La primera fue Jennifer Aniston cuando salía en Friends. Principalmente, y no soy nada original, por el pelo. Esa melena tan brillante que lucía la tía, con sus mechas y sus capas. Se decía incluso que era el corte de pelo más demandado en las peluquerías americanas. Me caía bien, supongo que porque era normal, porque perfectamente podría haber sido mi vecina, esa chica mona del barrio que me caería bien así porque sí, esa chica con la que quedaría a tomarme una marinera en la Plaza de las Flores o esa chica que podría encontrarme un viernes noche en Aduana tomándose un brugal-cola. Hasta que un buen día va la tía y, de repente, caza a Brad Pitt y ya mi admiración por ella fue extraordinaria durante varios años. Que luego nos sabemos todos la historia de cuando él le puso los cuernacos con la jincha de Angelina Jolie, y que desde entonces la pobre Jennifer vaga por el mundo como alma en pena… pero yo la sigo queriendo. Obviamente, dejó de ser mi modelo a seguir y volvió a ser la vecina del barrio, pero “esa chica con tan mala suerte”.
Luego tuve una época de Gwyneth Paltrow, otra que también se ligó a Brad Pitt, y que en principio es una sonsa y una llorica que come alpiste, pero tiene algo. Algo que le encantó a mi adorado Chris Martin, y ahí que siguen casados con dos hijos con nombres raros, viviendo en Londres y toda la pesca. Aún así, aunque no la veo ni muy real ni muy cercana, reconozco que me gusta su estilo y me encanta, además de su marido, cómo habla español la tía. Pero luego me ofusca. Me ofusca lo rara y lo mensa que es, sobre todo desde el día que decidieron ponerla de presentadora en un programa sobre la gastronomía española ¿Cómo una persona que no come jamón se pone a mostrar los placeres de nuestra cocina? Habrase visto. Y que tan rubia y tan flaca… no sé, demasiado inalcanzable y friki.
Desde la semana pasada tengo un ídolo nuevo, un objetivo alcanzable. La encontré en una revista, por casualidad, sin buscarla, como los mejores descubrimientos. Se trata de Elisabetta Canalis, la novia de George Clooney, y lo vi cristalino: una tía de mi edad, filóloga como yo, mediterránea, triunfadora, cuerpazo y con un pedazo de novio que pa qué las prisas. Ésa es la mujer a la que debo aspirar. De hecho, ya he recortado su foto, una que sale con el Clooney paseando por las playas de Hawái, y la he puesto en mi nevera para motivarme. Me gusta pensar que ésa podría perfectamente ser yo este verano en la Torre de la Horadada, no sólo por el tipazo que tiene la tía sino también por el maromo que la acompaña. Que por la misma regla de tres por la que ella se ligó a uno de los hombres más sexys del mundo, pues yo uno equivalente me podría pillar, ¿no? Yo lo llamo visualización.
Esta semana he pensado mucho en Elisabetta. Y es que ha sido especialmente dura. Entre el viento helado que soplaba en mi contra por la vereda del río cuando he salido a correr y que el endocrino me cambió el régimen, he sufrido mucho y pasado mucha hambre. Sin embargo ella, dondequiera que me encontrara, se me ha aparecido desde la nevera y me ha dado fuerzas cuando he flaqueado diciéndome que no desistiera, que en nada seré clavadita a ella. Que luego seguro que ella jala como una bestia, me la imagino comiéndose unos platos de pasta de aúpa, pero yo intento pensar que donde quiera que esté, se mata a hacer ejercicio como yo y suda y resopla para llegar al kilómetro 7 como yo.
Luego tuve una época de Gwyneth Paltrow, otra que también se ligó a Brad Pitt, y que en principio es una sonsa y una llorica que come alpiste, pero tiene algo. Algo que le encantó a mi adorado Chris Martin, y ahí que siguen casados con dos hijos con nombres raros, viviendo en Londres y toda la pesca. Aún así, aunque no la veo ni muy real ni muy cercana, reconozco que me gusta su estilo y me encanta, además de su marido, cómo habla español la tía. Pero luego me ofusca. Me ofusca lo rara y lo mensa que es, sobre todo desde el día que decidieron ponerla de presentadora en un programa sobre la gastronomía española ¿Cómo una persona que no come jamón se pone a mostrar los placeres de nuestra cocina? Habrase visto. Y que tan rubia y tan flaca… no sé, demasiado inalcanzable y friki.
Desde la semana pasada tengo un ídolo nuevo, un objetivo alcanzable. La encontré en una revista, por casualidad, sin buscarla, como los mejores descubrimientos. Se trata de Elisabetta Canalis, la novia de George Clooney, y lo vi cristalino: una tía de mi edad, filóloga como yo, mediterránea, triunfadora, cuerpazo y con un pedazo de novio que pa qué las prisas. Ésa es la mujer a la que debo aspirar. De hecho, ya he recortado su foto, una que sale con el Clooney paseando por las playas de Hawái, y la he puesto en mi nevera para motivarme. Me gusta pensar que ésa podría perfectamente ser yo este verano en la Torre de la Horadada, no sólo por el tipazo que tiene la tía sino también por el maromo que la acompaña. Que por la misma regla de tres por la que ella se ligó a uno de los hombres más sexys del mundo, pues yo uno equivalente me podría pillar, ¿no? Yo lo llamo visualización.
Esta semana he pensado mucho en Elisabetta. Y es que ha sido especialmente dura. Entre el viento helado que soplaba en mi contra por la vereda del río cuando he salido a correr y que el endocrino me cambió el régimen, he sufrido mucho y pasado mucha hambre. Sin embargo ella, dondequiera que me encontrara, se me ha aparecido desde la nevera y me ha dado fuerzas cuando he flaqueado diciéndome que no desistiera, que en nada seré clavadita a ella. Que luego seguro que ella jala como una bestia, me la imagino comiéndose unos platos de pasta de aúpa, pero yo intento pensar que donde quiera que esté, se mata a hacer ejercicio como yo y suda y resopla para llegar al kilómetro 7 como yo.
¿Cuál te gusta más de las tres?
¿Qué te parece Elisabetta?
¿Te imaginas al Clooney poniéndole el Nespresso por las mañanas en su casa del Lago de Como...?
6 comentarios:
Jejejeje, me imagino "como de lago" le pone el Nespresso el Clooney a esta paya...Jesús, qué paya!
Conch, si te quedas del estilo de esta vas a tener algo más que visualizaciones.....ains!
Pues que sepas que me queda poco para parecerme a ella, me queda na para que nos confundan por la calle, jajaja
...y que Dios te oiga, Armando!
Muy bueno lo del Nespresso, jajaja, me alegro de que te guste la zagala.
Oye, Conch, pero la Elisabetta ésta y el Clooney ¿no habían cortado ya?
El Clooney está cada vez más remilgado, qué tipejo.
Me he documentado y siguen juntos, por lo menos no han dicho contrario en las últimas 6 horas, que es de cuando es este artículo que copio. Tú que sabes italiano...
http://www.voceditalia.it/articolo.asp?id=51572&titolo=Elisabetta%20Canalis%20senza%20rivali%20nella%20top%20ten
Yo admiro el cuerpo de una mujer como esta pero, sorpresa, me encantan las "bellezas rubensianas". Carne donde agarrarse, vamos.
Mierda! Demasiado tarde, ya no me quedan mollas donde agarrar, ya no parezco una de las tres gracias ;)
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