“Yo es que hoy tengo un aperitivo tuitero”, les decía ayer, volviendo de Lorca, a mis compañeras de curro y coche, intentando no provocar con ello un accidente de tráfico. Y es que era el segundo frikievento al que acudía en menos de una semana.
Soy muy friki, lo sé y a mucha honra, pero no me miréis como si fuera un bicho raro, haced el favor. A día de hoy, un friki ya no es sólo aquel person de gafapasta interesado en el manga y la ciencia ficción, sino que es, según la wikipedia, aquel individuo que se muestra inusualmente interesado u obsesionado por un tema particular. Lo que se llama ser muy fan de algo. Yo soy fan de twitter y los blogs, entre otras muchas cosas, como podría serlo del fútbol, de la comida mexicana o de hacer macramé. Todos somos frikis y hacemos frikadas y a quien me lo niegue le recordaré aquella vez que salió con sus amigos del gimnasio o montó una cena japonesa en su casa. Mala suerte del que no sea friki en nada, por otra parte.
El #aperitivotuitero fue uno de los mejores frikieventos en lo que va de año. Promovido en Twitter por @gabinavarros, reunió a un grupo muy apañao de murcianos a tomar unas cañas, unas tapas y un arroz en la cervecería Almudí, cerca de Verónicas. Para que luego digan que los internautas no tenemos vida social real, que el objetivo del evento era, además de pasar un buen rato, el de, en palabras tuiteras, desvirtualizarse, conocerse en carne y hueso. Yo, sin embargo, ya conocía a buena parte de ellos, que estaba allí mi compi de página @yayodelgado y alguna que otra amiga de la noche murciana. Con lo cual, la parte de las presentaciones no fue tan friki como suele ser en estos casos: “Hola, soy @bitterconch, ¿eres follower mío?”. Sí lo fue, sin embargo, nuestra conversación sobre los following y la relación con los followers, nuestra pasión por los hashtags, los trending topics, las #twitterbroncas, a quién hemos bloqueado, retuiteado o hecho un unfollow, o a quién le haríamos un #FF en ese mismo instante, que todo suena fantástico cuando hablas de twitter.
Aun así, el frikievento más friki al que yo he asistido en mi vida, sin contar alguna que otra a cita a ciegas y un par de bodas, fue la cena bloguera de hace dos viernes, organizada por mi adorado Antonio Rentero, el superbloguero de guardia, de los que ya pocos quedan. Fue con menú en el Bambino donde nos reunimos unas 30 personas, muchas desconocidas para mí, a hablar de algo que ya empieza a sonar vintage. Que los blogs, con esto del facebook, se dejaron un poco de lado, algunos incluso se abandonaron. “Los blogs están muertos”, oí decir allí, para dolor de mi corazón.
Y es que facebook es el nuevo gran blog. El patio de vecinas y lugar de reunión de todo lo habido y por haber: lo normal, lo friki y lo superfriki. Desde tu prima de Huelva hasta aquellos que organizan recitales de poesía clandestina. Sin embargo, Facebook en sí, como frikada, no vale nada, que nadie queda con sus amigos de facebook para hablar de facebook y ya hasta se ha acuñado la frase “vales menos que un amigo de facebook”, y eso a mí me dio mucho que pensar que, como decimos los blogueros, daría para un post.
Ahora que lo miro con cierta distancia y comparando los dos frikieventos, observo diferencias en el grado de frikismo. Que los blogueros son sutilmente de otra pasta, diversos, pero a la misma vez cortados por el mismo patrón friki. Grandes conversadores sobre el tema que les eches, grandes amantes del arte en sus mil formas y grandes nostálgicos al fin y al cabo. Los twiteros son más ansiosos, más espontáneos, más despreocupados, más rápidos y más amigos de la risa fácil. Una generación concreta, clara, y que es la mía.
Yo soy twittera y bloguera, ¿qué tipo de friki eres tú? ¿Quieres ser mi follower?