lunes, 1 de agosto de 2011

Como, rezo, amo


No gustó la película, pero la novela autobiográfica “Eat, pray, love”, escrita por Elizabeth Gilbert, no tiene desperdicio bajo mi punto de vista. Estructurada y razonada de una manera tan genial y tan cercana, a mí me enganchó desde sus primeras páginas el verano pasado. Sentada en mi silla sobre la arena de la playa, devoraba el libro y me desconectaba de mi aburrida realidad, imaginándome mundos e historias en Italia, La India y Bali, que sabía además que eran ciertas. 

Quizá por eso en septiembre empecé mis clases de italiano en la EOI con tanto ímpetu, quizá por eso no esperé mucho para ver la película, y quizá por eso no me desagradó tanto como al resto del mundo, que a mí, aunque sólo sea por la fotografía, la peli me gustó. Y eso que yo, al saltarse grandes pasajes del libro y por ser Julia Roberts tan bella y tan odiosa, debería detestar la peli de principio a fin.

Mi plan era entonces irme a Italia este verano, para practicar lo aprendido durante el invierno. Vivir un mesecico en una casa en la Toscana hinchándome a hidratos de carbono, yendo a clases por la mañana, estando a mi bola por las tardes. Tal vez inspirada en la peli, no digo que no, pero con la excusa de celebrar mi aprobado en italiano, pasaría un verano idílico y distinto en definitiva.

Sin embargo, mi plan dio un vuelco de 180⁰ una buena mañana de febrero en la consulta del dentista. (Sí, sí, habéis leído bien). Hablando con él de cuándo sería nuestra próxima cita, me informó de que se iba a África a ayudar, currando de lo suyo, durante unas semanas. No era la primera vez que hacía algo similar, pero aun así me dejó impresionada. Y debió ser eso, y el efecto de la anestesia, que me hizo darle vueltas a esa conversación de camino a mi casa. De repente, La India pasó por mi mente.

La India, mi gran asignatura pendiente y paraíso soñado desde mi primer poppadom allá por el siglo pasado. Paraíso a la vez apartado al cajón de los sueños imposibles, pues pensaba que, sin nadie que quisiera acompañarme, jamás podría visitarla… Entonces, todas las piezas encajaron: Era la mejor, quizá la única, manera de irme a la India, a ayudar, que Italia podía esperar, y que ya he estado allí mil veces. Pasar un verano distinto, haciendo el bien, en un destino exótico y hacerlo ya. No dejarlo para “otro verano”, que si algo he aprendido este año es no dejar las cosas para un futuro que a lo mejor no existe. Y que en la playa tanto tiempo me aburro, ya el verano pasado estuve un mes y acabé para cortarme las venas. No quiero que otro agosto mi vida gire en torno a dudas existenciales sobre si hoy me tomo un quinto o una caña, o si esta noche saldremos por Campoamor o por Los Narejos, estando como está el mundo. En palabras de Gilbert, “quiero maravillarme ante algo” y preocuparme por cosas más importantes que la cantidad de ron que lleva mi granizado. Siendo soltera, sin compromisos ni cargas familiares, funcionaria y profesora, con mes y medio de vacaciones,  empecé a considerar este viaje una obligación moral y hasta una vergüenza que no se me hubiera ocurrido hacerlo antes. Como decía un reclamo para profesores en el Reino Unido: If you can, teach (si sabes, enseña) así que allá voy, a ayudar haciendo lo que sé hacer.

No busco que me cambie la vida, sobre todo yéndome sólo un mes, pero sí busco sentirme útil y amada, estar sola y desconectada, dedicarme tiempo a conocerme a mí misma mientras me pongo al servicio de otros, ponerme a prueba, y sobre todo, conocer otras realidades y otras personas. Son ganas de ver sus colores, oler sus aromas y escuchar su bullicio y su idioma. Por fin me voy a la India, por fin, y además de la mejor manera posible.

Gracias a todos los que me habéis animado y apoyado en mi decisión y os habéis interesado por mi viaje y sus preparativos durante todos estos meses. Nos vemos a la vuelta.

7 comentarios:

Anónimo dijo...

Come, reza y ama mucho, que a la vuelta tengas tantas cosas que contar, que no nos resistamos a imitarte el verano que viene. Besos
Noe y tal

Anónimo dijo...

No hace falta irse a la India a ayudar, en tu país o en tu misma ciudad puedes prestar la misma ayuda; ahora si lo que necesitas es una excusa para viajar no es necesario esa; otra cosa, somos muchos los funcionarios y profesores y no vamos dando el carnet de lo que somos a la mínima.
Saludos Concha.

sushi de anguila dijo...

Tenías que haber visto 'Una habitación con vistas', jajajaja...

Estupendo y muy sincero post... Noe tiene toda la razón. Aunque yo le cambio el orden vital al imperativo: ama, come y reza. Sé todo lo feliz que puedas y te dejen. Deseando que nos cuentes. Besos

Conch dijo...

Muchas gracias, Noe y sushi. Montones de besos para vosotros. Noe, buena cosa me has dicho, amiga y tal.

Para el que este interesado en ayudar, ya sea en su calle, en su barrio, por Espania, o no le importe cogerse un vuelo de mil horas para ir donde la gente no tiene una cama para dormir o una silla de ruedas para moverse, echadle un vistazo a www.hacesfalta.org

Este es mi blog, por lo tanto hablo de mi misma, mi carnet y mis cosas. Saludos desde la India.

Anónimo dijo...

Querida Conchita, si es que lo que buscas allí lo tienes aquí y en abundancia, y cada día más y en mayor cantidad. Ahórrate las mil horas de viaje e inviértelas en algo más útil; ahh, no te olvides la vanidad en la India.
Saludos.

Ague dijo...

Libre para elegir, libre para contar lo que quiera. El caso es ayudar, además, conocer otras culturas abre la mente y el corazón. En nuestro pais la educacion es obligatoria y gratuita, así que, por muy feo que se ponga el pais, no hace falta que los maestros se pongan a trabajar de forma altruista.Está bien salir fuera, donde las cosas están peor, y si además la experiencia te permite conocer mundo, mejor que mejor.
Yo Conch me alegro, por tí y por esos niños.
Los que la conocemos no nos ofendemos porque nos cuente sus méritos, porque LO SON, no está mal hablar de lo que has GANADO a base de trabajo y esfuerzo, si a alguien le molesta que deje de leer el blog.
Yo, querida primi, si estuviera en tus circunstancias, me iría como loca a poner tiritas, a la India, a Somalia o allá donde me necesitaran. Así que, como dice sushi, ama, reza y come y luego nos lo cuentas, con pelos y señales, que muchos estamos deseando escuchar-leer tus experiencias alli.

Un beso enorme bonica! muack!!!

Conch dijo...

Tú sí que eres estupenda, prima! Te veo prontísimo.