La semana pasada hablábamos en la
tertulia de la radio de lo que hacía falta para ser una chica Bond. Entre todas
mis compis contertulianas llegamos a la conclusión de que había que ser
guerrera, sexy, misteriosa y tener un puntico dulce para volver locos a los
chicos Bond. De estar buena como requisito también hablamos, que me atrevo a
decir que no hay persona en este mundo que no relacione la frase “Chica Bond”
con el momentazo Ursula Andress o Halle Berry saliendo del mar con ese conjunto
de biquini, caracolas y cuchillo en la cadera. Sin embargo esa parte intentamos
obviarla y correr un tupido velo, que todas confesamos que aspirábamos a causar
ese efecto al salir del mar en cualquier playa del Mediterráneo pero dudábamos
de conseguirlo.
Ay, qué lejos queda de repente el
verano, lo pienso y me entristezco un poquito. Que no veo yo a la chica Bond saliendo
de la cama con el pijama de felpa, caminando bajo un paraguas sorteando
charcos, ni haciéndose manzanas asadas para merendar. Sigo insistiendo en que
el mes de noviembre no me inspira nada bueno ni sexy, y mucho menos a sacar la
chica Bond que llevo dentro. Pero eso no es todo, que si las cosas podían ir a
peor, llega el día en el estrenan Amanecer 2, la última peli de la saga Crepúsculo.
Apaga y vámonos, que ya la hemos liado, que es que parece que no había otra
época mejor. Crepúsculo, la saga de novelas de vampiros que hace a las
adolescentes sufrir por un amor que las treintañeras sabemos que no existe, y a
las treintañeras suspirar como adolescentes en ebullición, vuelve al ataque de
nuestra autoestima y nuestro corazoncito. No me había dado tiempo a digerir el
concepto chica Bond y me cambian totalmente la película.
Yo nunca me he leído las novelas,
ni tan siquiera por curiosidad filológica. Tanto amor es algo que me sobrepasa,
y la fantasía, lo irreal, sinceramente no es mi rollo. Pero hace unos meses caí
atrapada, casi en contra de mi voluntad, en una tertulia sobre la dichosa saga
en casa de una amiga, en la que confieso que aluciné e incluso me interesé por,
lo reconozco, lo bien que está construida la trama, los personajes y sobre
todo, por la capacidad de crear tanta tensión y tanta intriga en mujeres
maduras, adultas y con cabecica como son mis amigas.
Tuve que preguntárselo. ¿Qué es
lo que tiene Crepúsculo que a todas os tiene tan enganchadas? “Todas somos
Bella y queremos un Edward en nuestra vida”, me contestaron una por una.
Resulta que Edward, el vampiro de mirada helada y brazos marmóreos, “es un
caballero de los que ya no quedan.” Y claro, me pongo tierna y casi que les
tengo que dar la razón, pues es algo de lo que hablo mucho con mis amigas últimamente.
¿Es cierto que no quedan caballeros? ¿Se acabó el cortejo y el amor heroico?
¿Somos nosotras las que tenemos que tirar del carro?
Pero luego me detengo en Bella y…
un momento, para ese carro. Resulta que la protagonista, la heroína de la saga,
es una sonsa, una torpe desaliñada y sin autoestima, que se liga por arte de
birlibirloque al guapo del pueblo. ¿De verdad os creéis que esas cosas suceden
en la vida real? ¿De verdad os sentís un poco ella? ¿Acaso necesitamos a un
hombre a nuestro lado para sentirnos especiales? ¿No habíamos quedado en que
queríamos ser chicas Bond?
Me indigno, amigas, y no puedo
con vosotras. Yo no soy Bella. Paso de lánguidos, de suspiros y de guapos atormentados.
Que los saque de su abismo Rita. Prefiero un James Bond que me saque a mí a
pasear, aunque no sea para siempre. Fuera el pijama de felpa, arriba el tacón, las
pestañas y los morros pintados de rojo, y abrigaos, que vamos a salir a la
calle. Nunca en noviembre hubo una chica Bond más sexy.
5 comentarios:
Muy buena entrada. ¡Y qué razón! ensalzamos a veces a personajes que no merecen la pena, nos comparamos con ellos y nos olvidamos de valorarnos a nosotros mismas.
Todos tenemos nuestros fallos y nuestras virtudes, y de cara al amor, lo difícil es encontrar la pieza que encaje. Pero lo importante es saber lo que se busca. Un día llegará....
Gracias, anónimo, firma la próxima vez que me pueda dirigir a ti mejor.
Un día llegará... o no. Y si es Bond el que llega, no se quedará... pero a mí por lo menos no me importará nada, jaja.
Saludicos!
JAJAJAA...Genial, certero, desmitificador, sincero...te ha faltado insistir más en la paradoja de que mientras una chica Bond luce como ninguna en una playa, el vampiro aburrío y caballeroso no puede pisar ña arena de un litoral que no esté en el brumoso Oregón o la gélida Islandia, porque como se le ocurra ver a su sonsa saliendo del agua a lo Halle Úrsula en plena Costa Cálida y en el mes de agosto, el señor Lorenzo lo convierte en torta de chicharrones tamaño mejicano en un pis pás... http://lauramartinez.files.wordpress.com/2010/01/chicharron1.jpg
Si es por desmitificar mi chica Bond favorita es la de "Goldeneye", Isabella Scorupco, que es un pedacho de pibón pero en la peli aparecía de lo más modosita. Será la peca que tiene en la cara, debe ser el secreto, como nos mostraba la tb bellísima Berenice Bejo en "The artist".
Gracias, Sushi, jajajaja
Y estoy de acuerdo contigo, Rentins, de hecho he estado viendo fotos suyas de rubiáncana de impresión, con el pelo más largo... y bassss!!! Está mil veces más guapa.
Pero es que el rollo modosita también le va a Bond, o si no, que se lo digan a Miss Moneypenny ;)
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