lunes, 14 de marzo de 2011

Hello, stranger


Camino del aeropuerto de San Javier, hablando con M, de repente se me ocurrió que todo aquel que había estado alguna vez en Londres se había dejado sin querer un trocito de sí mismo allí. O quizá, una parte de su vida más grande, que todos en ese autobús recordábamos historias y anécdotas con los ojicos tiernos. Algunos, incluso, tenían un antiguo amor allí. Y por eso se lamentaba M, que era una pena no haberse traído ni el número de teléfono ni el email de su ex, pues le haría ilusión volver a verlo para, entre otros, darle la enhorabuena por su futura paternidad. Qué valor, pensé, yo no sé si podría.

Horas más tarde, ya en Londres, fue en el hall del hotel, mientras esperaba la llegada de la mitad del grupo, cuando, dándole vueltas a esa conversación, me puse a tontear con mi móvil, abriendo la agenda, dándole a la flechica hacia abajo, sin detenerme a pensar en ello. M, N, O, P… hasta llegar a él. Seleccionar. Pausa. Enviar mensaje. Venga. “Hola, estoy en Londres hasta el martes, me preguntaba cómo estabas”. Dos minutos después recibí una respuesta. “Hola, podríamos quedar mañana a tomar un café”. Así de fácil, él vendría a la recepción del hotel y de allí saldríamos al Starbucks más cercano.

Entonces ahí empezó una extraña sensación por no tener miedo ninguno al encuentro. No sentía nada. Pasé seis años de mi vida con él y hacía otros seis que no lo veía. Nada. Ni rabia. Ni temor al momento, ni ganas de pavonearme, lucirme y restregarle en sus morros lo que se había perdido. Nada. Ni los nervios del qué me pongo, ni qué horror estas arrugas y estos muslos. Nada. ¿Y si él se había casado o tenía niños? No parecía importarme a priori. ¿Y si estaba tan bueno que no podía resistirme a la tentación de un reencuentro y despedida por todo lo alto? Nah, no lo veía.

Llegó la hora y bajé puntual a la recepción pero allí no estaba. Sí estaba M sin embargo, contenta porque milagrosamente había encontrado a su ex en Covent Garden. Entonces lo vi. El hijo de la Gran Bretaña estaba sentado detrás de una columna mirando a la calle, como escondido.

“Hello, stranger”, le dije con una sonrisa. “Como siempre, tan impuntual”, fue lo primero que me soltó el tontolpijo. “Como siempre tan simpático”. O más. No hubo besos, ni abrazos, ni el más mínimo roce, y nos dirigimos al café como si de una reunión de negocios se tratara.

La conversación, agradable, estaba basada en una enumeración de méritos laborales, una narración del curriculum vitae. Ahí ganaba yo, aunque sólo fuera en variedad. Él seguía en el mismo trabajo y, como en 2005, seguía contando los días para su retiro con una sonrisa orgullosa que a mí me parecía de lo más triste. Ésa era su única ambición en la vida. Estaba soltero, sin novia, ni hijos, ni ex digna de mención. No me habló de amistades nuevas, ni de intereses nuevos, ni de novedades. Claramente ganaba yo. Si había viajado, había sido casi siempre por trabajo y no por placer. Yo seguía ganando. Tenía ante mí a un hombre gris, vacío, aburrido, que ¡hasta llevaba la misma ropa que en el 2002! Era el mismo, pero visto con otros ojos. Extraño, pero no incómodo, fue como un reencuentro con mi pasado que duró dos capuchinos.

A la salida del Starbucks, él iba para la izquierda, yo para la derecha. “Disfruta de Londres”, me dijo. “See you later”, y sin besos, ni abrazos, ni roces, se marchó. Entonces miré al cielo, me ceñí el borsalino y con una sonrisa me despedí de aquel chico gris que una vez amé tanto, y también de aquella chica que a los 26 años decidió empezar a ser alguien. Bye, bye, stranger.

29 comentarios:

Estrella escondida dijo...

Te he leído this morning. No sabes lo q me ha gustado y lo identificado que me he sentido.

sushi de anguila dijo...

Y Frodo Bolsón arrojó el Anillo a las llamas del Monte del Destino, y libró a la Tierra Media de la maldad de Sauron, y el humano, el elfo y el enano vivieron en paz, amor y respeto hasta el fin de los días. Desde luego, más eficaz que lanzarlo al fondo del Segura...
Ole tus narices...
Tremendo reencuentro....

"And so it is
Just like you said it would be..."

Antonio Rentero dijo...

Nunca nos bañamos dos veces en el mismo río, nunca leemos dos veces el mismo libro, nunca reencontramos a la misma persona.

Lo importante es recordar donde estaba el remolino que te arrastraba, descubrir un párrafo que no recordabas y salir airosa en la comparación con el pudo ser y nunca fue.

Enhorabuena por la victoria. Por seguir el curso del río de tu vida. Y por volver a dejar en el estante polvoriento ese libro tan peñazo ;-)

Antonio Rentero dijo...

Apostilla: Londres me encanta pero no me parece nada romántica, la verdad.

Estrella escondida dijo...

Lo maravilloso de Londres es que es como cincuenta ciudades diferentes puestas una al lado de otra. Y dependiendo de con quién vayas o en qué circunstancias la ciudad te parece romántica, fiestera, o casi, casi, cualquier cosa que quieras de ella.

Al menos esa es mi experiencia.

Víctormalfocea dijo...

Es una post buenísimo. Enhorabuena por la "victoria" y por saber verla, hay gente, que aunque claramente "gana" en la eterna batalla de a cual de los dos le va mejor, no es capaz de darse cuenta. Tu por el contrario ganas de goleada y lo sabes. Muy bien por ti =)

El disco de Adele chulísimo por cierto ;)
¡Un beso!

Conch dijo...

Álex, gracias, de esta semana no pasa ese coffee and cake (sin cake pa mí, que estoy de "cuaresma").

Sushi, muchas gracias, amigo. He colgado el vídeo de Damien Rice en la pag de Bitterconch del FB. Va al pelico, nene, que sale Londres y todo.

En cuanto al anillo... lo vendí hace un par de años, no sé si te lo dije, jeje.

Antonio, siempre con las palabras adecuadas en el momento preciso. ¿Te he dicho alguna vez que soy fan de tus metáforas?

Cierto que Londres no es romántica, pero yo me iba con un chuqui, ya! mañana! Es, como dice Alejandro, maravillosa!

Gracias, Victor :) Hay una canción en ese disco de Adele... que la voy a poner ahora mismo. Ya verás por qué.

Besos a todos. Me alegro un montón de que esta catarsis mía os haya gustado.

sushi de anguila dijo...

MONTE DE PIEDAD BITTERCONCHERO (o fue en un 'Compro Oro' del Banco Pichincha?)...Anyway, lo dicho:

"Desde luego, más eficaz que lanzarlo al fondo del Segura..."

Conch dijo...

Fue en un "Compro oro" de mi barrio. Le di toda la pompa y circunstancia que se merecía ;)

Conch dijo...

Post de un amiguete de twitter que se ha sentido inspirado:

http://doubtfan.posterous.com/un-recuerdo

Antonio Rentero dijo...

Conch, gracias a ti, que me inspiras.

La Vecina de Ayer dijo...

Me ha encantado vecina, has pasado página por todo lo alto. Genial, admiro tu valentía, podría haber sido nefasto...

El momento borsalino me ha chiflado, te he imaginado por Londres como en una peli a lo Notting Hill con BSO included.

besos

Conch dijo...

Gracias, guapa. El viaje a Londres ha sido de lo más reconfortante y "fulfilling", además de divertidísimo. He puesto alguna fotillo en mi feis, (donde podrás verme con el borsalino ;))

Os he traído unas galletillas de M&S.

sushi de anguila dijo...

Yiiiiiiiiiipeeeee!!!! (Griterío que conmueve hasta el último roble de Sherwood prorummpido por una nutrida banda de forajidos arqueros devotos de las tortas artesanas de avena que tanta fama y renombre han dado a esos dos prósperos buhoneros de Yorkshire que son Micky Marks y Tommy Spencer...)
Yiiiiiiiiiiiipeeeeeeeee!!!!!

Conch dijo...

No son de avena, pero bueno, jajajajaja. Sólo diré que no son de chocolate ;)

Anónimo dijo...

Como te he dicho por twitter, soy Angelita, me he emocionado un poco al leer este post. Quizá, porque mientras te leía, he comparado, he recordado… Está reciente.

Sería imposible contabilizar las veces que había soñado con aquel momento: volver a cruzarme con él. ¿Cómo estaría? ¿Qué sería de su vida? ¿Qué sentiría? ¿Cómo nos comportaríamos? Dilemas que inquietan, que asustan…

Yo no lo forcé. Sucedió el día menos pensado. Entré en un pub de mi pueblo con mis amigas y lo vi. Después de tres años sin hablar, sin saber nada el uno del otro. Él estaba en la barra, tomando algo con su hermano. Nuestras miradas se cruzaron unos segundos y, como dos niños, miramos a otro lado. Lo reconozco, me puse nerviosa y después de unos segundos de asimilación me armé de valor. Fui a saludarlo. Me reencontraba con mi pasado, con tantos sentimientos, con tantas experiencias, con él... Me sorprendió la naturalidad con la que fluyó todo. Como si no hubiera pasado el tiempo... Indescriptible, la mezcla de sentimientos que experimenté. Sí, lo quise mucho pero también me hizo mucho daño… Nos saludamos, cordialmente, nos dimos dos besos y después de un cuánto tiempo, qué tal todo, decidí marcharme. Estaba asustada. Tenía miedo de volver a sentir…

El encuentro no acabó ahí.

No habían pasado ni diez minutos. Él se levantó de su silla y vino hacía mí. ¿Cómo debía comportarme? ¿Debía irme o quedarme allí, recordando viejos tiempo? No me arrepiento. Resumen rápido de nuestras vidas, recuerdo de lo que fuimos y de lo que ya no éramos e, inevitablemente, un poco de tonteo que acabó… (no voy a entrar en detalles). Aquella noche vi al J.A. del que me había enamorado hacía ya… ufff, por lo menos ocho años. Risueño, inquietante, apasionado… y otras muchas cosas, y no todas buenas. Fue suficiente para que me diese cuenta. La había perdido; la chispa. Ya no tenía mariposas… Ya no me brillaban los ojos. Él ya no me importaba como antes. Mis miedos se disiparon cuando nos despedimos. Quedamos un par de veces. Mejor dejarlo. No funcionaría otra vez, no funcionaba ni por mi parte ni por la suya… Me di cuenta que, ahora, me importa otra persona. No quería ni engañarle ni engañarme.

Me quité una espinita… y pensándolo mejor, los reencuentros pueden ser necesarios para cerrar heridas y, sobre todo, para darte impulso.

Un besiño, bitter.

La Iguana dijo...

Esa sensación de incertidumbre la tengo yo con una amiga. No sé que pasará cuando nos veamos, quizá nos pasé como a ti y no hayan besos, ni abrazos…o quizá uno grande y una larga conversación. Me gusta más lo segundo. Me alegro que el tu reencuentro inglés acabara en positivo. Saludos

Armando dijo...

Qué bueno Conch, enhorabuena por partida doble. Es,con diferencia, el post que más me ha gustado (...up the now).Sigues tardando con tu libro.
Y enhorabuena otra vez porque hay que echarle mucho valor y un par de huevos para echar vista al pasado de esa forma.
Hacerlo y contarlo como lo has haces no está al alcance de cualquiera. Felicidades.

Anónimo dijo...

Un post genial, de los mejores... Enhorabuena. Y gracias por compartirlo y ser tan valiente y sincera.
Yo también hice una catarsis personal hace un año... La mía fue bastante dolorosa pero al final salí reforzada! No hay nada como afrontar el pasado para devolver a su forma humana a personas que, por el paso del tiempo y los bonitos recuerdos, un día subimos a un pedestal y no nos dejaron avanzar ...
Al final yo también pude romper esa cadena.
Camomila

Conch dijo...

Siento tardar tanto en comentar/contestaros pero es que llevo un día que pa qué las prisas!

Angelita, dónde te has dejao el despertador!!?? ;) Veo que tú también le das a las iniciales, jaja. Gracias por tu historia, nena. En inglés, a los cierres que hemos hecho tú y yo, se les llama "closure". Yo hice closure con éste al año de haberlo dejado, que volví a UK... o sea, que esto fue un segundo closure... ¡acabado finiquitao! y que había pasado mucho tiempo... y que en ningún momento me lo puso difícil tampoco.

Iguana, gracias por pasarte. Dice muchas cosas. El reencuentro con tu amiga... pues como éste, sin pensarlo, cuando el tiempo os haga ver las cosas de otra manera.

Gracias, Armando. De verdad, qué éxito y qué presión, yo aquí poniéndome listones a mí misma. El próximo será una mierda, voy informando. No lo tengo escrito todavía pero lo sé ;) Y el libro... en verano tendrá que ser!

Camomila, yo es que soy un libro abierto, nena. Y con éste no me he cortao porque como sé que no va a leerme! jajaja. Gracias a ti también.

Ah! Yo a éste no lo tenía en un pedestal! jajaja, ni mucho menos, o sólo... a medias. Muy difícil de explicar, que daría para una novela de terror :)

Saludos, besos y abrazos

Anónimo dijo...

Ay, qué sensación tan familiar... He vivido eso pero no me acuerdo. Pero sé que lo viví y me hizo mejor yo.

Desgraciadamente hay personas que dejan nada a sus espaldas.

Olé tú. Besitos.

Conch dijo...

Di que sí, nena. Yo me siento super guay tras el encuentro y el balance que tuve que hacer de mi vida sin querer. Creo también que lo necesitaba, que necesitaba un empujoncito de autoestima y amor propio. Va a ser que a veces hace falta ponerse a un capullo delante para acordarte de que eres estupenda.

Unknown dijo...

Magistral relato, claro como la vida misma, claro como tú nena.

Conch dijo...

Gracias, Blanca :)

rojiblanco dijo...

Pues me alegro que sintieras esa sensación de indiferencia, cualquier otro sentimiento te hubiese trastornado

Conch dijo...

Seguramente aunque... mas de lo que estoy ya? Lo dudo, jaja.

Besos, yeclano ;)

Lorquina dijo...

"Va a ser que a veces hace falta ponerse a un capullo delante para acordarte de que eres estupenda" Simplemente genial.Pues eso, mejor sola que mal acompañada :)

Ague dijo...

Bravo por ti primica! Eres una valiente!!! El relato del reencuentro me ha puesto los pelos de punta, quizá porque conozco a los personajes...después de leer esto, me alegro más que nunca de que volvieras a Murcia! Enhorabuena bonica!

Conch dijo...

Gracias, Pri!