Fue el jueves noche, al salir del
desternillante monólogo de Carlos Ramos en el Kennedy cuando me acordé de una
anécdota que precisamente me contó A, de un compañero suyo de trabajo, cuya
mujer se puso de parto de un ataque de risa. No podía dejar de darle vueltas a
esa historia, pero ni a ésa, ni a cualquier otra, que por alguna razón extraña,
yo esa noche no podía conciliar el sueño.
A unos 400 km de donde yo estaba,
M tampoco podía dormir. Unos pinchazos le recordaban que ya había salido de
cuentas. Callada, se quejaba de sus molestias por lo bajini, pues parecía que,
a pesar de haber estado nueve meses esperando la llegada de su niña, ahora se
negaba a que naciera. “No, no, todavía, no”. Pero A se empeñó en que sí y
tirando de ella la convenció para que entrara en el coche. Que según ella no
estaba de parto, que sería otra falsa alarma, pero dice A que cuando la vio
haciendo respiraciones agarrada al manillar de la puerta del coche, aquello
estaba más claro que el agua. Pero ella seguía erre que erre, renegando de esa
idea, y hasta le echó la bronca a A en la puerta del hospital, cuando sacó la
maleta del coche. “Que no nos quedamos, no te empeñes, que no estoy de parto,
uf, uf, uf, uf…”
Y yo mientras en Murcia
peleándome con Morfeo: “Acho, déjame dormir, que mañana podría ser un día muy
largo”. Entonces me llegó un sms que me lo confirmaría, pues sólo podía ser de
A: “Cuatro centímetros de dilatación. Ingresados en el hospital. M de parto”.
Pues ya la habíamos liado. Ya podía tardar eso 8 horas que a mí ya no me dormía
ni Perry. Que no sólo pensaría en el parto de M y en los nervios de A, sino
también en cosas del curro, en las dos visitas que recibí esa tarde, repasaría
el monólogo del Kennedy… Estaba perdida.
Sin embargo, tan sólo pasaron dos
horas para que llegara otro mensaje: “Estamos yendo muy rápido, ya asoma la
cabeza. Nos vamos al paritorio”. Y ahora ¿qué hago yo? ¿Enciendo la luz y
espero? ¿Leo un libro? ¿Me hago un colacao con galletas? Pero no me dio tiempo
a decidir, que la pequeña B llegaría al mundo unos minutos más tarde, y a mí me
llegó una foto, que ya no pude dejar de mirar. Y luego otra. Y con esas dos fotos
estuve flipada hasta que oí el microondas de mi vecino por el patio de luces
que me confirmaba que eran las 6 de la mañana. Aunque fuera un par de horas,
debía intentar dormirme.
Diez minutos antes de las 8 me
llamaba el Divino Impaciente, abuelo y padrino, haciendo ya planes para el
mediodía. A él lo puse de excusa para que por favor no se alargara la reunión
de más de tres horas que tuve en Lorca. “¡Por favor, tengo a un abuelo
primerizo esperándome para que me lo lleve a Madrid!”
A las 3 por fin partíamos rumbo a
Mini B y, aunque emocionados y nerviosos, nuestras caras no ocultaban el cansancio
de la noche anterior. La conversación giraría en torno a esa noche, a la mañana
de felicitaciones y las reacciones de los familiares y amigos. Y así en bucle
durante cuatro horas. Aunque también salieron por ahí la abuela Pepita, su
abuela Ramona y el bisabuelo Lino, entre otros.
Cuando llegamos a la habitación 9
de la clínica madrileña, la pequeña B se recuperaba de un berrinche. Con los
ojos muy abiertos y una cara de sorpresa, aunque de lo más familiar, nos saludó
a P y a mí por primera vez. La pequeña B olía al colacao con galletas que no me
llegué a tomar y, con tan sólo pasarle un dedo por aquel moflete tan suave se
calmaba, para, apretando los morritos, intentar volver a dormirse. “Hola, Mini
B, soy tu tía Conch, bienvenida a la familia”.
10 comentarios:
¡Enhorabuena a todos!
¡Muchísimas gracias, Rafica! Estamos flipados con esa niña.
Otra DDR en la familia, muchas felicidades.
Una escritora, como tú,o abogada, o lo que quiera ser.
Noe y tal
Va a ser una tía estupenda, como no puede ser de otra manera.
Muchas gracias, Antonio y Noe y tal. Pronto la veréis paseando por Murcia.
Que bonica es! Qué ganas de conocerla! Que bien que seamos unA más en la famiglia!
Cómo huelen los bebés...maravilla, indescriptible, el colacao con galletas se queda corto...
Felicidades por aquí también, a todos!!!
Un sobrino es un hijo perfecto,cuando lloras se lo devuelves a sus padres!. que lo disfrutes intensamente, felicidades
Que sepas, cuarentona, que cogí prestada tu frase para mi programa de radio del jueves pasado... http://www.radioonlinemurcia.com/2012/11/15/expreso-de-mediodia-15-11-2012/
JAJAJA, yo también he adaptado términos tuyos y espero seguir aprendiendo muchos mas, mi favorito es "sinfu"
Uy! El "sinfu", sin fuste y sin futuro! Pero no es mía! La saqué de un comentario de una chica llamada Mafalda allá por el 2009... http://bitterconch.blogspot.com.es/2009/11/la-cruda-realidad.html
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