domingo, 11 de noviembre de 2012

Una más en la familia



Fue el jueves noche, al salir del desternillante monólogo de Carlos Ramos en el Kennedy cuando me acordé de una anécdota que precisamente me contó A, de un compañero suyo de trabajo, cuya mujer se puso de parto de un ataque de risa. No podía dejar de darle vueltas a esa historia, pero ni a ésa, ni a cualquier otra, que por alguna razón extraña, yo esa noche no podía conciliar el sueño.

A unos 400 km de donde yo estaba, M tampoco podía dormir. Unos pinchazos le recordaban que ya había salido de cuentas. Callada, se quejaba de sus molestias por lo bajini, pues parecía que, a pesar de haber estado nueve meses esperando la llegada de su niña, ahora se negaba a que naciera. “No, no, todavía, no”. Pero A se empeñó en que sí y tirando de ella la convenció para que entrara en el coche. Que según ella no estaba de parto, que sería otra falsa alarma, pero dice A que cuando la vio haciendo respiraciones agarrada al manillar de la puerta del coche, aquello estaba más claro que el agua. Pero ella seguía erre que erre, renegando de esa idea, y hasta le echó la bronca a A en la puerta del hospital, cuando sacó la maleta del coche. “Que no nos quedamos, no te empeñes, que no estoy de parto, uf, uf, uf, uf…”

Y yo mientras en Murcia peleándome con Morfeo: “Acho, déjame dormir, que mañana podría ser un día muy largo”. Entonces me llegó un sms que me lo confirmaría, pues sólo podía ser de A: “Cuatro centímetros de dilatación. Ingresados en el hospital. M de parto”. Pues ya la habíamos liado. Ya podía tardar eso 8 horas que a mí ya no me dormía ni Perry. Que no sólo pensaría en el parto de M y en los nervios de A, sino también en cosas del curro, en las dos visitas que recibí esa tarde, repasaría el monólogo del Kennedy… Estaba perdida.

Sin embargo, tan sólo pasaron dos horas para que llegara otro mensaje: “Estamos yendo muy rápido, ya asoma la cabeza. Nos vamos al paritorio”. Y ahora ¿qué hago yo? ¿Enciendo la luz y espero? ¿Leo un libro? ¿Me hago un colacao con galletas? Pero no me dio tiempo a decidir, que la pequeña B llegaría al mundo unos minutos más tarde, y a mí me llegó una foto, que ya no pude dejar de mirar. Y luego otra. Y con esas dos fotos estuve flipada hasta que oí el microondas de mi vecino por el patio de luces que me confirmaba que eran las 6 de la mañana. Aunque fuera un par de horas, debía intentar dormirme.

Diez minutos antes de las 8 me llamaba el Divino Impaciente, abuelo y padrino, haciendo ya planes para el mediodía. A él lo puse de excusa para que por favor no se alargara la reunión de más de tres horas que tuve en Lorca. “¡Por favor, tengo a un abuelo primerizo esperándome para que me lo lleve a Madrid!”

A las 3 por fin partíamos rumbo a Mini B y, aunque emocionados y nerviosos, nuestras caras no ocultaban el cansancio de la noche anterior. La conversación giraría en torno a esa noche, a la mañana de felicitaciones y las reacciones de los familiares y amigos. Y así en bucle durante cuatro horas. Aunque también salieron por ahí la abuela Pepita, su abuela Ramona y el bisabuelo Lino, entre otros.

Cuando llegamos a la habitación 9 de la clínica madrileña, la pequeña B se recuperaba de un berrinche. Con los ojos muy abiertos y una cara de sorpresa, aunque de lo más familiar, nos saludó a P y a mí por primera vez. La pequeña B olía al colacao con galletas que no me llegué a tomar y, con tan sólo pasarle un dedo por aquel moflete tan suave se calmaba, para, apretando los morritos, intentar volver a dormirse. “Hola, Mini B, soy tu tía Conch, bienvenida a la familia”.

10 comentarios:

Rafa dijo...

¡Enhorabuena a todos!

Conch dijo...

¡Muchísimas gracias, Rafica! Estamos flipados con esa niña.

Antonio Sánchez dijo...

Otra DDR en la familia, muchas felicidades.

Anónimo dijo...

Una escritora, como tú,o abogada, o lo que quiera ser.
Noe y tal

Conch dijo...

Va a ser una tía estupenda, como no puede ser de otra manera.

Muchas gracias, Antonio y Noe y tal. Pronto la veréis paseando por Murcia.

Ague dijo...

Que bonica es! Qué ganas de conocerla! Que bien que seamos unA más en la famiglia!
Cómo huelen los bebés...maravilla, indescriptible, el colacao con galletas se queda corto...
Felicidades por aquí también, a todos!!!

cuarentona dijo...

Un sobrino es un hijo perfecto,cuando lloras se lo devuelves a sus padres!. que lo disfrutes intensamente, felicidades

Conch dijo...

Que sepas, cuarentona, que cogí prestada tu frase para mi programa de radio del jueves pasado... http://www.radioonlinemurcia.com/2012/11/15/expreso-de-mediodia-15-11-2012/

cuarentona dijo...

JAJAJA, yo también he adaptado términos tuyos y espero seguir aprendiendo muchos mas, mi favorito es "sinfu"

Conch dijo...

Uy! El "sinfu", sin fuste y sin futuro! Pero no es mía! La saqué de un comentario de una chica llamada Mafalda allá por el 2009... http://bitterconch.blogspot.com.es/2009/11/la-cruda-realidad.html