domingo, 25 de marzo de 2012

El pozo

“No salimos del pozo”, le decía la bella E a mi amiga M al echar la vista atrás y hacer repaso de la noche anterior.
Pozo en un cole de Kanjanur, South India

La hermana de M, que vive en Málaga, la había engañado vilmente: “Van unos amigos míos a pasar la noche en Murcia, sácalos de fiesta”. Y ahí que se presentó M en la Plaza de las Flores buscando a cinco señores estupendérrimos y, por supuesto, emocionalmente disponibles, que ella había creado con su imaginación. Así, dispuesta a tener que elegir entre varios candidatos, y con un peliculón montado de padre y muy señor mío, entró al restaurante y no los vio. No estaban. “¿No serás tú la hermana de C?”, se le acercó un gordinflón simpático con acento andaluz. Pues sí, sí lo era, M era la hermana de C, y ése y sus cuatro amigos maduritos, tres de ellos casados y alguno calvo, eran los malagueños que iba a tener que sacar a pasear.

Hubo que pedir refuerzos y sólo se ofreció E, que las demás nos hicimos las ocupadísimas. Yo al día siguiente me sentí culpable, que al parecer la cosa no fue para tanto y al final lo pasaron más que bien. De la cena pasaron a las copas, de las copas a los pubs y de los pubs a Luminata. Y M, que va de hippy por la vida, y tenía entre sus mandamientos personales el de no pisar jamás ni esa ni ninguna discoteca del estilo, pues ahí que acabó, como las peonzas, subida a una tarima, bailando con los cinco malagueños. Ni E, ni su argumento del pozo, podían pararla, pero al día siguiente sí que pareció entrar en razón.

Frescos como lechugas a la mañana siguiente, el resto de la troupe fuimos, convocados por K, a un aperitivo con motivo de la entrega de su invitación a su boda. M y su resaca se excusaron pero prometieron llegar más tarde. Del Café Bar de Alfonso X pasamos a Al Rojo Vivo, de ahí a la Ronería, y de ahí al Chinatown. Hasta entonces no aparecieron M y E, que nos contaban su noche loca entre sorbitos de tónica y aquarius, respectivamente. “Si me bebo aunque sea una cerveza me tenéis que llevar a bailar”.

Hablamos entonces de “El pozo”, ése en el que nos colocó el último tontucio y seguimos cavando nosotras mismas sin querer, desperdiciando noches y oportunidades sin ton ni son. E lo expuso claramente: Ellas en Luminata con cuarentones casados y yo hecha una tontaina con mi filmoteca o mi sofá. No nos centramos, decía, y el tiempo pasa y seguimos sin encontrar algo o alguien que nos saque del pozo. Una ilusión, por tontuna que sea.

Entonces conocimos a unos daneses. Dios quiso que esa tarde cuatro rubiales estuvieran tomándoselas junto a nosotras en la calle de Pérez Casas. Ideal para olvidar el dichoso pozo con un viaje a Copenhague, pensé montándome la película como viene siendo habitual en mí. El de gaficas era mío, simpático como él solo y enamorado confeso de Murcia. Todo perfecto hasta que le conté, entre risas, que yo en realidad había salido por una invitación de boda, momento que aprovechó para hablarme de la suya, el próximo agosto. Bajonaco y vuelta a mi pozo. Vámonos, M, que nos hemos vuelto a equivocar.

Yo estoy convencida de que la culpa es de la llegada de la primavera. El pozo puede o no ser un hecho, pero que haya tortolitos y gente feliz por donde quiera que vayas es inevitable. Sin embargo, no debemos hundirnos, sino aprender a vivir con ello, sin desesperarnos ni cometer locuras. ¿Os acordáis de mi guapo del gym? Pues ahora paso de él, que la segunda vez que lo vi no era tan guapo, me debió pillar en un momento bajo. Y sí, es verdad que a veces siento que a mi alrededor todo el mundo evoluciona y yo sigo en mi pozo. Nuevos amores, bodas, partos, embarazos, viajes de placer, y yo, a mis treinta y tres, contando los días para que llegue el día del Bando. Pero ¿qué le vamos a hacer si es lo que me ha tocado? Y que tampoco, sinceramente, se está tan mal aquí dentro.

11 comentarios:

Anónimo dijo...

Desde luego Conch esta semana te superas y eso que pensaba que el de la semana pasada era el mejor de muchos que he leído. Pero, creo, como dices que no encuentras, y eso que buscas, que igual se está mejor sola que mal acompañada.... sigue así. Guapa.

Conch dijo...

Muchas gracias, amigo o amiga.
(La próxima vez firma, porfa)

cuarentona dijo...

¡Uf, que deprimente!,¿no sera que exageras? no te desanimes Conch. palabras verificacion "estriste echina", TE LO JURO

Conch dijo...

Jajajaja.

A ver, es lo que hay, cuaren, es lo que hay. Y lo llevo bastante bien que, como digo, a veces se está mejor dentro del pozo y tengo la esperanza de encontrar algún clavo durante las fiestas... o no, que en parte también prefiero seguir solica a mi rollo.

Mira, simplemente con dar vacaciones me conformo :)

Ague dijo...

hola pri, tienes un premio esperándote en mi blog... pásate a recogerlo anda!! besicos.
Felicidades!!
www.unaenfermeraenlacocina.es

Conch dijo...

Qué me dices!? Tás loca, tía!

Voy a ver...

Antonio Rentero dijo...

De los pozos no nos debe/puede sacar nadie. Tenemos que salir nosotros. Si no terminaremos con un soga (*) o alguien más simple que el mecanismo de un cubo.

(*)
soga: expresión cariñosa utilizada por mi abuela (a mi me lo decía mucho) y que se refiere a la curiosa circunstancia en que el sujeto A se hace el sueco, el sujeto B sabe que se hace el sueco, el sujeto A sabe que el sujeto B sabe que se hace el sueco pero persiste en su actitud ya con descarado desenfado y hasta cómica complicidad. El sujeto B exclama "soga, que eres un soga". Ambos ríen, pero el sujeto A, pese a todo, no depone su actitud.

Antonio Rentero dijo...

Añado:

"emocionalmente disponible"

ese concepto...

Conch dijo...

¿Cuál de los dos sujetos entonces es el que está emocionalmente disponible? Porque eso hay que saberlo. (Me he perdido un poco, creo)

Yo la palabra soga la asocio a una medida algo deseperada para salir del pozo... O_o

Anónimo dijo...

Tengo esa misma sensación a mis treinta y tres también, pero aunque parezca que todos avance, seguro que nosotras también lo hacemos.

No es oro todo lo que reluce. Lo digo por nuestra imaginación con respecto a las vidas felices d elos demás.

Y el camino hasta que "eso que soñamos" llegue tenemos que disfrutarlo igualmente.

Un abrazo. Marisa

Conch dijo...

Meses después, a mis 34, ya ni me acordaba del pozo ;)

Un saludo!