domingo, 27 de noviembre de 2011

Nada


Mi amiga A fue invitada a una macro-fiesta por el chico con el que estaba liándose desde hacía dos meses. Mi amiga se lo tomó entonces como una pequeña presentación en sociedad, pues el idilio que habían estado ocultando saldría por fin a la luz. El día antes de la fiesta, para confirmarlo, y ya de paso idear el modelito y pedir cita en la pelu, A le preguntó si lo de ir juntos seguía en pie. "Mañana te lo digo seguro", le contestó el zamarro. Pero al día siguiente nunca la llamó. Dos días después, gracias a este patio de vecinas que es el facebook, A se enteró de que el tío sí había ido a la fiesta. Mi amiga dejó entonces de hablarle y él pronto se extrañó. "Pues tú verás", le dijo mi amiga cuando él le pidió explicaciones. Ante tales acusaciones, el tío no tuvo otra que defenderse: "Es que tú y yo no tenemos nada. Y además, si alguna vez nos liamos, es porque tú lo buscas". 

Mi amiga B se enrollaba con C cada vez que lo veía.  Durante cuatro meses, era encontrarse en un bar o discoteca, y con las cañas y las risas, ¡zas!, automático. Un día de estos que B iba de tranqui, un miércoles de picoteo after work con las amigas, coincidieron en un bar donde se saludaron muy cordialmente. Al ratico, B decidió irse a su casa justo al mismo tiempo C, así que salieron juntos por la puerta. Era la primera vez que C acompañaba a B a su casa y también la primera vez que, al no haber copas y música por medio, no iban cogidos de la mano ni la cintura, parándose en cada esquina para darse mil besos... Y tan sólo hacía tres días del último encuentro. Al llegar al portal, B, aunque mosqueada ante tal situación, intentó darle un beso. Él le hizo la cobra y con una sonrisa le dijo: "Entre tú y yo no hay nada. Sólo somos amigos".

Mi amiga D conoció a E recién salido de una relación de mil años. E reconoció desde el principio encontrarse en una etapa de pindongueo, y a D le pareció bien. Seis meses después de quedar en casa de D una o dos veces al mes, D le propuso (con miedo, por lo bajini) quedar como lo hacen las personas normales, en un bar y eso, a lo que E respondió aparentemente deseoso. Tras cuadrar agendas, quedaron para ese viernes. Sin embargo, el mismo viernes a mediodía E avisó a D de que tenía una cena pero que la llamaría después, cosa que al final no hizo. Al día siguiente E se excusó diciendo que no se había quedado solo en ningún momento y que de momento iba a ser imposible quedar con mi amiga D, pues tenía otra cena esa misma noche. A D se le hincharon los ovarios: "Vale que no te puedo exigir nada porque tú y yo no tenemos nada, pero como vuelva a recibir un sms tuyo diciendo que quieres verme, que sepas que te la corto".

Mi amiga F llevaba un mes dándole cariño y algo más a un guapo desparejado. Una noche, F se lo llevó a una fiesta en casa de sus amigos. “¿Cómo me vas a presentar?” le preguntó el chico. “Por tu nombre, ¿te parece?”, le contestó la sarcástica F. “Ah, vale” – le dijo él, y haciendo aspavientos, como para dejárselo claro, añadió: “¡Porque tú y yo no somos novios!”.

Mi amiga G conoció a un tipo interesante en una boda. Bajo la influencia de Rafaella Carrá y la barra libre se pegaron mil morreos en la pista de baile. Eso sí, sabiendo que seguramente se arrepentirían, decidieron no avanzar y planificaron quedar sobrios otro día, así que se intercambiaron los móviles. Dos días después se vieron para unas cerves después del curro. Se conocieron mejor, hablaron como personicas y hasta se cayeron bien, por lo que mi amiga G, que tenía previsto mandarlo a la mierda, no lo hizo, pero tampoco le besó al despedirse. Desde entonces recibe mensajes desesperados todas las noches del tipo, que afirma no poder olvidarse de ella ni del sabor de su boca, pero... ¡Si entre tú y yo no hay nada!

4 comentarios:

Antonio Rentero dijo...

Curiosamente la historia funciona exactamente igual de bien cambiando el género de los protagonistas.

La diferencia tal vez es que cuando nos pasa a nosotros nos juntamos con los amigos para ver un partido de fútbol y se nos pasa ;-)

Conch dijo...

En la última el género, o más bien el sexo, está cambiado!

Y sí, es cierto, quizá a nosotras nos cuesta más desengancharnos.

VipsaniaAdriana dijo...

http://www.youtube.com/watch?v=iQJD7jcw24s

[...]Uh! largate ya,
Que yo seguiré mi senda,
Tú con tú vanidad,
Y yo, en otro planeta,
Como lineas paralelas.
No hay nada de nada,
Nada de nuestras vidas,
Nada en común
Como la noche al día
Tú en la mitad sombría
Y yo esperando un resplandor [...]

No sé si te gusta o no, Amaral... pero dale vuelta al temica porque yo desde que he leído este post, no me la quito de la cabeza!

Cada uno a nuestra bola, no tenemos nada, no somos nada, no quiero nada... Cuánto miedo concentrado en esa palabra: NADA

Conch dijo...

Sí me gusta Amaral! Pero no conocía la canción! qué chulérrima y qué al pelo, nena. La he puesto en la página de BitterConch del facebook. Gracias!