domingo, 15 de abril de 2012

Morcilla burning


Quedamos en que iba a empezar una nueva vida, llena de salud, vitalidad, alegría y, en definitiva, buenos propósitos. Así, el lunes, día de los claveles, obviando que tan sólo 24 horas después volvería a darme al jale y al bebercio, me dirigí a mi querido gimnasio. Allí, doce valientes en una clase donde normalmente somos veinticuatro, luchábamos con las lorzas a base de abdominales y oblicuos. Al terminar, el profe, presagiando que después del Bando apareceríamos unos pocos, nos pidió sugerencias para la clase del miércoles.

“Aeróbicos, por favor, algo para quemar los excesos y las morcillas” – le pedimos las chicas. Entonces, como ya viene siendo habitual en todos los gimnasios de España, habría que titular la clase con un anglicismo. “Una sesión de Morcilla Burning, entonces”. Y ahí se me quedó, clavadico en el alma, jugando con mi conciencia. Y eso que a mí las morcillas no me gustan.

Pero lo que me pasa siempre, que se me olvidan los propósitos con una facilidad pasmosa. Por la noche me llamó mi amiga M para irnos a cenar a una barraca y no supe decirle que no. Inauguramos la temporada entonces con la de la Peña El Pimiento, junto a la Pasarela Manterola. Total, al día siguiente… Y es que ¿quién no se excede el día Bando? Las cañas matutinas y el aperitivo, la comilona en casa de E y A, los gintonics vespertinos… Que ya puedes bailarte el Chipirrín y el Saturdaynight (dididadadá) siete veces que eso no se quema en una semana. Desastre dietético en el que pienso ya a toro pasado. Porque si no, seguramente no me habría permitido ese grandioso churro relleno de chocolate camino a casa.

A la mañana siguiente mi cuerpo parecía que pesaba cuatro veces más y mi mente luchaba con sus toneladas de propósitos y remordimientos. Debía cuidarme antes del Entierro, pero la resaca y la vuelta al cole me impidieron ir al gym o salir a correr, ni siquiera a andar. Y lo que me faltaba para mi conciencia, que a media mañana me llamó mi amiga K pidiendo consejo para empezar una dieta de desintoxicación. Y tenía razón, que me convenció, y nos prometimos tres días a base de fruta, verduras, fibra y agüica fresca. Nada más lejos. Esa misma noche me saltaría mis promesas con una pizza y una birra en compañía de P.

El jueves sí que fui al gimnasio. “Vengo al Morcilla Burning” – le dije al profe, que vio el cielo abierto con la fuerza de voluntad de los cinco valientes que allí estábamos. “Ponedle doble altura al step”. Que si quieres arroz, Catalina, pero de esa manera, y con un tembleque de piernas que me duró todo el día, el jueves me porté.

No como el viernes, que cuando mis compañeras sugirieron comer juntas al salir de currar, yo no supe negarme. La barraca de la Peña El Trillo en el Jardín del Malecón fue la segunda elegida, con su olla de cerdo, sus longanizas, y unos patatones con ajo riquísimos como base de nuestro menú, que me rezuma la grasa por las orejas nada más de pensar en ello. Eso y el mirar los tres tangas que me regalaron unos sardineros esa tarde.

Mi última esperanza la puse en el viernes noche. No pensaba cenar y saltaría todo lo que pudiera en los conciertos de la Plaza Estrella. Sin embargo, fui a recoger a S y a H a la barraca de “El Ciazo” y me pidieron paparajotes ¿acaso les iba a decir que no? Luego en el concierto me invadió la sed, ¿iba yo a pedirme agua patrocinando aquello la Estrella de Levante?

Definitivamente voy a tener que dejar el morcilla burning para cuando acaben las fiestas, que menuda odisea llevo con la grasa y la conciencia.

Al salir del concierto de los Lori Meyers, resignada ante mi suerte y habiendo pegado menos saltos de los que yo hubiera querido, mi amiga K se preguntaba: “Nena, ¿por qué los cantantes de estos grupos modernetes no pesan más de 30 kilos?” Muy sencillo, amiga, porque no viven en Murcia.

11 comentarios:

sushi de anguila dijo...

Conclusión (al menos, en Murcialand): No engordan el pan y las morcillas, sino la familia y los amigos...

“Ponedle doble altura al step”... jajaja.... qué hallazgo... es como un "¡traed madera (o morcillas, en este caso), es la guerra!"

sushi de anguila dijo...

http://www.youtube.com/watch?v=M9NhvMSWsNI

Conch dijo...

Jajaja! Creía que me ibas a poner un enlace más del estilo de... http://www.youtube.com/watch?v=7HDn7ytH6Ig&feature=related

Hoy sólo ha sido una altura pero, chacho lo que he sudao!

sushi de anguila dijo...

La gran Anne Mae Bullock!!!! Puestos a hablar de disco, me quedo con éste... http://www.youtube.com/watch?v=8syJyFwBahc

Conch dijo...

Mencantaaaa!!!

Antonio Rentero dijo...

El auténtico Morcilla Burning tb se practica en Murcia.

El viernes por la tarde "acompañemos" a una amiga que va a hacer la Ruta de las Fortalezas en su entrenamiento: subida desde la Balsa a las Antenas (unos 12 kms de monte).

Y el domingo dos vueltas a ese mismo recorrido.

Ya te digo si se quema morcilla.

cuarentona dijo...

Se me ha quitado el hambre, con Enrique y Ana, y he perdido un kilo pensando en 50 Km de monte, de monte lleno de mas madera...¡Voy a escuchar a la Tina y visualizar mi "yo" de mayor!

Liliana Fuchs dijo...

Es inútil tratar de luchar contra las calorías durante las fiestas de Murcia, lo mejor es soltarse la melena y disfrutar ;P.
Muchas gracias por avisarme de que has usado una foto mía, qué honor que ilustre tu genial post! :)

Saludos

Conch dijo...

Os informo de que mi "morcilla" afortunadamente ha sido sólo medio kilico que ya he quemado. Hoy estoy algo más seta, he de decir, pero es que tenía mucho curro... Ains!

Gracias a ti, Akane. Un saludo!

Miss Migas dijo...

Jajajajaja no te iamginas lo que me he estado riendo durante todo el post, qué bueno lo del Morcilla Burning. Yo, para no tener remordimientos, ni me apunto al gimnasio. Así, no hay problema =)
Besos

Conch dijo...

Muchas gracias, Miss Migas, y bienvenida al blog :)