No me digáis que hoy también tenéis comida navideña. Pues yo hoy no, milagrosamente no, y estoy encantada con este hueco en mi agenda. Porque menuda semanita esta, qué digo, ¡menudo mes! Desde el puente de la Purísima no he parado: que si la celebración del santo, los brownies, el cochinillo en Segovia, la boda (y ensaimada) en Palma, la comida de empresa, los cumpleaños de Sonia, Ángela y Rosa, la fiesta de la escuela, la Nochebuena, la Navidad, las comidas con los tíos, el caldero con los primos… ¡No puedo más! No sé vosotros, pero hoy me apetece dormir, un hervido, un yogur, y echar a correr por el Malecón ida y vuelta tres veces. Y me dice mi amiga Mary que ha pillao “el virus”. ¿Os podéis creer que he deseado su suerte? Que alguien me haga parar ya, por favor. Qué de excesos estos días… y no sólo a comer y beber me refiero.
Está el que se excede tras la comida de empresa, ése que acaba enfollonao abrazándose a sus compañeros, a los que de repente quiere mucho, deseándoles feliz navidad. En el extremo contrario de la fiesta está su compañera la estresada, que no aguanta más y explota, y se excede manifestándole al resto no sólo sus niveles de estrés sino también lo hartica que la tienen y lo que opina de todos ellos. A la cara. Y Felices Pascuas.
Exceso la gente que hay por mi barrio estos días. Especialmente el día de Nochebuena, donde vi a varias señoras que desde sus portales, sin atreverse a salir, contemplaban la marabunta que peregrinaba de la Plaza de las Flores a los Nueve pisos en busca de más cerveza, más copas, más música, más gente. A todos ellos además súmales ese exceso de “amistad” que surge con estas fiestas. La de amigos que nunca han sido amigos tuyos que te encuentras en el mogollón, que van y te soban y te desean felicidad, paz y amor: “Soy la ex de E” “Perdona, ¿de quién?” “Sí, aquel compañero tuyo de carrera…” “Ay, sí, ya decía yo que me sonaba tu cara (mentira cochina)… será por el flequillo (ese tan feo) que no te reconocía.” O el exceso histórico que me encontré en el aseo de la cafetería de los Nueve pisos: 7 tíos en cola, 0 chicas. Ni qué decir tiene que les extrañó que fuera sola e incluso se ofrecieron a entrar conmigo. Qué amables.
Excesos amorosos también ha habido: Por una parte mi amigo A, que se excedió compartiendo benjamines con una chuqui en su casa y se le hizo tarde para la cena de Nochebuena. Y por otra, mi amigo L, que se excedió al comprar unos billetes de avión a Mallorca (será maravilloso) para pasar la Nochevieja con una, la cual le dijo ayer que había vuelto con el novio. O mi amiga Susi, que bailoteaba copazo en mano celebrando dos años de amor con el papá de su hijo y que había dejado la lactancia esa misma semana.
Exceso por supuesto en las compras, porque qué de gente, y qué vicio estas fechas. Doy gracias a que vivo donde vivo y que con las tiendas del centro me sobra. Excepción hecha de cuando me compré el ordenador, cuya hazaña sólo necesitó cuatro horas de mi valioso tiempo, dos de ellas metida dentro del coche, rodeada de más coches y tres o cuatro centros comerciales de paisaje (¿cuántos centros comerciales necesita una persona?). Recuerdo esa tarde con horror… aunque la salva el pestañitas que me vendió la máquina desde la que escribo. Qué guapo.
Exceso es que las copas valgan 7 euros por el mero hecho de ser fiesta. O que en el 2009 siga siendo Boney M la banda sonora de las Navidades. O que si nadie repone la Bandeja, empieces a zamparte las almendras esas, las peladillas y hasta te plantees probar la fruta confitada… o como quiera que se llame. Exceso es que la gente te anime a seguir con los excesos: Come, bebe, sal de fiesta… ¡revienta!, “que ya llegará el 7 de enero”-te dicen. Pues yo paro ya. Hoy que puedo, descanso.
Está el que se excede tras la comida de empresa, ése que acaba enfollonao abrazándose a sus compañeros, a los que de repente quiere mucho, deseándoles feliz navidad. En el extremo contrario de la fiesta está su compañera la estresada, que no aguanta más y explota, y se excede manifestándole al resto no sólo sus niveles de estrés sino también lo hartica que la tienen y lo que opina de todos ellos. A la cara. Y Felices Pascuas.
Exceso la gente que hay por mi barrio estos días. Especialmente el día de Nochebuena, donde vi a varias señoras que desde sus portales, sin atreverse a salir, contemplaban la marabunta que peregrinaba de la Plaza de las Flores a los Nueve pisos en busca de más cerveza, más copas, más música, más gente. A todos ellos además súmales ese exceso de “amistad” que surge con estas fiestas. La de amigos que nunca han sido amigos tuyos que te encuentras en el mogollón, que van y te soban y te desean felicidad, paz y amor: “Soy la ex de E” “Perdona, ¿de quién?” “Sí, aquel compañero tuyo de carrera…” “Ay, sí, ya decía yo que me sonaba tu cara (mentira cochina)… será por el flequillo (ese tan feo) que no te reconocía.” O el exceso histórico que me encontré en el aseo de la cafetería de los Nueve pisos: 7 tíos en cola, 0 chicas. Ni qué decir tiene que les extrañó que fuera sola e incluso se ofrecieron a entrar conmigo. Qué amables.
Excesos amorosos también ha habido: Por una parte mi amigo A, que se excedió compartiendo benjamines con una chuqui en su casa y se le hizo tarde para la cena de Nochebuena. Y por otra, mi amigo L, que se excedió al comprar unos billetes de avión a Mallorca (será maravilloso) para pasar la Nochevieja con una, la cual le dijo ayer que había vuelto con el novio. O mi amiga Susi, que bailoteaba copazo en mano celebrando dos años de amor con el papá de su hijo y que había dejado la lactancia esa misma semana.
Exceso por supuesto en las compras, porque qué de gente, y qué vicio estas fechas. Doy gracias a que vivo donde vivo y que con las tiendas del centro me sobra. Excepción hecha de cuando me compré el ordenador, cuya hazaña sólo necesitó cuatro horas de mi valioso tiempo, dos de ellas metida dentro del coche, rodeada de más coches y tres o cuatro centros comerciales de paisaje (¿cuántos centros comerciales necesita una persona?). Recuerdo esa tarde con horror… aunque la salva el pestañitas que me vendió la máquina desde la que escribo. Qué guapo.
Exceso es que las copas valgan 7 euros por el mero hecho de ser fiesta. O que en el 2009 siga siendo Boney M la banda sonora de las Navidades. O que si nadie repone la Bandeja, empieces a zamparte las almendras esas, las peladillas y hasta te plantees probar la fruta confitada… o como quiera que se llame. Exceso es que la gente te anime a seguir con los excesos: Come, bebe, sal de fiesta… ¡revienta!, “que ya llegará el 7 de enero”-te dicen. Pues yo paro ya. Hoy que puedo, descanso.
9 comentarios:
Querida Bitter,
sólo por ser éstas las fechas que son, te confesaré un secreto: Soy casi adicta a tu blog. ¡Me encanta lo que escribes y cómo lo escribes!. Es genial.
Una pequeña puntualización (sin ánimo de ofender, ¿eh?)creo que las copas "cuestan" 7 euros...no sé si lo valen o no, pero es lo que cuestan...
¡Felices Fiestas y Feliz Año Nuevo!
Yo por estas fechas tengo exceso de mi mismo.
Quiero decir, que a estas alturas del año, ya no me aguanto. Y este año, menos que nunca.
Estoy harto de excederme a la hora de ser yo mismo, y el cuerpo me está pidiendo que este año sea un poco más "joputa", a ver si de ese modo, el año que viene tengo deseos de ser mejor, por haberme excedido es ser malo, que ya toca.
El año que viene te paso el virus.... ^_^, pero es cierto, me ha venido de perlas, he perdido de antemano los dos kilos que seguro que pillo hasta el 7 de enero.
Lo tuyo con la comida es un problema, eh? Cada 2 ó 3 post hablas de comer, pero con sentimiento de culpa siempre. Si te gusta jalar, hazlo, pero no te justifiques, ni te preocupes tanto por los kilos, por adelgazar para tus bodas, por no comer peladillas del fondo de la bandeja... Chica, relax y disfruta! A no ser que la gordura llegue a ser un problema de salud, disfruta de tus 5 ó 6 kilos de más, que en épocas de estrés, ya los perderás. Ahora, es navidad!
Amigos anónimos: firmad, poneos un pseudónimo, poned unas iniciales aunque sea!!
Anónimo1: ¡Muchas gracias! Genial la puntualización, jajaja. Y con eso no ofendes, mujer! No me ofendo yo tan fácilmente... siento si a veces puedo sonar agresiva :(
Armando, my love: Estás para escribir un post al respecto, jajaja. Qué bueno. Un abrazo de ánimo.
Mary... el 26 de enero te llamo. No digo más.
Anónimo2, como dijo el poeta: lo mío con la comida no es amor, no es amor, es una obsesión. Y relajada estoy, créeme, porque es navidad y porque el mundo me ha hecho así. Cuanto más digo que voy a adelgazar, más como. Son épocas: hay veces que me da igual, otras veces que no tanto. Sobretodo cuando no me cabe la ropa... o me veo en alguna foto...
Besos a todos!
a ver Bitter... para que nos hagamos una idea...
¿cuánto dice la báscula?
A ti te lo voy a decir! Jajajaja.
Creo que es el mejor resumen de la Navidad que he leído nunca. Aplicable a todos los seres humanos de ambas especies (masculina y femenina). Muchas gracias por éste y otros escritos y Feliz Navidad.
Jolín, muchas gracias, Venti, y Feliz navidad a ti también :)
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