Quedamos en que iba a empezar una
nueva vida, llena de salud, vitalidad, alegría y, en definitiva, buenos
propósitos. Así, el lunes, día de los claveles, obviando que tan sólo 24 horas
después volvería a darme al jale y al bebercio, me dirigí a mi querido
gimnasio. Allí, doce valientes en una clase donde normalmente somos veinticuatro,
luchábamos con las lorzas a base de abdominales y oblicuos. Al terminar, el
profe, presagiando que después del Bando apareceríamos unos pocos, nos pidió sugerencias
para la clase del miércoles.
“Aeróbicos, por favor, algo para
quemar los excesos y las morcillas” – le pedimos las chicas. Entonces, como ya
viene siendo habitual en todos los gimnasios de España, habría que titular la
clase con un anglicismo. “Una sesión de Morcilla
Burning, entonces”. Y ahí se me quedó, clavadico en el alma, jugando con mi
conciencia. Y eso que a mí las morcillas no me gustan.
Pero lo que me pasa siempre, que
se me olvidan los propósitos con una facilidad pasmosa. Por la noche me llamó
mi amiga M para irnos a cenar a una barraca y no supe decirle que no.
Inauguramos la temporada entonces con la de la Peña El Pimiento, junto a la
Pasarela Manterola. Total, al día siguiente… Y es que ¿quién no se excede el
día Bando? Las cañas matutinas y el aperitivo, la comilona en casa de E y A,
los gintonics vespertinos… Que ya puedes bailarte el Chipirrín y el Saturdaynight (dididadadá) siete veces que eso no se quema en una semana. Desastre
dietético en el que pienso ya a toro pasado. Porque si no, seguramente no me
habría permitido ese grandioso churro relleno de chocolate camino a casa.
A la mañana siguiente mi cuerpo parecía
que pesaba cuatro veces más y mi mente luchaba con sus toneladas de propósitos y
remordimientos. Debía cuidarme antes del Entierro, pero la resaca y la vuelta
al cole me impidieron ir al gym o salir a correr, ni siquiera a andar. Y lo que
me faltaba para mi conciencia, que a media mañana me llamó mi amiga K pidiendo consejo
para empezar una dieta de desintoxicación. Y tenía razón, que me convenció, y nos
prometimos tres días a base de fruta, verduras, fibra y agüica fresca. Nada más
lejos. Esa misma noche me saltaría mis promesas con una pizza y una birra en
compañía de P.
El jueves sí que fui al gimnasio.
“Vengo al Morcilla Burning” – le dije
al profe, que vio el cielo abierto con la fuerza de voluntad de los cinco
valientes que allí estábamos. “Ponedle doble altura al step”. Que si quieres
arroz, Catalina, pero de esa manera, y con un tembleque de piernas que me duró
todo el día, el jueves me porté.
No como el viernes, que cuando
mis compañeras sugirieron comer juntas al salir de currar, yo no supe negarme.
La barraca de la Peña El Trillo en el Jardín del Malecón fue la segunda
elegida, con su olla de cerdo, sus longanizas, y unos patatones con ajo
riquísimos como base de nuestro menú, que me rezuma la grasa por las orejas
nada más de pensar en ello. Eso y el mirar los tres tangas que me regalaron
unos sardineros esa tarde.
Mi última esperanza la puse en el
viernes noche. No pensaba cenar y saltaría todo lo que pudiera en los
conciertos de la Plaza Estrella. Sin embargo, fui a recoger a S y a H a la
barraca de “El Ciazo” y me pidieron paparajotes ¿acaso les iba a decir que no?
Luego en el concierto me invadió la sed, ¿iba yo a pedirme agua patrocinando
aquello la Estrella de Levante?
Definitivamente voy a tener que
dejar el morcilla burning para cuando
acaben las fiestas, que menuda odisea llevo con la grasa y la conciencia.
Al salir del concierto de los
Lori Meyers, resignada ante mi suerte y habiendo pegado menos saltos de los que
yo hubiera querido, mi amiga K se preguntaba: “Nena, ¿por qué los cantantes de
estos grupos modernetes no pesan más de 30 kilos?” Muy sencillo, amiga, porque
no viven en Murcia.
11 comentarios:
Conclusión (al menos, en Murcialand): No engordan el pan y las morcillas, sino la familia y los amigos...
“Ponedle doble altura al step”... jajaja.... qué hallazgo... es como un "¡traed madera (o morcillas, en este caso), es la guerra!"
http://www.youtube.com/watch?v=M9NhvMSWsNI
Jajaja! Creía que me ibas a poner un enlace más del estilo de... http://www.youtube.com/watch?v=7HDn7ytH6Ig&feature=related
Hoy sólo ha sido una altura pero, chacho lo que he sudao!
La gran Anne Mae Bullock!!!! Puestos a hablar de disco, me quedo con éste... http://www.youtube.com/watch?v=8syJyFwBahc
Mencantaaaa!!!
El auténtico Morcilla Burning tb se practica en Murcia.
El viernes por la tarde "acompañemos" a una amiga que va a hacer la Ruta de las Fortalezas en su entrenamiento: subida desde la Balsa a las Antenas (unos 12 kms de monte).
Y el domingo dos vueltas a ese mismo recorrido.
Ya te digo si se quema morcilla.
Se me ha quitado el hambre, con Enrique y Ana, y he perdido un kilo pensando en 50 Km de monte, de monte lleno de mas madera...¡Voy a escuchar a la Tina y visualizar mi "yo" de mayor!
Es inútil tratar de luchar contra las calorías durante las fiestas de Murcia, lo mejor es soltarse la melena y disfrutar ;P.
Muchas gracias por avisarme de que has usado una foto mía, qué honor que ilustre tu genial post! :)
Saludos
Os informo de que mi "morcilla" afortunadamente ha sido sólo medio kilico que ya he quemado. Hoy estoy algo más seta, he de decir, pero es que tenía mucho curro... Ains!
Gracias a ti, Akane. Un saludo!
Jajajajaja no te iamginas lo que me he estado riendo durante todo el post, qué bueno lo del Morcilla Burning. Yo, para no tener remordimientos, ni me apunto al gimnasio. Así, no hay problema =)
Besos
Muchas gracias, Miss Migas, y bienvenida al blog :)
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