Nada más arrancar el coche
sonaban los primeros acordes de Are you gonna be my girl (Vas a ser mi chica)
de Jet. Subidón de energía y buen rollo, ideal para salir de Madrid rumbo a
Murcia esa mañana tan fría de casi enero. Volvía a casa después de pasar la
Navidad con la familia, tras mucha tranquilidad, mucho ocio y descanso, cosa
que, todo sea dicho, ya empezaba a ponerme un poco de los nervios. El cuerpo me
pedía pasar a la acción sin esperarme al 8 de enero, empezar el año con fuerza
y, como siempre, con esa santa manía que tengo en fijarme en las letras de las
canciones, esta vez sentía que el 2013, que estaba a punto de comenzar, me
preguntaba, casi retándome, si voy a ser esa chica estupenda de la canción.
Para cuando atravesaba la Mancha entre
molinos de viento, iba planificando el año, ordenando mis pensamientos,
revisando mis propósitos y preparándome mentalmente para cumplirlos. A estas
alturas de enero ya habréis oído o leído, como yo, más de una estadística sobre
las promesas de año nuevo. En particular, lo sorprendentemente popular que es
esto de hacerse propósitos, y el no tan sorprendente número de gente que no es
capaz de mantenerlos más de un par de semanas o meses. Según todos los estudios,
este dato tan descorazonador es cierto sea cual sea el tipo de auto-mejoras que
nos hemos propuesto, ya sean relacionadas con la salud o con el dinero. Sin
embargo, hace unos meses encontré la motivación para no claudicar en mi deseo de
convertirme en el “Cuerpazo 2013” (cada una se propone lo que quiere, ¿vale?)
con otro estudio sobre dietas, que ofrecía algunas pistas sobre cómo podemos
alterar nuestro comportamiento alimenticio de forma permanente y, ya de paso,
pensé, cumplir el resto de nuestros propósitos. Mucho se ha escrito sobre los
trucos para no abandonar, como ponerlo por escrito o buscarte un compi con el
mismo propósito. Todo esto está muy guay, pero lo que implica, básicamente, es
tirar de fuerza de voluntad, algo que nos flaquea de una manera escandalosa a
algunas. De este modo, este estudio de las dietas decía que, para cambiar
hábitos, lo mejor era algo tan sencillo como practicar antes. Así, corriendo el
tupido velo del vergonzoso e inservible (o no) día 1 de enero tirada en el
sofá, para cuando empecé a escribir las páginas del año el día 2, mi prólogo ya
estaba escrito.
Que levante la mano quien se
propuso ir al gimnasio y todavía no se ha personado por ahí. Dentro de mi
operación “Cuerpazo 2013”, yo el gym lo pagué hasta junio antes de las
navidades. Así, dispuesta a quemar los polvorones y el cava, la vuelta no me
supuso un gran esfuerzo. Además, no me esperé a los Reyes ni a las rebajas y le
pedí a Papá Noel unas zapatillas nuevas para salir a correr que, por supuesto,
ya he estrenado.
En cuanto al resto de propósitos,
la cosa se centra, así en general, en no dar puntada sin hilo, ni tirarme a la
piscina sin agua. Ser radical en cuanto a los tontos del pijo, basándome en el
consejo del padre de mi amiga V, que dice algo así como: “¿Ahora sí, ahora no?
Ahora que te vayan dando”. Ella misma lo formula muy bien: “No nos
conformaremos con migajas de afecto”, y yo creo que, tras haber estado todo el
otoño practicando, este 2013 me va a ir mucho mejor. Descartarlos directamente
si no me contestan a un mensaje, o eliminarlos del facebook si sus lisonjas se
reducen a darle a “me gusta” a todo lo que publique. Este año el que quiera
mejillones que se moje el culo, que yo paso.
Por último, he decidido que en el
2013 sólo voy a salir por los bares que realmente me molan. Ya he descubierto
un par en los que, además de poner la música que me gusta, no me hacen gritar
por dentro al mirar a mi alrededor. La
oveja negra es uno de ellos donde, además, para mi desdicha, hacen unos
mojitos de escándalo. Estando allí la otra noche sonó la canción de Jet. Una
semana después, a la pregunta que me hacía cuando salía de Madrid, pude
contestar alto y claro: “Sí, este año, definitivamente, voy a ser tu chica”.
4 comentarios:
Hola! ¿oiga y si no te da el tlf también se le da puerta?
¡Todo propósitos, espero que al final de año sean hechos palpables!!. Hablo por mí, y suerte con los tuyos.Si, la voluntad es indispensable...
Dayer, corazón, no es lo mismo! Algunas no le damos el móvil al primero que nos lo pide. Sobre todo porque muchas veces es PA NA. Sigue insistiendo, la constancia nos mola. Yo tardé una vez 9 meses en darle el móvil a un tío...
Cuaren, mucho ánimo! Yo la parte del gym la llevo bien, pero estoy pasando un hambreee...!!!
¡Ajá! Que insistamos nosotros mientras vosotras pasáis, jajaja. Pido números cuando otras vías de comunicación son escasas o ni las hay. De hecho hasta tengo alguna buena amistad sin número. Pero gracias a las tácticas de acoso y derribo de muchos luego los que nos gusta conocer gente sin haber trazado planes ni objetivos pagamos las consecuencias. C'est la vie! :-) Un saludo.
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