domingo, 23 de septiembre de 2012

Buen otoño nuestro



Pues sí, incluso en Murcia, hay gente a la que le gusta que el verano sea eterno, y cuando les recordaba que este fin de semana se acababa el verano, me miraban con morritos de nostalgia. No hay nada que podamos hacer ya, que el final del verano es un hecho. Por mucho que sigamos llevando la misma ropa con tirantes desde abril, por mucho que sigamos yendo a la playa los fines de semana, por mucho que el termómetro del coche marque 29 grados… El verano se ha acabado ya, oficialmente, este fin de semana.

Yo lo prefiero, que estoy un poco hasta el moño de tener que ir a la playa los fines de semana si quiero comer con mis padres y entonces gastarme los leiros que no me sobran en la gasolina. Estoy cansada de sudar como un pollo todas las mañanas, resfriarme con tanto aire acondicionado, y tener que maquillarme por fases, con las ventanas abiertas para que corra algo de aire y con el abanico al lado. Además, estoy empezando a amarillear, que el moreno se me está cayendo. Más urgente aún, necesito que deje de ser verano para poder volver a mi rutina laboral como Dios manda, que parece que necesito cielos grises, mañanas frescas y hojas marrones en el suelo para poder funcionar en condiciones.

Así, decidí inaugurar el otoño yo solica este pasado viernes. Tras el primer madrugón típico de mis viernes de invierno, llegaba mi siesta de los viernes. Finalmente, para terminar la rutina consuetudinaria otoñal tenía que dar con un evento para esa noche que me ratificara que es otoño y no hay vuelta atrás.

Entonces la gente del grupo Temporáneo me lo puso facilísimo. Tras el aniversario de la discoteca Luminata la semana pasada, al que no pude asistir, este viernes era en el 609 el bar donde se centraba la fiesta con motivo de la recogida de la tarjeta BAN, una tarjeta VIP cuyas siglas significan algo tan cariñoso como Buen Amigo Nuestro. Y lo que pasa con los buenos amigos, que los invitas a lo que sea y que no farte de na. Un exquisito cóctel de mil bandejas pululaba entre los asistentes a la fiesta, al igual que circulaban los tercios de cerveza y las copas, que ahí nadie pasaría sed. Yo entré sola y, mientras buscaba a buenos amigos míos, observaba, dentro del mogollón, las mismas caras conocidas de siempre que bailaban, charlaban, bebían e intentaban ligar con la chica de la minifalda más cercana a ellos.

Por fin llegué al fondo, donde me esperaban los míos, a los que, con el dichoso verano, los viajes y las vacaciones, hacía mucho tiempo que no veía. “¿Qué tal el verano?”- nos preguntábamos todos para después documentar nuestras historias con las fotos del móvil. Era la señal de que el verano ya era cosa del pasado.

Finalmente, otra cosa que me puso facilísimo el 609 fue saltarme el régimen post-verano. No sólo por las copas, que con las bandejas me porté, sino también con las gominolas. Que será algo psicológico, que por las barras cerca de mí no veía ningún cuenco maligno, pero yo asocio 609 con gominolas sin poderlo evitar, y mi cuerpo me pedía azúcar en forma de lo que fuera. Entonces, como si hubiera escuchado al diablillo maligno encima de mi hombro, C le pidió gominolas a la camarera sin consultarlo conmigo. “¿Cómo me haces esto?”, le preguntaba con la boca llena de calorías vacías. “Necesitas energía para el Luminata, que esta noche tengo buenas vibraciones”. Y en esa tentación ya no caí. Fui fuerte e hice mutis por el foro, que el cansancio me podía y la ojera de los otoños empezaba a notarse. Y es que C, que se las da de bruja casamentera, me aseguraba que en pasados otoños había encontrado pareja para un par de primas suyas a base de corazonadas. “Déjate, déjate, que yo me voy a casa. He tenido suficiente, C.” Ya encontraré marido otro día, que queda otoño para rato. Y que por mucho que mole y lo necesite, tanto otoño de golpe, tan pronto, tampoco puede ser bueno.

¿Tienes ganas de otoño? ¿Eres BAN?

4 comentarios:

cuarentona dijo...

No y tampoco

Conch dijo...

Vaya, cuaren, si es que leyéndolo ahora, tras la que cayó el viernes... :(

Mucho ánimo a todos.

VipsaniaAdriana dijo...

Ay que sí! que sí que hay ganas... de empezar a estrenar ropas de otoño, zapatos cerrados y de que la casa de la playa sea el sitio de guardar la ropa de verano.
Los que son Cartageneros como yo, tenemos un calendario con 6 estaciones, puesto que entre el verano y el otoño está la Estación de Carthagineses y Romanos, que dura unos 10 días y en la que de día hace un calor de morirse, de noche un fresco que no veas, entre el día y la noche llueve a cántaros para echarnos a perder algún acto festero y durante la cual nuestro día tiene 20 horas y sólo 4 para dormir. La 6ª estación se da entre el invierno y la primavera y es la de la Semana Santa, cuya climatología y peculiaridades te contaré en otra ocasión.
De momento: Bienvenida al otoño, desde el otro lado del Puerto de la Cadena, que yo me he dado un homenaje otoñal, zampándome del tirón todas las entradas de tu blog, del mes de Septiembre.
Beso Grande!!!!!

Conch dijo...

Vipsania, cuánto tiempo! Me alegra tenerte por aqui de nuevo. Besos!

Y sí, mucho otoño pero... hoy me ha llegado un email anunciando la campaña de invierno de Mango... y me ha dao un siroco!