercera vez que te lo pones no funciona, pero intentas pensar que ha sido porque tú no has querido, que tíos a tiro había, pero a ti no te ha dao la gana de liarte con ellos. (Ole ahí la chulica). La cuarta vez, para asegurarte de que no está gafao, te lo pones porque estás convencida de que tienes un 99,9% de posibilidades de pillar, ni una menos. Esa noche te comes los mocos y además, con un aliño de patetismo incluido.
El vestido de la suerte no existe, no te engañes y no te empeñes, porque te condicionará y cuando todo salga de culo te hará sentirte como el ídem. Déjate llevar y ponte guapa, punto.
4. La vuelta al lugar del crimen
En época de deshielo nos da por volver a la escena del crimen. Con eso me refiero a los bares donde sabes que va a estar él. O dar una vuelta absurda para pasar por debajo de su casa, la Plaza de las Flores, cruzar el 609 (como tiene dos puertas se nota menos)... Eso es patético, sobre todo con los bares pues si tú no vas a ese bar normalmente, tienes que empujar a tus sufridos amigos a que te acompañen. Luego, una vez allí, nos colocamos en un lugar con buena visión y sacamos el periscopio. Eso en un lugar pequeño… en los grandes saldremos a “apatrullar” mil veces, como el que no quiere la cosa. Nos verá, no pasará absolutamente nada y lo único que conseguiremos será volver a casa con tortícolis y dolor de pies.
Se me olvida algo? Algo de esto se te está pasando por la cabeza? Lleva mucho cuidadito estas fiestas, y a renovar la agenda! Besos y SUERTE.
Existe un vestido que te has puesto dos veces y las dos veces has pillao. Ya se convierte en el VESTIDO DE LA SUERTE. La tercera vez que te lo pones no funciona, pero intentas pensar que ha sido porque tú no has querido, que tíos a tiro había, pero a ti no te ha dao la gana de liarte con ellos. (Ole ahí la chulica). La cuarta vez, para asegurarte de que no está gafao, te lo pones porque estás convencida de que tienes un 99,9% de posibilidades de pillar, ni una menos. Esa noche te comes los mocos y además, con un aliño de patetismo incluido.
El vestido de la suerte no existe, no te engañes y no te empeñes, porque te condicionará y cuando todo salga de culo te hará sentirte como el ídem. Déjate llevar y ponte guapa, punto.
4. La vuelta al lugar del crimen
En época de deshielo nos da por volver a la escena del crimen. Con eso me refiero a los bares donde sabes que va a estar él. O dar una vuelta absurda para pasar por debajo de su casa, la Plaza de las Flores, cruzar el 609 (como tiene dos puertas se nota menos)... Eso es patético, sobre todo con los bares pues si tú no vas a ese bar normalmente, tienes que empujar a tus sufridos amigos a que te acompañen. Luego, una vez allí, nos colocamos en un lugar con buena visión y sacamos el periscopio. Eso en un lugar pequeño… en los grandes saldremos a “apatrullar” mil veces, como el que no quiere la cosa. Nos verá, no pasará absolutamente nada y lo único que conseguiremos será volver a casa con tortícolis y dolor de pies.
Se me olvida algo? Algo de esto se te está pasando por la cabeza? Lleva mucho cuidadito estas fiestas, y a renovar la agenda! Besos y SUERTE.
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