domingo, 16 de diciembre de 2012

Una chica con suerte



En una mano el móvil, en la otra, el postre, y por dentro, además de frío, un cabreo de mil pares de narices y muy pocas ganas de na. Con el pulgar derecho comprobé la hora en el móvil en la puerta de mi casa y efectivamente, llegaba tardísimo. ¿En invierno todo se atrasa? ¿O soy yo que no calculo bien los tiempos? Los viernes además es que se han convertido en días malos, de mucho curro, dolor de cabeza y prisas por hacer las mil cosas que no me dio tiempo a hacer durante la semana. Se me atragantan los días y, para cuando llega el viernes, estoy torcida y de mírame y no me toques. 

“¿Qué cara nos traes?” me preguntaron mis amigos cuando llegué donde habíamos quedado. “No quiero hablar de ello. Hoy no es mi día de suerte”, y sin decir nada más, pero pensando “quién me mandaría a mí”, me metí en el coche y salimos hacia casa de N y P, que esa noche nos ofrecerían un potaje bochero, un plato típico de la zona de Yeste, con más calorías que pelos tengo en la cabeza.

Al llegar, M nos tenía preparados unos deliciosos Martinis con olivica, rodaja de limón, palillo fashion e ingrediente secreto, y cuando ya empezaba a enderezarme y entrar en calor, K se acercó con un pequeño regalo para mí: una planta de la suerte de La Envidiosa. Pero qué leches es esto. Una cajita metálica que contenía una mini maceta, un poquito de tierra y una habichuela con la palabra suerte escrita. Junto a todo eso, un papelico con una leyenda larguísima y una letra mínima, que me dejé para leer después de la cena. Estaba yo, con mi rebote, y mi Martini en la mano, para leer sobre plantas mágicas.

Cinco horas después, llegaba yo a casa tras la cena, las copas, la ingesta de varios millones de calorías, las carcajadas y una tertulia que creo que no olvidaré jamás. Y, ya con otra cara, decidí dedicarle un ratico a la planta aquella. “Todos tenemos suerte, sólo debemos regarla día a día”. Y así, con esa frase en negrita que se me clavó cual mantra, el papelico me indicaba que tendría que regar la habichuela ésa un poquito todos los días para poder cultivar mi suerte. Frases del tipo “regar mis sueños” y “la suerte está en nosotros” retumbaban en mi conciencia recordándome lo tonta y lo dejada que puedo ser a veces, y la capacidad que tengo de olvidar lo afortunada que soy. Entonces me acordé de lo del frasco. Algo que vi en internet sobre por qué no empezar desde enero a llenar un tarro con papelitos que cuenten todas las cosas chulas que nos pasan cada día, y así, en la Nochevieja siguiente, vaciarlo y recordar las vivencias del año. Entonces, inmediatamente, elaboré un plan, que yo a enero no me esperaba.

Todos los días regaré mi planta y escribiré desde ya, en un papelico, las cosas buenas que me han pasado este año y las no tan buenas pero que me hacen reír. Voy a por todas, pues tengo dos semanas para llenar el frasco de anécdotas y momentazos, para así, en la cena de Nochevieja, poder repetir las risas de las cenas con mis amigos y añadir alguna más. En ese mismo momento, y una vez encontrado mi frasco, incluí el hipo de mi sobrina, la historia de la gata de P, la del chico que me pilló con la bragueta bajada y la noche del potaje bochero, cuya guinda puso mi genial amigo L con la lectura dramatizada de Cincuenta sombras de Grey.

Definitivamente soy una chica con suerte y, aunque soy consciente de que todo llega si te lo curras, también sé que cuando más negra es la nube que me rodea, tengo quien me la despeja y me recuerda lo afortunada que soy. Soy una chica con suerte y prometo esforzarme regando mis sueños todos los días, especialmente esta semana, en la que ya sea con mis amigos, mi planta, mi frasco, o mi décimo de lotería, buscaré mi suerte con más ilusión que nunca.

“He ido a la Envidiosa y me he comprado un viaje”, reza el anuncio de esta administración de lotería. Pues yo este año me pido la Polinesia.

4 comentarios:

Athena dijo...

¡Qué buena idea la del bote con papelicos! :)

Y quiero oír esa lectura dramatizada... ;)

Conch dijo...

¡Hazlo!

Madre mía. Uau.

Juanjo Caravaca dijo...

Estoy totalmente de acuerdo contigo Conchita. Tenemos mucha suerte. Yo no paro de celebrar el día que fui a una cata de quesos y os encontré.

Un besazo

Conch dijo...

Somos gente con suerte, Juanjo, ¿te has dado cuenta de que la terminación que repetimos ha sido la del Gordo? ;)