Fue el miércoles por la noche, tras la semifinal, al acostarme. A pesar de que mi dormitorio da a un patio interior y que la calle donde vivo es prácticamente peatonal, desde mi cama escuchaba el barullo lejano de las vuvuzelas que en la Gran Vía celebraban ya que somos casi campeones del mundo.
Entonces, dado el nivel de demencia que estoy alcanzando últimamente, en una de estas reflexiones que me da a mí por hacer, de éstas en las que prácticamente me hablo sola y hasta me discuto, no podía dejar de pensar en el concepto de ganar, en la suerte, las victorias, los goles, los puntos, el verdadero mérito y la tontería aquella de la visualización. Y recuerdo que España ganó la Eurocopa visualizando que podían el mismo día que yo, igualmente visualizando, me saqué una oposición. España ahora se cree ganadora y eso hará que esta noche gane a Holanda pero, sin ánimo de nada y tocando madera ¿y si te ves ganadora y de repente, por un simple gol, no ganas? ¿Sigues siendo ganadora? Que llegarán tu madre, tu padre, tu novio y tu mejor amiga diciéndote “nena, tú vales mucho” pero ¿eso hace que no te sientas perdedora? Porque es que encima yo, cuando pierdo algo gordo, no puedo evitar hacer recuento de las desgracias que acontecen en mi caótica existencia: en lo sola que vivo, en el último chico que me dejó (por aquello tan absurdo), en los otros tropecientos que pasan de mí, en el reloj biológico, en que he engordado 2 kilos, en que todavía no tengo viaje para este verano, en que no tengo tiempo para hacer vida social ni para nada, ni para ir de rebajas, ni limpiar mi casa, ni poner la lavadora… y encima no hace sol el único día que voy a la playa, y ya lo veo todo negro hasta lo menos el verano que viene y encima… todas esas frases que empiezan con “y encima”. Y que te vengan con el “al menos tienes salud”, que te hace sentirte la persona más miserable del mundo.
Hasta hace bien poco tenía un sueño, una ilusión que visualicé durante mucho tiempo. Me vi como la mejor y de repente todo se fue al traste sin que yo pudiera hacer nada para evitarlo, por una cuestión de puntos. Y te da rabia, porque si llevas un tiempo currándotelo y está demostrado que eres la mejor, pero al final un “gol” de mierda te aparta de tu sueño ¿qué es entonces lo que cuenta? ¿Qué significa realmente la palabra mérito? Sea en el terreno que sea: en el laboral, el amoroso, el familiar, ¿por qué siempre hay alguien que tiene más puntos que yo?
Todas estas reflexiones me duraron, como mucho, 24 horas, que hay un momento en que una, cansada de darse coscorrones contra la pared, decide bajar al mundo real y darle la vuelta a todo, y ése, señores, es el verdadero mérito.
Sigo siendo ganadora porque lo digo yo y porque lo sabe hasta el de la camisa. Porque no vivo sola, sino independiente y hago lo que me da la gana desde que me levanto hasta que me acuesto. Sigo siendo ganadora cuando los tíos me demuestran lo capullos que son dejándome (escapar) por algo tan absurdo como llegar tarde. Soy ganadora con mis kilos de más porque estoy buenísima, y al que no le guste que no mire, que además gracias a ellos no me tengo que comprar un armario nuevo (y precisamente ayer, milagrosamente, tuve tiempo de arrasar las tiendas y también he encontrado un vuelo tirado a Estocolmo).
Soy ganadora, gane o no gane, igual que lo es ya la Selección Española de fútbol. Y si aún así, aún con ésas, te sientes en la necesidad de hacer ruido, te recomiendo que te hagas con una vuvuzela, por si todavía tienes que soplarle a alguien en la oreja… y que se meta su baremo de punticos por donde le quepa.
7 comentarios:
Todo eso está muy bien.Pero el baremo, es el baremo y al final es lo que cuenta. No vale de nada que seas la mejor porque en este pais eso no cuenta. Por este motivo, así nos va...
Saludos desde Águilas
El verdadero campeón se hace fuerte en la derrota.
Un saludete,
¡Hola Conchi!
¡Me siento muy reflejada con todo esto que cuentas!
Hasta en el vuelo a Estocolmo, que compré hace tiempo y no sé si me voy a ir si no encuentro con quién (esto no es una indirecta, tranqui, jaja).
En fin... el jodido baremo me deja fuera a mí también... otra vez será, me consuelo... pero no está el horno pa bollos.
Al menos hemos ganado el Mundial, jaja.
Mucho ánimo y alégrate que ya te queda poquico para las vacaciones y seguro que has vas a disfrutar a tope.
Un besico desde Águilas, como el anónimo de antes!!
PD: Parece cierto que en este país no se valoran el trabajo, la constancia y la valía personal, y no lo digo por mí, pero antes o después da sus frutos.
Anónimo aguileño, me tienes intrigada. Claro que el baremo cuenta, de eso va lo que he escrito. Pero no debe hundirte. Está claro que las cosas son así de injustas pero sabes qué? Una mierda pa ellos! Sigo pensando que el tiempo pone a todo el mundo en su sitio.
Fran, me voy a hacer una camiseta con esa frase. En serio.
Maribel, se me ha olvidao decirte esta mañana que si quieres unirte al viaje a Estocolmo... No problem AT ALL! Voy con 3 amigas más, última semana de agosto, llámame y te doy más details.
Y en cuanto a tu baremo ¡No desesperes todavía! No está todo perdido.
Si la haces que quede chula hazme otra para mí, :P
Ganar, ganar... pensaba yo que llevo tres semanas de mi existencia perdidas, desvanecidas. Pero el día de hoy ha tenido un par de horas que me han devuelto la sensación de haber ganado un poco de tiempo. Es lo que tiene pasar un buen rato, que descansas y todo parece mejor. Un besote.
Estamos igual, amigo Jan, que de repente me he levantado y estamos a 15 de julio ¿Se nos está escapando el verano? Jajaja.
Pero sí, yo también estoy empezando a ver la luz al final del túnel. Ayer con un helado, un quinto y buena compañía me acordé de que sigo viva.
Publicar un comentario