miércoles, 12 de junio de 2013

La última Müsh

“Vamos a vernos” – me decía – “que ya está bien, que hace dos meses de la última vez”. Sus ansias me halagaron tanto, que me hicieron escudriñar mi petadísima agenda para hacerle un hueco. De cara a la Navidad y con el fin del mundo de los mayas amenazándonos por medio, quedar con él me parecía misión imposible. “¿Nos vemos el jueves y pasamos la última noche en la tierra juntos?”. Pero es lo que tuvo esa semana, que no iba a poder ser, que el trabajo, las comidas de empresa y los compromisos típicos pre-navideños impedían nuestro encuentro. “¿Qué te parece si lo dejamos mejor para el domingo en la Fiështa Müsh?”.

No se acabó el mundo y la Fiështa Müsh tenía lugar el domingo 23 de diciembre por la tarde. Quizá el domingo más raro del año. Uno en el que las tiendas están abiertas y la gente andaba más estresada que un lunes, ultimando las compras de Navidad. Otros, tirados en casa, tras las comidas de empresa, hacían hueco para las que se avecinaban con la familia. Y otros, a pesar de la resaca, se envalentonaban y decidían salir otra vez a la calle. Adivinad a qué grupo pertenezco yo. Y es que no lo podía tener más claro, pensaba mientras me calzaba los tacones.

En la entrada de Boutique, como si de Nueva York se tratase, una chica monísima, rubia y esbelta, comprobaba la lista que tienen todas las fiestas de postín. Y qué casualidad, que me pareció que no encontraban en ella al chico que entraba justo detrás de mí con cara de tener mucha prisa. “Dejadlo entrar, que es el cantante de The Leadings y esta noche actúa”, dije yo, sintiéndome algo prota y con la necesidad de echar un cable. Sin embargo, enseguida aparté la vista de él para no perderme detalle de lo que había detrás de la puerta.

Querían hacer una fiesta diferente, trasladando el contenido del papel a la realidad, en un espacio donde disfrutar de la moda, las tendencias, las firmas y los servicios que la revista ofrece, y desde el primer momento comprobé que lo consiguieron. Para alguien que ha ido a muchas fiestas y ha estado en Boutique varias veces, el lugar se me hacía irreconocible y el tinglado allí montado me resultaba ciertamente alucinante. Reconozco que flipaba mientras pasaba entre los pequeños stands repletos de gente probando servicios y talleres, peinándose, acicalándose y hasta aprendiendo a hacer bolsos. Gente muy Müsh, blogueras de moda, fotógrafos, chicos fashion, chicas monas y hasta los novios de las chicas monas parecían estar pasándolo de lo lindo. Así, tras el paseo de reconocimiento, llegué a la barra y me pedí el que puede que fuera el cóctel más rico de los últimos tiempos. “Menuda fiesta chulérrima”, pensaba, mientras me acomodaba en un huequito, mirando al gentío y a la pasarela, que los desfiles estaban a punto de comenzar. “Yo quiero ser chica Müsh”, tuiteaba al ver a Marina de Klaus and Kinski mientras se escuchaba de fondo música de Beirut. También vi a Fran Sáez estrenando corte de pelo y a las chicas de Titis Clothing, con las que charlé en nuestro front row improvisado poco antes de que empezara el desfile de sus prendas, acompañadas de la música de The Leadings…

“Al final no he ido”, decía el whatsapp que recibí del petardo cuando llegué a casa. Ya me he dado cuenta, Einstein, pero ni falta que me hizo tu compañía.

Dos meses después de la Fiështa, la ansiosa soy yo. No sólo porque estoy deseando ir a otro evento Müsh, sino también porque espero que os guste este tercer número del que ahora formo parte. Vamos a vernos, que ya está bien, que hace ya dos meses de la última Müsh.

Artículo publicado en la Müsh! nº3. Hoy ha salido a la venta la nº 4.

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