martes, 22 de mayo de 2012

Vamos de boda


“Ese día tengo otra boda”, le dije a L con cierta tristeza cuando me invitó a la de su hermana. “¿A qué hora?”. “A las 8”, le contesté demasiado rápido. “Genial, Bitter, te da tiempo a ir a las dos, la de mi hermana es a las 12”. 

Y así fue como me liaron. Dos bodas en un mismo día. En primer lugar la de T, hermana de mi amigo L, y más tarde la de Q y M, un ex compañero de carrera con una prima mía. Con ocho horas de diferencia y ambas casualmente celebradas cerca de casa, la cosa no parecía suponer mucho problema mientras controlara el calzado y el alcohol. No le di mayor importancia pues, pero al final, como siempre, hubo gente que me acojonó con historias de miedo de “yo una vez lo hice y nunca mais” y amenazas del tipo “vas a morir”. 

Lo consulté entonces con N, que una vez vi llegar a la que era su segunda boda más fresca que una rosa y como si nada. La clave, según ella, aparte de elegir cuidadosamente el calzado, fue desmaquillarse, ducharse, cambiarse de vestido, volverse a maquillar y ¡ale-hop! Así pues, llevé dos vestidos a la tintorería y preparé tres pares de zapatos (boda 1, boda 2 y plan B).

A la primera boda llegué ya para la salida de la iglesia. Con el día que me esperaba y el calorapio que hacía, preferí no llegar antes y pegarme la plantoná. En la puerta, tanto chicos como chicas se abanicaban con unos paipáis que astutamente repartieron las hermanas de la novia. Pronto localicé a mi grupete y, pronto también, me compadecí de los chicos que, enchaquetados sudaban la gota gorda. “Por favor, bodas a partir de mayo en Murcia, no”, se lamentaban. “No más bodas en general” soltó otro, “son la peor epidemia del siglo XXI”. Tú y los payos como tú sí que sois una epidemia, le dije.

Enseguida salieron los novios bajo un manto de arroz y llegó el momento de marchar al lugar de celebración. “Está sólo a 20 minutos andando, es un paseíco” ¿Perdona? Pero claro, no era plan de irme yo sola en taxi, así que hice de tripas corazón y le di al tacón con garbo pero con miedo, por el centro de Murcia.

Tras una paradica técnica para una birra fría en la Posada de Correos, llegamos al lugar de celebración donde los invitados se cocían bajo el sol. Cuál fue mi sorpresa y alegría, cuando encontramos, en una esquina del jardín, a aquel camarero tan simpático haciendo mojitos…

La comida fue estupenda, y el momento del baile y la barra libre aún mejor. DJ Keaton animaba el cotarro con una variedad de temazos increíbles mientras yo apuraba mis minutos y mi segunda copa. Llegó la hora de marchar y esta vez sí que me pedí un taxi que me llevara a casa. No sólo por mis pies, que milagrosamente seguían ahí, sino también porque no me veía yo cruzando la manifestación del 12M15M al grito de “Vamos de boda”. Entonces, siguiendo los consejos de N, me duché, me cambié de vestido y me puse los plan B, y enseguida, más fresca que una rosa, llegué a la segunda boda. 

“No beberé ni comeré más… al menos en un rato”, les dije a B y F camino al banquete. Y el “rato” me duró hasta la entrada del salón, cuando me ofrecieron una copa de champán rosa y divisé la barra de quesos, torta de casar incluida, y la de sushi… Nos inflamos. Y luego en la cena no pude ni con la ensalada y no os contaré lo que sentí cuando llegó el ossobuco.

Mi segunda barra libre fue sin alcohol, e hidratándome a base de Coca-Cola, bailé como una posesa hasta que a las tres de la mañana mi cuerpo dijo basta. Podía sentirme orgullosa aunque, presintiendo los dolores de la mañana siguiente, me prometí no volver a hacerlo nunca mais.

Por fin, a eso de las cuatro de la mañana, y tras quince horas de boda, cautiva y desarmada como el ejército rojo, me lancé en plancha a la cama, cerré los ojos y pensé: La guerra ha terminado.

8 comentarios:

Anónimo dijo...

Reitero lo del "payo" que mencionas, y es que las bodas son un poco coñazo. El momento más divertido es el de arreglarme...y ya luego la barra libre por lo que conlleva.
Me agobia tu día de dos bodas solo de leerlo, así que te aplaudo, nena.
PD: de un día con dos bodas me esperaba, como poco, algún comentario del estilo "guapo 4.8" ;-)
Vasico.

Anónimo dijo...

2 bodas con sus respectivos 2 regalos y de la amiga del amigo de mi amigo, eso es de nota

cuarentona dijo...

¡con un par!

Conch dijo...

Vasico, las bodas molan, sobre todo comparado con los bautizos... o las comuniones.
Gracias por los aplausos y... el comentario que me pides.. mucho me pides. Ya te dije que #soyunatumba y que rara vez continuo mis historias.

Anónimo... ¿Yo soy amiga del amigo de tu amigo? ¿Quién eres y qué quieres de mí?

Gracias, cuaren, efectivamente... ¡Un par de bodas me metí entre pecho y espalda! ;)

VipsaniaAdriana dijo...

Maemíademiarma! Me suena tantísimo la descripción de tu primera boda y me cuadran tanto las iniciales de la novia y de tu amigo, que me huelo que estuvimos en la misma boda y no te vi!!!!!!!! Con las ganicas que te tengo, Conch!!!!! Sea como fuere, dos bodas el mismo día y dándolo todo en ambas es para darte un premio!

Conch dijo...

Cómo no me visteeee???!!!

VipsaniaAdriana dijo...

Acho! pues porque supongo que estuve muy entretenida entre los vinos blancos y las cañas en una medida errónea para aplacar el calor en el jardinico, las fotos chorras con bigotes, gorros y morrazos, la comida, las copas y los bailes... me dediqué poco a fijarme en alguien que no fuera el DJ que con su look, me traía loca!!!! Eso contando con que realmente estuviéramos en el mismo bodorrio... ¡Cagüenlosmorosmareaos!

Conch dijo...

Me temo que yo aplaqué el calor justo en el otro extremo del jardincico, junto al jamón y los mojitos.

Y sí, es la misma boda. El DJ fue cosa del hermano de la novia. Yo porque estoy acostumbrada a verlo que si no...

Pues fíjate que yo estuve ahí en la pista de baile dándolo todo...