domingo, 15 de enero de 2012

¡Click!

De repente, click, algo sucede que lo cambia todo. Otro cumpleaños quizás. Una ruptura amorosa, la Nochevieja. La boda de tu hermano o de una amiga. De quien sea. Ese momento en el que cruzas el salón de la celebración pisando con garbo y estupendérrima, maquinando ya si podrás tunear y reutilizar el vestido el próximo verano o ya en otra boda... y algo hace click. Otra boda has dicho. Otra más de invitada soltera y de ser el quebradero de cabeza de los novios (¿Dónde pijo sentamos a ésta?). Otra boda con una novia malditamente feliz. Tan feliz que la cabeza se te llena del eco de su risa, que se vuelve estruendosa y te bombardea con la imagen de los novios girando enamorados al ritmo del Kaiser Walzer.

Y así, de esa manera, es cómo, por primera vez, tú que te creías tan guay, tan moderna, tan actual y tan autosuficiente, empiezas a cuestionarte por qué no estás casada. Hasta entonces no te había importado, pero de repente, sin avisar, te encuentras preguntándote… respira hondo… por qué estás sola.

Lo primero es admitirlo: quiero tener pareja. O peor, más valiente todavía: quiero casarme.  Y es que ayer, en la cena con las Chicas de la Rueda, hablábamos de lo mucho que nos cuesta admitir algo así. ¿Por qué nos cuesta decir que queremos encontrar a alguien? ¿Por qué no nos es fácil pronunciar las palabras “no quiero estar sola”? ¿Por qué negamos que a veces salimos para buscar novio? ¿Por qué ocultamos si nos hemos apuntado a una web de contactos? ¿Acaso es porque demuestra debilidad? ¿Acaso es porque sabemos que la reacción de nuestro interlocutor, sea quien sea, será la de pensar o incluso de reprocharnos que no nos sabemos valer por nosotras mismas?
 
Adentrados ya más de una década en el siglo XXI suena terriblemente desesperado. Y esa última es una palabra que se te clava en el alma sin querer. Y no es que se nos vaya la vida en la búsqueda de pareja, pero sí es verdad que en ocasiones realmente nos desesperamos. Especialmente esas madrugadas de domingo en las que vuelves a casa preguntándote qué ha pasado, qué esperanza te queda, qué tenemos de malo y qué hemos hecho para merecer esto. Y sí, suena muy poco feminista y eso no mola hoy en día, que parece que el hecho de que una tía crea todavía en los tíos maduros, en el cortejo y la caballerosidad es de ser machista. Y una tía machista dónde se ha visto. En definitiva, suena, más que nada, a todo menos a ti, o al menos no a la persona que creías ser, esa que reconoces en el espejo todas las mañanas.

Porque no eres de las pastelosas que sueñan con su vestido de novia, ni tampoco te considerarías capaz de participar en un concurso del estilo de Granjero Busca Esposa y nunca nunca nunca has deseado un anillo en una cajita color azul celeste… ¿o sí?
 
Y la culpa la tendrá Disney, las comedias románticas y la idea ésta (de la que deberíamos quizá deshacernos) que dice que el matrimonio nos hará felices. Como leí por ahí una vez, casadas seguiremos siendo nosotras mismas, sólo que con el doble de ropa que lavar.
 
Dicen las expertas (mis amigas y primas casadas y enamoradas) que hay un momento en que encuentras a alguien, quien menos te esperas, dónde y cuándo menos te lo esperas, con el que todo encaja y no hacen falta más preguntas porque todo tiene sentido. De repente suena un click. Será cuando mejor estés y cuándo más feliz contigo misma seas. Así pues, mientras esperamos a que aparezca ese alguien, intentemos desde ya ser felices, o darnos cuenta de que en realidad hace tiempo que lo somos. Hagamos de ello nuestro verdadero propósito de año nuevo, ya que me apuesto lo que sea a que a estas alturas de enero ya habremos claudicado en los otros.

4 comentarios:

Al Fernández dijo...

Me reafirmo: WUAU!

Belén dijo...

Precioso artículo, Conch. Besos desde Jerez.

Conch dijo...

Ay, mi Belén! Cómo estás, guapa? Avisa cuando pases por Murcia!

Besicos

Belén dijo...

Mu bien, guapa! En febrero iré para Murcia, a celebrar el día de Andalucía. A ver si nos tomamos una cerveza- light, por supuesto, nosotras como siempre, sin saltarnos nunca la dieta!! Besitos