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Partimos el viernes después de comer hacia el aeropuerto de Valencia. Lo mejor del vuelo, el pedazo de piloto! Dios, qué guapo. Y yo pensando que todos los suecos iban a ser así… qué chasco.
Llegamos al aeropuerto de Skavsta a las 12 de la noche. Que emoción! Estoy en Suecia! Pero hey! no hay nieve… ni hace tanto frío. Jo con el calentamiento global. Autobús a Estocolmo. Por las ventanas solo se ve negro así que por muy emocionada que esté, me entra un sueñooo… si no llega a ser por el pesaito de al lado, que disfrutaba oyendo el tono de su móvil antes de cogerlo, juraico que me torro. Hora y veinte después llegamos a Estocolmo, que es una ciudad a varias alturas, con autovías entre los edificios, por encima y por debajo, por larguísimos túneles. Aluciné con una rotonda hueca, me explico: imaginaos bordeando una fosa en autobús.
El hotel donde nos alojamos fue en tiempos la Prisión de la Corona y me encantó! Para haceros una idea de la pinta pensad en una prisión diseñada por Ikea y os sale. O también podéis visitarlo aquí. Altamente recomendado, vayáis con quien vayáis, pues además de albergue también es hotel del güeno y de precio es cojonudo.
Dos de la mañana. A dormir, que mañana hay que levantarse temprano.
1 comentario:
Pareces una espía de peli en las fotos, je, je....
Fontelles
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