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Y una canción, de Feist... qué bonica, pijo.
Me recuerda a alguien...
Me encanta este anuncio, es unbelievable!
- Qué guapa te veo, prima, y qué morena! Te va todo genial, no?
- Buff, nena, genial, genial, sin un duro pero encantada de la vida. El moreno es porque estuve en Miami en Semana Santa...
- Qué bien estamos, eh? Es que es como mejor se está... sólo que yo tengo 2 hijos.
- Bueno, no te creas, que estoy pensándome congelarme unos óvulos... pa un futuro. O comprarme una china.
- Ay, qué dices! Si eres súper joven! Por cierto, me han dicho que se te está quedando el piso chulísimo...
- Sí, ha habido grandes adquisiciones en la última semana, entre ellas una tumbona pa mi balcón...
- Estás como mi hija (la de Tenerife) que se ha puesto en el jardín, entre dos árboles, una hamaca que se trajo de Indonesia. A ver qué se trae de la India...
- A ver cuándo haces el café de titas...
- Yo no puedo, me voy a Capadocia el finde que viene.
- Pues yo al siguiente estoy de crucero por el Danubio...
¡Qué diferencia de familia!
Era enorme, como un dragón, y tan fascinante! A mí, que soy un poco cagueta con los bichos y que no hay animal que odie más que las ranas y todo lo que se le parezca... estaba encantada! De hecho, esa foto es mía!
Lo siguiente fue el parque de las mariposas...
Después, leer todos esos carteles explicativos y, como era de esperar, había uno sobre las iguanas de Bahía Honda. Sin embargo, cuál fue mi sorpresa cuando leí que no eran oriundas de allí sino de México! El cartelico explicaba que todas ellas provenían de una moda que hubo de comprarse iguanas como mascotas por lo chulas que son pero que, una vez los propietarios se daban cuenta de que la realidad era otra, que la vida cotidiana con ella no era tan guay, que un bicho así tiene sus cuidados especiales (o no tanto a lo mejor), que ocupa un espacio, que crece, que tiene que comer, que es una criatura que en el fondo es un porculo... Entonces la abandonaban en Bahía Honda, donde el clima es parecido al de México y por lo tanto puede sobrevivir... cargándose el hábitat del cayo y jodiendo la marrana según exponía el cartelico...
Horas después todavía le daba vueltas a la historia de la iguana. La vi ahí tan a gusto, tan en su hábitat... cuando en realidad estaba ahí por abandono. Pobretica. La gente debería controlar mejor sus impulsos y pensar en las consecuencias antes de meter en su casa a cualquier bicho... por muy guay que parezca.
El paralelismo es claro. La teoría de la Iguana queda expuesta.
Entramos tarde, que se estaba muy bien en La Corra, hinchándonos a cañas y calentando motores, hablando con gente venida de toda España que te aseguraba que el concierto de The Prodigy sería el mejor de nuestras vidas.
Las primeras que vimos, por capricho mío, las Those Dancing Days. Unas suecas más bonicas... sacadas del mismo molde que la Pippi Langstrumpf. Mucho tío vi por allí disfrutando más de los mini shorts que llevaba la cabrona de la cantante que de las canciones tan happy clappy. Os pongo algunas: Home Sweet Home, Run Run y mi favorita: Hitten, por lo pegadiza y por la pedazo letraca que tiene. Estuvieron marchosísimas, la única mini decepción, si eso: que la cantante llevara el pelo recogido, jaja.
Corriendo, corriendo y sin poder verlas terminar fuimos a coger sitio para ver a la que fue la gran sorpresa de este festival: Duffy
Duffy aparece en la oscuridad cantando Rockferry y a mí me da la impresión de que la Fica se silencia... o yo quedo himnotizada por la galesa esta que, sin esperarlo, ha alcanzado el nivel de diva del soul. Otra que lleva unos shorts que a cualquiera de nosotras nos hubieran hecho una desgraciada, y su pelo rubio cardado. Su único movimiento es un sutil chasquido a modo de diapasón, lo demás sale de su garganta. El cámara se centra en sus piernas, que ni en las canciones más marchosas (Rain on your parade, por ejemplo) hace la tía el mínimo movimiento medio atrevido de baile. La Duffy ésta es más pasota que la vida. Pero bueno, ya estábamos ahí nosotros pa desgañitarnos y bailar desenfrenadamente por ella.
En el periódico la pusieron verde y muchos asistentes al festival también, que si no pegaba y tal, que es más carne de auditorio y que vaya una petarda. A mí me encantó y lo digo como lo siento, supongo que me gusta su música y no veo más allá, no sé. Y que venga otra vez, pijo, a volver a tocarme la fibrica con Warwick Avenue (snif!) y I'm scared, pedazo temazo.
Tras ella, sólo quedó lo que yo entiendo como la esencia de los festivales de este tipo (os habla la experta) que es disfrutar de los amigos, de una copica, de algo de comida rara, de hacer un poquillo de people watching y echarle el ojo a alguno que otro que esté medio aseado... mientras vas de un escenario a otro, te cruzas con media Murcia teniendo como fondo la mayor variedad de música en directo que se puede juntar en una noche.