lunes, 26 de julio de 2010

Summer loving


La pienso hacer en clase, el primer día de cole (No, si no hay manera de desconectar del trabajo...). El vídeo, clasicazo donde los haya, lo tenéis aquí.


Summer nights


Summer lovin' had me a blast
Summer lovin', happened so fast
I met a girl crazy for me
I met a boy, cute as can be
Summer days driftin' away, to uh-oh those summer nights

Tell me more, tell me more, did you get very far?
Tell me more, tell me more, like, does he have a car?

She swam by me, she got a cramp
He went by me, got my suit damp
I saved her life, she nearly drowned
He showed off, splashing around
Summer sun, something's begun, but uh-oh those summer nights
Tell me more, tell me more, was it love at first sight?
Tell me more, tell me more, did she put up a fight?
Took her bowlin' in the Arcade
We went strollin', drank lemonade
We made out under the dock
We stayed out until ten o'clock
Summer fling don't mean a thing, but uh-oh those summer nights
Tell me more, tell me more, but you don't gotta brag
Tell me more, tell me more, cause he sounds like a drag
He got friendly, holdin' my hand
Well she got friendly, down in the sand
He was sweet, just turned eighteen
Well she was good, you know what I mean
Summer heat, boy and girl meet, but uh-oh those summer nights
Tell me more, tell me more, how much dough did he spend?
Tell me more, tell me more, could she get me a friend?
It turned colder, that's where it ends
So I told her we'd still be friends
Then we made our true love vow
Wonder what she's doin' now
Summer dreams ripped at the seams
but oh.... those summer nights
Tell me more, tell me more.

domingo, 25 de julio de 2010

Todo lo que quiero


El martes fue mi último día triste, he decidido que sea así. Se acabaron los días negros llenos de energía negativa. Me aguardan exactamente 37 días de descanso, reflexión, mimo y amor a mí misma que pienso aprovechar por lo que pueda pasar a partir del 1 de septiembre.

Me he trasladado a la playa, lejos del mundanal ruido y del horno ése que tenemos por ciudad, y he vuelto a descubrir los placeres de, entre otros, dormir muchas horas. Creía que me iba a costar el cambio, pero no, se me está dando bien eso de tirar el reloj, olvidar la agenda y dejar la mente en blanco, concentrándome tan sólo en la brisa, el olor a playa y el sonido de las olas del mar.

Es mi intención estos días quererme mucho (si no me quiero yo…), así que he decidido que, por muchos helados que me zampe y muchos tintos que me beba en el chiringuito, no tiraré por la borda los esfuerzos del invierno e intentaré, por una vez en mi vida, seguir en pleno verano una especie de operación bikini sin martirios. Así pues, he vuelto a hacer ejercicio, que he hecho de la playa mi gimnasio. A las 9 de la mañana bajo a clases de aerobic sobre la arena, a mover mi cuerpo serrano junto a un montón de abuelas en bañador, luego me hago unos largos, y cuando se pone el sol salgo a correr por el final del pueblo, donde habitan los guiris.

He aceptado que esto y poco más va a ser mi vida estos días, ya que este verano, de momento, me quedo en tierra. Y soy feliz así, de tranqui, pues tengo todo lo que quiero: paz y buenos libros. Tan sólo una cosa deseo: que paren ya los mensajes de amigos y familiares fardando de aventuras en sus viajes veraniegos, que sepan que no me dan envidia.

No me da envidia mi hermano, que me manda mensajes desde el Cheesecake Factory (uno de mis restaurantes favoritos) de San Francisco, que habrá que ver cómo se le estará poniendo el michelín. Tampoco siento celos cuando me cuenta que ha recorrido el Golden Gate en bici, porque sólo de pensar en el posterior dolor de culo se me quitan todas las envidias. Y que a mí los puentes me dan vértigo.

No me querría ir yo a Palma de Mallorca, como mi amigo A, si la única persona con la que voy a ligar va a ser un camarero de un bar de Murcia que me encuentre de casualidad. Tampoco voy a cogerme un avión si lo que quiero es pillar carne fresca guiri, que de ingleses y alemanes está la Costa Cálida llena.

No sufro por los amores de verano que no tengo ni seguramente tendré, que ayer precisamente vi a aquel amor del noventaytantos y reflexioné en un segundo sobre el paso del tiempo y la importancia de los besos. No me vio o no me reconoció, porque ya sólo tiene ojos para su mujer, que estaba a su lado, embarazada del segundo. Ya no es tan guapo, que se ha quedado del mismo tamaño que a los 20, está arrugao y tiene canas. Lo llamábamos Seven porque se parecía a Brad Pitt, y sigue pareciéndosele, pero ahora es más Benjamin Button.

Mi última felicidad, la que hace que todo sea perfecto, se la debo a Walter, Wilmer y Eduardo, que muy amablemente me ayudaron y soportaron mis dudas y panicamientos en la instalación del pinganillo. Ya tengo internet móvil, mi vida ya está completa. No seré tan pija de bajarme el portátil a la playa, y que se me llene de arena o me lo roben, sin embargo confieso que me encantaría y que mis compis de aerobic pensaran que soy una moderna que compro y vendo. (Y los envidiosos que soy una pringá ciberadicta.)

Tengo todo lo que quiero, nada me afecta. Yo sólo observo, respiro hondo, dejo la mente en blanco.

lunes, 19 de julio de 2010

Soneto 116



Let me not to the marriage of true minds
Admit impediments. Love is not love
Which alters when it alteration finds,
Or bends with the remover to remove:
O no! it is an ever-fixed mark
That looks on tempests and is never shaken;
It is the star to every wandering bark,
Whose worth's unknown, although his height be taken.
Love's not Time's fool, though rosy lips and cheeks
Within his bending sickle's compass come:
Love alters not with his brief hours and weeks,
But bears it out even to the edge of doom.
If this be error and upon me proved,
I never writ, nor no man ever loved.

William Shakespeare

domingo, 18 de julio de 2010

Amor heroico


Será porque es la primera vez que ganamos algo así, pero con la victoria en el Mundial de Sudáfrica me da la impresión de que la gente se ha vuelto loca. Con esto no me refiero solamente a aquellos que ahora sólo visten de rojo hasta para ir a trabajar o se ponen una bandera de España como capa para salir los fines de semana. Tampoco me refiero a aquellos que prometieron hacerse un tatuaje o raparse la cabeza si España ganaba el Mundial, que los hay, pero menos que cuando la Eurocopa, me da. No, a esos chalaos no, yo me refiero a gente realmente loca, pero loca de amor.

Yo la final del mundial la vi en casa de unos amigos. Fue ya en la celebración de la victoria, en plena euforia, saltando de alegría, desgañitándonos, agitando botellas de champán, cuando de repente mi amigo J, como poseído, corrió hacia su cuarto (¿a dónde irá éste ahora?) y cual jabulani salía disparado poco después para hincar la rodilla en el suelo delante de mi amiga C, y ante todos nosotros y anillo en mano, medio tartaja, le preguntó: “Que si… que si… ¿quieres casarte conmigo?” ¡Sí, sí, sí!- le respondimos todos. Y hasta yo, agnóstica en esto del amor, decidí colocar ese momentazo en el número uno de mi podio de momentos románticos vividos, aunque yo no fuera la novia.

Minutos después llegaba el beso de Íker Casillas a Sara Carbonero ante las cámaras de televisión y ahora ya no sé qué hacer con mi podio. Que una demostración de amor así, con tanto público delante, no ocurre todos los días y deja tocada a más de una, que hasta mis amigas felizmente casadas lloraron a moco tendido cuando ocurrió y que tire la primera piedra la que no haya ido al youtube a martirizarse con tremendo documento. Culpo a Íker de mis falsas expectativas en cuanto a besos inesperados, dice un grupo del facebook del que me he hecho miembro. Que es que parece que no teníamos suficiente con los anuncios de cerveza en Formentera y Menorca, que es que ahora tenemos a uno de los tíos más guapos de España morreándose delante de medio mundo con la pedazo de paya que es la Carbonero. Que es que ya queríamos ser la Carbonero por lo cañona y par de ovarios, pues ahora todas queremos ser ella para tener un Íker a nuestra vera. Que no sólo por lo alto, macizo y bonico (animalico, cómo lloraba) lo queremos, sino porque en realidad estamos faltas de actos heroicos de amor que nos hagan sentirnos vivas. Que ya está bien, hombre, que vuelvan los héroes y nos conquisten, jolín. Que vuelvan aquellos hombres que demostraban amor en público, que parece que no es mucho pedir, pero hoy en día no hay acto más heroico que ése.

De actos heroicos de amor trató mi semana, que si creíais que el beso de Íker y Sara fue lo más romántico y emocionante de los últimos tiempos habréis de saber que eso no es nada comparado con lo vivido por una servidora. Que empezó con la espontánea y repentina declaración de mi amigo J, y siguió con la pedida de mano oficial de mi amiga M, con la que tengo que quedar para que me ciegue con el pedrolo que luce en su mano derecha. A eso le uno el 5º aniversario de boda de mis amigos J y P, boda a la que yo fui y en la que cogí el ramo… ejem, y ya por último, que no me olvido, lo acontecido ayer: la boda del siglo.

Ayer oí a mi hermanico soltar un sí quiero. Querido A, a ti te dedico este post por ser el más héroe de los héroes y para desearte que seas muy feliz junto a M. Gracias a los dos por devolverme la fe en tantas cosas. Hoy, y por mucho tiempo, seréis los primeros en mi podio.

jueves, 15 de julio de 2010

If--

If you can keep your head when all about you
Are losing theirs and blaming it on you;

If you can trust yourself when all men doubt you,
But make allowance for their doubting too;

If you can wait and not be tired by waiting,
Or, being lied about, don't deal in lies,
Or, being hated, don't give way to hating,
And yet don't look too good, nor talk too wise;

If you can dream—and not make dreams your master;
If you can think—and not make thoughts your aim;
If you can meet with triumph and disaster
And treat those two imposters just the same;
If you can bear to hear the truth you've spoken
Twisted by knaves to make a trap for fools,
Or watch the things you gave your life to broken,
And stoop and build 'em up with wornout tools;

If you can make one heap of all your winnings
And risk it on one turn of pitch-and-toss,
And lose, and start again at your beginnings
And never breathe a word about your loss;
If you can force your heart and nerve and sinew
To serve your turn long after they are gone,
And so hold on when there is nothing in you
Except the Will which says to them: "Hold on";

If you can talk with crowds and keep your virtue,
Or walk with kings—nor lose the common touch;
If neither foes nor loving friends can hurt you;
If all men count with you, but none too much;
If you can fill the unforgiving minute
With sixty seconds' worth of distance run

Yours is the Earth and everything that's in it,

And—which is more—you'll be a Man my son!


Gracias, Carlos, por este soplo de aire fresco en una semana tan calurosa.

(Pinchad aquí si queréis que os lo lean dos campeones de verdad)

domingo, 11 de julio de 2010

Ganar


Fue el miércoles por la noche, tras la semifinal, al acostarme. A pesar de que mi dormitorio da a un patio interior y que la calle donde vivo es prácticamente peatonal, desde mi cama escuchaba el barullo lejano de las vuvuzelas que en la Gran Vía celebraban ya que somos casi campeones del mundo.

Entonces, dado el nivel de demencia que estoy alcanzando últimamente, en una de estas reflexiones que me da a mí por hacer, de éstas en las que prácticamente me hablo sola y hasta me discuto, no podía dejar de pensar en el concepto de ganar, en la suerte, las victorias, los goles, los puntos, el verdadero mérito y la tontería aquella de la visualización. Y recuerdo que España ganó la Eurocopa visualizando que podían el mismo día que yo, igualmente visualizando, me saqué una oposición. España ahora se cree ganadora y eso hará que esta noche gane a Holanda pero, sin ánimo de nada y tocando madera ¿y si te ves ganadora y de repente, por un simple gol, no ganas? ¿Sigues siendo ganadora? Que llegarán tu madre, tu padre, tu novio y tu mejor amiga diciéndote “nena, tú vales mucho” pero ¿eso hace que no te sientas perdedora? Porque es que encima yo, cuando pierdo algo gordo, no puedo evitar hacer recuento de las desgracias que acontecen en mi caótica existencia: en lo sola que vivo, en el último chico que me dejó (por aquello tan absurdo), en los otros tropecientos que pasan de mí, en el reloj biológico, en que he engordado 2 kilos, en que todavía no tengo viaje para este verano, en que no tengo tiempo para hacer vida social ni para nada, ni para ir de rebajas, ni limpiar mi casa, ni poner la lavadora… y encima no hace sol el único día que voy a la playa, y ya lo veo todo negro hasta lo menos el verano que viene y encima… todas esas frases que empiezan con “y encima”. Y que te vengan con el “al menos tienes salud”, que te hace sentirte la persona más miserable del mundo.

Hasta hace bien poco tenía un sueño, una ilusión que visualicé durante mucho tiempo. Me vi como la mejor y de repente todo se fue al traste sin que yo pudiera hacer nada para evitarlo, por una cuestión de puntos. Y te da rabia, porque si llevas un tiempo currándotelo y está demostrado que eres la mejor, pero al final un “gol” de mierda te aparta de tu sueño ¿qué es entonces lo que cuenta? ¿Qué significa realmente la palabra mérito? Sea en el terreno que sea: en el laboral, el amoroso, el familiar, ¿por qué siempre hay alguien que tiene más puntos que yo?

Todas estas reflexiones me duraron, como mucho, 24 horas, que hay un momento en que una, cansada de darse coscorrones contra la pared, decide bajar al mundo real y darle la vuelta a todo, y ése, señores, es el verdadero mérito.

Sigo siendo ganadora porque lo digo yo y porque lo sabe hasta el de la camisa. Porque no vivo sola, sino independiente y hago lo que me da la gana desde que me levanto hasta que me acuesto. Sigo siendo ganadora cuando los tíos me demuestran lo capullos que son dejándome (escapar) por algo tan absurdo como llegar tarde. Soy ganadora con mis kilos de más porque estoy buenísima, y al que no le guste que no mire, que además gracias a ellos no me tengo que comprar un armario nuevo (y precisamente ayer, milagrosamente, tuve tiempo de arrasar las tiendas y también he encontrado un vuelo tirado a Estocolmo).

Soy ganadora, gane o no gane, igual que lo es ya la Selección Española de fútbol. Y si aún así, aún con ésas, te sientes en la necesidad de hacer ruido, te recomiendo que te hagas con una vuvuzela, por si todavía tienes que soplarle a alguien en la oreja… y que se meta su baremo de punticos por donde le quepa.

domingo, 4 de julio de 2010

Tiqui-ti


Era el cumple de mi amiga A, aspirante a convertirse en la Carmen Lomana murciana, y M le organizó una fiesta sorpresa a la que yo estaba invitada. “Es en el Tiqui-ti”. ¿Perdona? ¿Eso es un bar? ¿Y dónde está? “En Captesa, nena ¿cómo no lo conoces? Lo que era antes el Quattro”.

El Tiqui-ti. Me gusta el nombre, suena a escalofrío cariñoso y picarón. Tiqui-ti. Uy, creo que definitivamente me encanta. Y ya, cuando llego a la puerta ni os cuento, que el que ideó el nombre del garito me conquista con el rótulo para siempre: Tiqui-ti Art Chill. Ahí es na.

Entro y me gusta la decoración, que a lo mejor no es especialmente art pero sí bastante chill. La luz es tenue y la música es actual, con lo cual invita al parejismo o a la primera copa de una de primera cita. Me llama la atención una pared acolchada, que no sé si me mola o me parece demasiado atrevimiento en el attrezzo, que le da un poco de rollo manicomio. Y por último, observo la re-distribución de las barras. Hay que ver qué rápido ha cambiado esto que ni me enteré de la reforma, que yo estuve aquí tanto el día del Bando como el del Entierro y esto no estaba así. “¡Qué va! Lleva mucho más tiempo”, me dicen. Desconfiada, le decido preguntar entonces al camarero, porque una persona que casi no bebe alcohol no puede haber estado tan borracha como para no coscarse de las diferencias. “Pues en septiembre llevaremos un año abiertos”, me aclara. Pues por eso digo, que creo que debo dejar el alcohol definitivamente. Algo que, por otra parte, sería fácil yendo al Tiqui-ti, pues poseen una carta de cócteles finísima que parece un yoquesequé súper elegante, donde se incluye la tira de bebidas pijas con alcohol y sin alcohol. Y es para probarlas todas (preferiblemente espaciando las tomas, digo). Yo, sin alcohol, os recomiendo el aún así potente Fruta de la pasión, y con alcohol el Cosmopolitan, que en sabor no tiene nada que ver con el que me tomé yo en Nueva York el verano pasado emulando a Carrie Bradshaw, pero justo por eso está bueno. Que éste no hace que te salgan arrugas en la cara con cada sorbo, no sé si me explico, pues lleva frambuesa y sabe a chicle.

En cuanto a la gente, unas treinta o cuarenta personas pijísimas pululaban por el local: rubiáncanas lentejueladas, guapetonas de melena sinuosa estrenando la ropa de las rebajas y engominados aspirantes a Duques de Feria con americana (¡pero si estamos en verano!), camisa de manga larga con la fresca y pantalones de colores.

- ¿Qué hago para salir en tu blog?- me pregunta T, engominao a lo zeñorito andalú y ataviado unos pantalones monísimos coloraos.
- Ya nada – le contesto – con esos pantalones tienes la mención asegurada.
- Pues también tengo verdes y azules, que lo sepas.
- ¿Qué me estás contando? ¿azul eléctrico?
- No, azul celeste.
Y es que encima son algo altos de cintura y le aprietan el paquete… ains, qué disparate. Otro garito donde me aventuro a decir que nunca encontraré novio. Aún así, para las noches de verano en Murcia, para bailoteos con las amigas, citas con chuquis que nunca tengo y ver partidos de fútbol en sus maravillosas pantallas, el Tiqui-ti es ideal.

De vuelta a casa no dejo de repetirme por el camino “Tiqui-ti”. ¿Cuánto tiempo hará que no siento yo un tiqui-ti? ¿Quién será el próximo que me haga tiqui-ti? ¿Tendré que esperarme en serio a los 40 años?

De repente, Ti qui ti, ti qui ti, me suena el móvil, tengo un mensaje: “Te echo de menos”. ¡Tiqui-ti!